A Roberto Bravo Garzón y fundadores de la Facultad de Economía de la UV
Y en el libro sagrado, se dijo: “a quien tiene mucho se le dará más y al que tiene poco se le quitara lo poco que tenga”.
Muchos siglos después, Carlos Marx y otros escudriñaron y explicaron el sistema capitalista, calentando en su contra los ánimos de los trabajadores. Ya en el siglo XX Gunnar Myrdal, un economista sueco pero no frío, en sus delirios de justicia utópica, cambió las palabras, pero en esencia dijo lo mismo: “En el futuro, la brecha se ampliará, los pobres serán más pobres y los ricos más ricos”. A esto, los comunicadores que aprovechan todo mensaje, lo bautizaron como círculo vicioso de la pobreza.
Desde entonces, entre otras, tres cosas han sucedido: primero, estadística y materialmente se ha comprobado la profecía: la mayor abundancia que hay es de pobres.
Segundo, la mayor parte de los economistas continuamos enredados en círculos de pobreza, es decir, frente a este ancestral problema sólo tenemos la solución del queso oaxaqueño: nos hacemos bolas. Aunque hay quienes sospechamos que, simplemente, nos hacemos...
Y tercero, en lo político se pasa a una especie de humor negro, y se pone a prueba la validez del nuevo marxismo, el de Groucho Marx, quien estableció que: “la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después un remedio equivocado”.
No falta quien asegura que enfrentar y resolver el problema, requeriría clasificar y concretar, a la mayoría de nuestros políticos, en los programas de pobreza política; o son ágrafos, o son aléctos, o son alalios, o son atemporales, o son todo junto a la vez. Algunos incluso son cómplices y hasta delincuentes.
Este nuevo siglo XXI, como es normal, demuestra que la realidad es otra, tanto en lo económico, lo social y lo político. Los mexicanos lo sabemos o lo sentimos. Identificamos y reconocemos la necesidad de actualizarnos y valoramos las nuevas ideas; pero, como siempre, nos quedamos con las viejas. Así, vemos cómo se pasa del jurásico al cretácico. Sobrevive gran parte del gatopardismo dinosáurico y se cambia para que todo siga igual, o peor. Ahora abundan jóvenes políticos precoces, algunos voraces bebesaurios, no comienzan y ya son jóvenes de la tercera edad. Contra la lógica, en tierra de ciegos... el más ciego es rey.
En fin, empecemos por lo evidente: realidad mata discurso. La pobreza crece y se fortalece, casi desde siempre, desde que el hombre es el lobo del hombre.
De una y muchas formas ha sido predicha, padecida y estudiada; a veces reducida pero no eliminada. Es más, también como siempre, en no pocas ocasiones es aprovechada por líderes y políticos que la ignoran o la fomentan.
Y ahí van, por los siglos de los siglos, incrementándose y reproduciéndose en círculos viciosos de miseria, marginación y pobreza, mientras los sistemas gubernamentales (incluyendo el educativo) con sus limitaciones e insuficiencias garantizan y facilitan la desigualdad creciente, al impulsar o consentir ignorancia, estulticia e irresponsabilidad; al apoyar o fomentar la impunidad, los privilegios y la concentración excesiva del ingreso y la riqueza. Sabiduría popular, “del mal de muchos, consuelo de tontos”. Ante esta inocultable realidad, la pregunta es obligada: ¿Qué hacemos los unos y los otros por todos nosotros?
En términos generales, en Veracruz, en los últimos años nacen, en promedio, cerca de 128 mil personas y mueren alrededor de 42 mil; en cambio, la población en 2005 fue de casi 7.1 millones y para 2010 se estima en poco más de 7.3 millones. Nacimientos a la baja, defunciones a la alza. Crecimiento menor, migración mayor.
Estos simples hechos originan una reflexión repetida y sostenida casi como oración: ¿Por qué se van los nuestros? ¿A dónde se encuentran los ausentes? ¿Dónde está la prosperidad?
