JORGE OCTAVIO VARGAS SANDOVAL
Tlacoachistlahuaca, 25 de marzo. La madrugada de ayer efectivos del Ejército catearon sin permiso tres propiedades, presuntamente en busca de armamento y droga, y en una de ellas respondieron a un disparo de advertencia y mataron a un vaquero indígena
En el rancho El Zapote, un vaquero despertó al percatarse de la presencia de extraños en el lugar, por lo que disparó un rifle calibre .22, para tratar de ahuyentarlos, entonces los soldados le dispararon a Víctor Cirilo Felícitos, quien murió dentro de uno de los cuartos del rancho, ubicado sobre un camino de terracería, cerca del arroyo de Tlacoachistlahuaca.
La víctima era un indígena na savi originario de Zacualpan, municipio de Ometepec, tenía 32 años de edad y ya tenía tiempo trabajando en El Zapote , cuidando ganado y ordeñando vacas. La vecina del lugar Gabriel Cepeda López explicó que Cirilo estaba imposibilitado de uno de sus ojos, y tenía problemas de audición. Cuando le dispararon también se encontraban dentro del cuarto la trabajadora Estela Coronado Sandoval, con sus tres hijos, menores de edad, quienes se refugiaron debajo de una cama.
La mujer es esposa de otro de los vaqueros, que pudo escapar cuando irrumpieron los militares. Versiones oficiales indican que cerca del cadáver de Cirilo se encontraron además del rifle calibre .22 marca Ruger, matrícula 236-55224, una escopeta calibre 16 marca Stevens, sin matrícula visible. Ambas armas están registradas.
Las instalaciones, bodegas corrales y casas del rancho estaban desordenadas, con objetos tirados en el suelo y algunos daños, después de que fueron revisadas por los soldados, adscritos al batallón 48 de infantería, con sede en Cruz Grande. Los militares utilizaron un marro y una barreta para romper cadenas y candados y entrar a los lugares, pero no encontraron nada ilegal. Todas las propiedades pertenecen a miembros de la familia Carrillo Salmerón.
Elfega Carrillo Salmerón cuestionó: “Ellos (los soldads) lo mataron, ¿por qué?, ¿cuál fue el motivo?, ¿por qué lo mataron?”.
Carrillo Salmerón indicó que los militares no mostraron la orden de cateo, “son peores que delincuentes, se presentan de noche, se deberían presentar de día, también que piensen que tenemos niños, y que se asustan, cuando llegan de noche, allá en el rancho donde estaba el muchacho que mataron”.
Y añadió “son dos los vaqueros que cuidan el ganado porque tienen ganado mis hermanos, se han dedicado a la ganadería, al igual que yo y mi esposo que es maestro pero tenemos ganado, vacas, chivos y marranos, para vivir más o menos”.
Los soldados, comandados por el coronel Maximino Reyes Martínez, rodearon el rancho El Zapote, e impidieron hacer su trabajo a los reporteros, que no podían acercarse a menos de 50 metros del acceso principal del rancho. Ordenaron que no se tomaran fotografías.
Una hora después un soldado dijo a los reporteros que los dejarían pasar a tomar fotografías en cuanto llegara el agente del Ministerio Público, pero cuando eso ocurrió siguieron obstruyendo la labor de los corresponsales. Al final, el mismo militar (que cubría su rostro con un pasamontañas) espetó: “para qué se asolean, de todas maneras ustedes saben que no los van a dejar pasar, son órdenes”.
Fuente: La Jornada de Guerrero
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