En este tipo de modelo económico, si la pobreza es un resultado esperado y hasta fomentado en tiempos “normales”; en tiempo de crisis, de recesión, es casi una consecuencia obligada. Es y será todavía mayor si dicha crisis se caracteriza por su intensidad, profundidad y cobertura. La actual, en su carácter mundial ha trastocado a todas las economías y, en particular, a la economía mexicana cuya contracción en 2009 fue una de las mayores del mundo. Todavía para agosto de 2010 los efectos negativos continúan y se hacen sentir en muchos lugares del estado, del país y del mundo. Insensibles quienes nieguen la afectación y sus consecuencias; irresponsables quienes pretenden hacer creer que todo está bien, que no pasa nada y que se vive en una isla de la fantasía.
Recientemente el Secretario de Hacienda, declaró que “en la última medición que se tiene del Consejo Nacional de Evaluación de la Política Pública de Desarrollo Social (Coneval), sobre la crisis del año pasado, se tenía una medición parcial de tres partes de la crisis, con un incremento de 5 millones 800 mil, es decir, casi 6 millones de mexicanos habían caído en condiciones de pobreza en la crisis, la pobreza se incrementó, pero fue la mitad de la pobreza que creció en 1995; en la cual, 15 millones de mexicanos se incorporaron a la pobreza”. (El Universal, 22-07-10).
Antes de la última crisis, en 2005 la pobreza en Veracruz era de un millón 990mil 503 en pobreza alimentaria y 2 millones 581 mil 256 de capacidades; y 4 millones 216 mil 24 de patrimonial. Para 2006, organismos como el Coneval estimaban un millón 465 mil 84; 2 millones 16 mil 471 y 3 millones 662 mil 332 respectivamente. Pero como consecuencia de la crisis de 2009, es obligado preguntar. ¿Cuántos de los nuevos pobres corresponden a Veracruz? Por ahora, basta decir que la pobreza crece. Más adelante, se presentan algunas estimaciones para 2010.
De cualquier forma ahí están y siguen pendientes de atender, en la teoría y en la práctica de las relaciones sociales, viejos y nuevos reclamos.
A propósito, sería oportuno y apropiado analizar y evaluar el Plan Veracruzano de Desarrollo 2005-2010. Relacionado con éste y otros temas, tener presente que en su formulación se consideraron 10 criterios básicos, que sustentan a objetivos, estrategias y acciones específicas. De ellos, por ejemplo, el segundo corresponde a:
“Combate a la pobreza, la marginación y la discriminación de todo tipo, como base del impulso al bienestar social y al mejoramiento del nivel de vida de la población” (página 7).
Además en la descripción de las debilidades y fortalezas del estado de Veracruz, para 2005, dicho Plan… también consigna que: “Veracruz está situado en los últimos lugares de los principales indicadores de desarrollo y bienestar. Los más dolorosos se refieren a las condiciones en que vive un elevado porcentaje de los veracruzanos: desnutrición aguda en muchos municipios, analfabetismo, falta de servicios públicos básicos, viviendas sin condiciones mínimas de higiene, aislamiento, desempleo elevado —especialmente en el campo—, y un gran sector de la población con remuneraciones muy bajas, lo que se traduce en que cientos de miles de familias tienen ingresos por debajo de los mínimos requeridos para satisfacer sus necesidades fundamentales.
En pocas palabras, en Veracruz están presentes los factores que hacen posible y amplían el círculo vicioso de la pobreza, incluso de la extrema; es decir, la vida social, económica, política y cultural del Estado está excluyendo de sus beneficios a la mayoría de sus habitantes. Pero esa situación es aún más grave, ya que diversos indicadores permiten sostener la hipótesis de que la marginación, en vez de reducirse, podría estar aumentando. La Secretaría de Desarrollo Social atenderá en 2005 a más de 600 mil familias en el programa Oportunidades, y tiene identificadas 22 microrregiones de pobreza extrema, conformadas por 147 de los 212 municipios, 49 de los cuales están clasificados como de muy alta marginación y 98 de marginación alta. Así, la primera debilidad —una de las más grandes del Estado— es que 68 por ciento de los veracruzanos, además de estar excluidos del bienestar, enfrentan condiciones adversas que les impiden aportar sus capacidades y potencialidades al desarrollo de la entidad” (páginas 13 y 14).
“La situación de pobreza y marginación, de inequidad y desventaja, se agrava en las regiones rurales con alta concentración de población indígena. Últimamente también ha aumentado en áreas suburbanas” (página 18).
“El problema más grave de la entidad es, sin duda, la extendida y arraigada marginación en que vive la mayoría de los veracruzanos y la limitada capacidad mostrada, hasta ahora, por gobierno y sociedad para frenar y revertir esa realidad. Avanzar en la construcción de una sociedad más justa y equitativa, disminuyendo la marginación en que vive la mayoría de la población, es una tarea en extremo compleja. Aumentar los niveles de bienestar supone, entre otras cosas, reactivar la economía para generar los empleos que mejoren el ingreso de las familias y, para ello, es indispensable que las empresas veracruzanas sean productivas y puedan comercializar sus productos; también implica crear nuevas empresas, lo que a su vez requiere de condiciones favorables para los inversionistas del estado, de otras entidades de la República y del extranjero” (página 23).
Planeación sin evaluación es simulación. ¿Que tanto se avanzó o retrocedió? Preciso identificar causas y consecuencias.
En fin, las interrogantes persisten y la agenda de trabajo aumenta en todo México. ¿Qué efectos ha causado (y causa) la reciente crisis mundial, en el nivel de vida y bienestar de la población? ¿Qué tanto se debe a causas externas, como a la ausencia de respuestas internas a la lentitud en reformas jurídicas y a la falta de fortalecimiento institucional? ¿Cuáles son los alcances de la negligencia, la irresponsabilidad y la delincuencia gubernamental? ¿Qué tantos daños y sacrificios facilita y causa el centralismo hacendario y político, la falta de evaluación de las políticas públicas y el crecimiento de la impunidad?
Lo cierto es que, aquí y en muchos países, en una simplificación extrema se puede confirmar que el combate a la pobreza actualmente enfrenta, cuando menos, tres desafíos; y que uno de ellos provoca, un conocido analgésico o falsa solución.
El primer desafío está vinculado con el conocimiento, con su formación, expansión y distribución social, así como con su aprovechamiento individual y colectivo; incluye desde luego, el compromiso social del intelectual. En general, se relaciona con el desarrollo de las ciencias sociales y, concretamente, con la pertinencia y utilidad de la ciencia económica.
Ese mismo desarrollo reciente de las Ciencias Sociales en general, y de la Economía en particular, salvo excepciones, ha dejado de poner énfasis en las causas y consecuencias del proceso de acumulación de riqueza, que es inherente a los sistemas de producción capitalistas y ha generado un insuficiente, superficial y distorsionado conocimiento social.
Una buena parte del ensanchamiento de la brecha existente entre pobres y ricos se explica por la tendencia natural a la desigualdad, que está presente en toda economía de mercado y que favorece la presencia y expansión de monopolios. De ahí que, aquí y en China, no hay de que extrañarse si el modelo económico sigue siendo empobrecedor.
Un vistazo a la desigualdad en Veracruz puede ser ilustrativo. Entre los años de 2000 y 2005, resultado de las ampliaciones de la encuesta Ingreso Gasto de Inegi, financiadas por el gobierno del estado, se encontró que el coeficiente de Gini –CG, la medida clásica de la desigualdad en la distribución del ingreso– pasó de 0.427 a 0.461. Esto significa que en ese lapso la concentración del ingreso en Veracruz aumentó, lo que permitiría adelantar que la crisis de 2009 seguramente se acentuará la desigualdad.
Según los resultados de la medición multidimensional de la pobreza, el coeficiente de Gini, en 2008 alcanzó el valor de 0.495, lo que muestra una alta concentración. ¿Aumenta la desigualdad en Veracruz?
Desde otro punto de vista, apoyados en otra metodología, el Coneval encuentra que en el ámbito nacional, el coeficiente de Gini para el año 2000 fue de 0.5458, en el año 2005 fue de 0.5006, en 2008 fue 0.506; y en este mismo periodo, para Veracruz fue de 0.5584 de 0.5136 y de 0.495, respectivamente.
Si los hogares de Veracruz se dividen en dos grupos de igual magnitud, en el año 2000 la mitad inferior de la distribución del ingreso recibió apenas 21 por ciento del total de la riqueza, en tanto que la mitad superior acaparó 79 por ciento de ella. Para el año 2006 esos porcentajes fueron de 20.6 y 79.4%, respectivamente.
En teoría y práctica se ha demostrado que en una economía de mercado, es natural la tendencia hacia la concentración, pues la competencia premia a individuos y organizaciones más “productivas”. Dicha tendencia puede ser más y más marcada, diríase que hasta extrema y depredadora, si el arreglo institucional, si quienes están a cargo del gobierno conceden privilegios, favores y apoyos a unos cuantos, en sacrificio y detrimento de las mayorías.
Más transparencia y, sobre todo, evaluación objetiva y oportuna exige la asignación de recursos públicos destinados a la promoción económica, que no ofrece los resultados anunciados ni esperados. Por ejemplo, en Veracruz a través de Nafinsa, para 2010 se destinan casi 10 mil millones de pesos a poco más de 170 mil beneficiarios. ¿Cuáles, cuanto y a quienes? ¿En qué actividades se tiene éxito y en cuáles no? ¿Quiénes se benefician de las pérdidas y los fracasos? ¿Hay crecimiento industrial y empresarial?
De cualquier forma, no está por demás reiterar que es necesario retomar y profundizar el análisis de los mecanismos que conducen a la excesiva e improductiva acumulación, y así poder diseñar y poner en práctica medidas y acciones, políticas y programas públicos que lleguen al origen y afecten las causas.
Ante este tipo de problemática lo más recomendable es empezar por identificar y comprobar el tipo de generación del conocimiento producido en las ciencias sociales, en las últimas décadas; en particular, en la economía, respecto al papel de los gobiernos frente a las crisis y sus recesiones; a su participación en los reiterados y conocidos procesos de empobrecimiento y marginación; a la cuestionada y frecuentemente condenada desatención y destrucción del medio ambiente; y, en general, a la forma de funcionar de los órdenes de gobierno, sus instituciones y responsables.
Por otro lado, identifíquense también la magnitud del compromiso y la responsabilidad social de la intelectualidad, en términos de las principales contribuciones teóricas, educativas, de capacitación y persuasión, para mejorar y facilitar los sistemas orientados a garantizar, facilitar y reproducir el enriquecimiento, incluso desmedido (legal e ilegal) de una minoría. Las preguntas y los cuestionamientos siguen ahí. ¿Qué vinculaciones y complicaciones han significado en economía, sociología, derecho, psicología y otras ciencias sociales?
Lo cierto es que poco se hace, pocos enfrentan estos retos y menos aún ofrecen respuestas.
El segundo desafío está determinado por la responsabilidad y la eficacia gubernamental; el cumplimiento del orden legal, el pertinente y adecuado uso de atribuciones, así como la eficiencia y optimización de los recursos públicos y el patrimonio ambiental. Responsabilidad gubernamental caracterizada también por los alcances y limitaciones, aciertos y desviaciones de las políticas, programas y acciones del gobierno, entendido éste, en su conjunto, en el de los tres órdenes: federal, estatal y municipal.
La cuestión del buen gobierno puede ser abordada de muchas formas, tanto desde la perspectiva del conocimiento como del ejercicio de los derechos y libertades ciudadanas; y está relacionado con la eficacia y la incapacidad no sólo de estructuras y funciones, sino también de las instituciones y personas responsables, así como de estudiosos que clarifiquen y expliquen los procesos y resultados propios de estos aspectos.
No se trata de reflexionar sólo sobre la teoría, la historia o la filosofía de los derechos y obligaciones de gobernantes y gobernados; la cuestión central es evaluar, para apoyar o remover, reconocer o sancionar a gobernantes, funcionarios o trabajadores públicos.
De lo que se trata en el desafío del buen gobierno, para empezar, simple y sencillamente es precisar e identificar el cumplimiento de obligaciones y responsabilidades, así como del ejercicio puntual de libertades y derechos. Se trata de responsabilidad individual y colectiva. Esto es de seguimiento y control, ciudadano; y de fiscalización y evaluación social. Qué tanto se avanza, retrocede o estanca; cuáles son errores y cuáles aciertos. Experiencias y conocimientos registrados, indispensables para consolidar logros, corregir deficiencias y evitar fracasos. Identificar a los malos y a los peores gobernantes para distinguirlos de los responsables y eficientes. Gobernar al gobierno es un derecho y una obligación ciudadana. Se trata concretamente de saber paso a paso, como se deben estructurar, aplicar, evaluar y ajustar políticas y programas de forma económica y generación de empleos, que resulten exitosos, con buenos resultados que justifiquen esfuerzos, costos y sacrificios en el combate permanente a la pobreza y marginación.
En 2008, el PIB de Veracruz fue de casi 542 mil millones de pesos, equivalente a 4.6 por ciento del nacional, lo que la ubica como la sexta economía del país.
El PIB per cápita en 2008 fue de poco más de 74 mil pesos, inferior al del país que fue de casi 110 mil pesos. En comparación con las otras entidades, el PIB por persona en Veracruz ocupa la posición 22.
En 2008 el crecimiento fue de -0.7 por ciento cuando la economía nacional aumentó 1.5 por ciento. Se debe tener presente que los efectos negativos más severos de la crisis económica global se materializarían hasta 2009 y aún después. Al respecto, el grupo financiero Banamex calcula que el PIB estatal disminuyó -2.1 por ciento en 2009, una caída menor que la registrada en el ámbito nacional que fue de -6.5 por ciento.
Problema importante de nuestro país, como de muchos otros es que no sólo no hay buenas y suficientes políticas públicas de crecimiento sustentable, generación de empleo, medio ambiente, seguridad pública, administración de justicia, y bienestar social, tampoco las hay redistributivas. En la actualidad, se prueba y comprueba que en su mayoría, son limitadas e insuficientes, o bien producen justamente el efecto contrario, pues están diseñadas preferentemente para no afectar ni corregir, sino para conservar, favorecer y acentuar los efectos negativos de una economía de libre mercado. Vieja enseñanza no aprendida ni puesta en práctica, los hechos demuestran que la intervención y regulación gubernamental se vuelve indispensable, fundamental para evitar injusticias extremas y asegurar el tipo de crecimiento, que se proponga impulsar el bienestar individual y colectivo. ¿En dónde está el gobierno?
En general, la falta de competitividad de la economía mexicana es un factor estructural que deteriora la eficiencia y la productividad, limita el crecimiento económico y el bienestar social, haciendo insuficiente la producción y la generación de empleos. Diversos mercados presentan alta concentración y practicas monopólicas que no se corrigen ni sancionan. ¿Por cierto y la anunciada reforma antimonopolios?
En 2009 México ocupó el lugar 60 en el índice de competitividad (Foro Económico Mundial), caracterizándose además porque 30 por ciento de los gastos de los hogares se hace en mercados con problemas de competencia y los consumidores gastan 40 por ciento más que si hubiera competencia; situación que se agrava para los más pobres (Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (Inegi).
Como el país, Veracruz también tiene serios problemas de competitividad, se deben actualizar las políticas económicas, considerando que ya no es predominantemente un estado agropecuario, sino dedicado principalmente a las actividades terciarias como servicios, comercio y gobierno principalmente. En general, en el periodo de 2005 a 2010, este sector ha concentrado el mayor porcentaje de población ocupada. Además, se debe mencionar que la actividad informal constituye parte importante de la economía, ya que ha oscilado entre 25 y 27 por ciento, durante los últimos años.
En este contexto, para empezar, es preciso tener presente que queda mucho por hacer para elevar y mejorar los niveles educativos y de capacitación, así como el acceso a buenos servicios de salud, tanto en cobertura como en calidad.
Se observa también que la población económicamente activa que intenta emigrar se ha reducido de 2005 a 2010, lo cual se debe a disminución en crecimiento y a que el mercado laboral se ha contraído en el país vecino, ya que cada vez existen más barreras, para la movilidad demográfica, impuestas en la frontera con Estados Unidos. Consecuentemente disminuyen las remesas recibidas, lo que empobrece a miles de familias que dependen de ellos. La presión para generar crecimiento y empleo es mayor.
Las remesas para Veracruz, en 2009, llegaron a casi mil 300 millones de dólares, casi 3.5 millones de dólares diarios en promedio; llegan a alcanzar en 2007, más de 5 millones diarios. De este tamaño es la importancia del programa de los pobres que se van y ayudan a los que se quedan.
La distribución de la población ocupada por nivel de ingreso, es uno de los aspectos que más claramente muestra los alcances de la pobreza en la entidad.
Al primer trimestre de 2010 la población ocupada en Veracruz fue de de casi 2.9 millones de personas, de las cuales más de 263 mil (9.2 por ciento) no recibían ingresos, posiblemente trabajaban en negocios familiares sin recibir remuneración; más de 452 mil (15.8 por ciento) recibían remuneraciones de hasta un salario mínimo; y casi 811 mil (28.3 por ciento) percibían entre uno y hasta dos salarios mínimos. Lo anterior significa que más de la mitad de la población ocupada (53.3 por ciento) percibía como máximo dos salarios mínimos, aunque en parte, algunos no recibían remuneraciones, a pesar de estar ocupada.
La línea de pobreza extrema se ubica en alrededor de dos dólares diarios por persona (26 pesos, aproximadamente).
En cuanto a prestaciones y acceso a servicios públicos, de la misma población Veracruzana ocupada (2.9 millones), un total de 2.1 millones no tenían acceso a instituciones de servicios de salud, esto es, 72.6 por ciento de la población ocupada. Esta proporción no ha variado significativamente en los últimos años: en el mismo trimestre de 2005 fue de 73.4 por ciento. Además es una proporción mayor a la observada a nivel nacional, la cual fue de 64.5 por ciento en el mismo trimestre de 2010. En este sentido, uno de los principales retos es acelerar el ritmo de creación de empleos y, al mismo tiempo, elevar la calidad de los mismos con ingresos dignos; así como efectivas y buenas prestaciones; principalmente, a través de un mayor acceso a servicios de salud y educación de calidad.
Y para concluir esta brevísima y rápida reflexión, podemos identificar el tercer desafío. Esto es, el crecimiento de la política de desarrollo social, cada vez más caracterizada por ser asistencialista, condicionable y manipulable. Esta solución, de acuerdo con los resultados, los logros y avances, podría identificarse en buena parte como engaño o, si se quiere, como analgésico, al precisarse los limitados alcances y las pocas contribuciones que han tenido los programas asistenciales, de desarrollo social o simplemente de caridad pública. Programas asistenciales necesarios e inicialmente implementados como temporales o transitorios; pero que se convierten en permanentes y se expanden, como resultado del fracaso o mínima aportación de las políticas y programas gubernamentales, que se supone deben generar empleo, ingresos y bienestar social; mismos que con frecuencia no favorecen a quienes están destinados porque se desvían, manipulan o condicionan. Independientemente que de ellos, de su existencia, cobertura y duración, también con frecuencia se aprovechan quienes, dentro y fuera del gobierno obtienen utilidades y beneficios, llegándose fácilmente a identificar a prósperos empresarios y políticos, verdaderos “capitanes de la redituable industria de la desgracia” y ventajosos líderes, del “parte y recomparte”. Unos y otros identificados en todos los colores y sabores ideológicos y políticos.
Del mundo de información generada últimamente por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Pública de Desarrollo Social, las cifras más representativas de Veracruz indican que en 2008, antes del anuncio de los 6 millones de pobres adicionales, 50.7% de la población veracruzana vivía en condiciones de pobreza multidimensional, aproximadamente 3.7 millones de personas. En promedio, esta población presentó 3.1 carencias sociales.
28.2 por ciento de los veracruzanos presentaba carencia por rezago educativo, 44.2 por ciento carencia por acceso a los servicios de salud; 71.5 por ciento carencia por acceso a la seguridad social, 30.1 por ciento carencia por calidad y espacios de la vivienda, 35.3 por ciento carencia por servicios básicos en la vivienda, y 25.4 por ciento carencia por acceso a la alimentación.
Comparando algunos aspectos con otras entidades federativas, tenemos que en cuanto a la pobreza multidimensional extrema, Chiapas ocupó el primer lugar con 35.4 por ciento; seguido por Guerrero, con 31.1 por ciento; Oaxaca, 27.6 por ciento; Puebla 18.1 por ciento, y Veracruz, con 15.7 por ciento (quinto lugar).
A reserva de ampliar y ajustar este análisis: la entidad para 2008 también ocupa el segundo lugar por el mayor número de personas en situación de pobreza multidimensional extrema y cuenta con un total de 1.1 millones de personas, superado por Chiapas, con 1.6. En cuanto a la pobreza multidimensional moderada, Veracruz ocupa el tercer lugar con 2.5 millones, superado por el estado de México con 5.4 millones de personas y por Puebla, con 2.6 millones. Respecto al número total de personas en situación de pobreza multidimensional, el estado México se ubica en el primer lugar con un total de 6.4 millones de personas; seguido de Veracruz con un total de 3.7 y Puebla con 3.6.
Respecto al número de personas vulnerables por carencia social, el estado de México registró el mayor número, con 5.3 millones, seguido del Distrito Federal (3.3 millones), Jalisco (2.6 millones) y Veracruz (2.4 millones). Los estados con menor población vulnerable por carencia social son Campeche, Colima y Baja California Sur.
En rezago educativo con 2 millones de personas, después del estado de México, que registró 2.7 millones de personas; sin acceso a los servicios de salud, Veracruz ocupó el cuarto lugar con 3.2 millones de personas, superado por el estado de México, con 6.6 millones y el Distrito Federal, con 3.5 millones.
En cuanto al mayor número de habitantes que carece de acceso a la seguridad social, el estado ocupó el segundo lugar con 5.2 millones de personas, sólo fue superado por el estado de México con cerca de 10 millones.
Respecto al indicador de calidad y espacios de la vivienda, la entidad ocupa el primer lugar con 2.2 millones de personas con esta carencia social. De igual manera, ocupa ese mismo lugar en el número de personas que no cuenta con los servicios básicos en la vivienda, con 2.6 millones de personas.
En fin, para 2008, la misma fuente consigna que la población sin carencias y con un nivel adecuado de bienestar económico en Veracruz es de 0.94 millones (13.0 por ciento) ¿Cuántos quedan después de la crisis del 2009?
En México, como en Veracruz, con mayor frecuencia se sostiene la idea de que los programas para el desarrollo social en operación no han cumplido con su función de elevar las capacidades de la población vulnerable atendida; y que existen grandes sectores que no se han podido incorporar a la economía formal, a las prestaciones y uso de los servicios públicos básicos. Buena parte de los programas de combate a la pobreza tanto los de impulso al crecimiento económico y generación de empleo, como los de desarrollo social han probado su limitación, insuficiencia o fracaso, pues a pesar de los cuantiosos recursos públicos invertidos en ellos, la pobreza aumenta. Excepciones aparte se han convertido, en el mejor de los casos en apoyos asistencialistas; y, en el peor, en instrumentos políticos y sociales de condicionamiento, en especial los orientados a manipular las preferencias electorales de los beneficiarios y de coacción política. En lugar de combatir verdaderamente la pobreza, lo que se hace es administrarla y aprovecharse de ella.
De cualquier forma es innegable su importancia. De los muchos en operación, el Programa Desarrollo Humano Oportunidades, para el ejercicio 2010, en el ámbito nacional, mantiene un presupuesto que asciende a más de 54 mil millones de pesos, monto mayor en 34.2 por ciento respecto al del año anterior y el número de familias beneficiadas con el Programa ascienden a 5.8 millones, que representan 800 mil familias más que en 2009.
A Veracruz, tan sólo a este programa correspondieron poco más de 6 mil millones de pesos, que equivalen a 11.3 por ciento. La población objetivo del Programa asciende a 659,441 familias, que representan 11.4 por ciento del total nacional. En resumen, en este programa la entidad tiene el primer lugar en gasto, localidades, familias y adultos mayores beneficiados. En todos los programas se reconoce una cobertura pendiente de atender.
En fin, se debe mencionar, que el total de recursos públicos (federal, estatal y municipal) destinados a programas de desarrollo social es inferior a la aportación que, vía remesas, envían los migrantes, quienes además de contribuir a la estabilidad económica de millones de mexicanos, dinamizan la demanda interna y son determinantes para mejorar el nivel de vida. En Veracruz y en México, el programa de apoyo y ayuda de los pobres que se van a los que se quedan es mayor que todos los programas gubernamentales de desarrollo social juntos.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (Enigh) 2008 elaborada por el Inegi, 50.6 millones de mexicanos vivían en condiciones de pobreza de patrimonio, 26.8 millones en pobreza de capacidades y 19.5 millones de mexicanos se encontraban en situación de pobreza alimentaria. El entorno financiero internacional, con sus consecuencias en la captación de remesas y afectación en nuestras exportaciones, el incremento de los precios de los alimentos y el pobre desempeño económico interno y su afectación en el empleo, entre otros factores, hacen que el gobierno federal acepte un incremento de 6 millones de pobres en el ámbito nacional en el periodo 2008-2010, que por supuesto impacta al estado de Veracruz. Podría estimarse que de acuerdo a la participación porcentual de la masa carencial nacional que estima Sedesol para el estado de 11.11 por ciento, el escenario mínimo de Veracruz para 2010 puede ser de 4.7 millones que viven en condiciones de pobreza de patrimonio; 2.9 millones en pobreza de capacidades; y 2.2 millones de veracruzanos se encuentran en situación de pobreza alimentaria. Resultado: en este escenario, la pobreza crece en Veracruz.
Por otro lado, de acuerdo con el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), la población con rezago educativo es aquella con 15 años y más que cumple con alguna de estas tres características es analfabeta, no tiene la primaria completa o no tiene la secundaria completa. Según las estimaciones de este instituto, al 31 de diciembre de 2009 en Veracruz había un total de 2.7 millones de veracruzanos con rezago educativo, lo que representa 51.6 por ciento de la población de 15 y más años. En términos absolutos, la entidad es la segunda de mayor población con dicho rezago en el país, pero en relación a su población es la sexta de mayor porcentaje.
De acuerdo a diversos métodos para su estimación, tanto de instituciones públicas, como centros de investigación y organizaciones no gubernamentales, la pobreza en México y Veracruz es creciente. Falta precisar a que niveles e intensidad y en que actividades, sectores y regiones. Por ahora, en estas notas no se hace una apropiada referencia a la pobreza y marginación de pueblos y comunidades indígenas, que para 2010 en Veracruz se autodefinen más de 900 mil personas, localizadas principalmente en 56 municipios. Basta recordar, que bien se sabe, que en estas regiones, es donde más se acentúan las dimensiones de la pobreza y constituyen el mayor rezago social histórico del país y del estado. La actualización de la geografía de los pobres y marginados está pendiente.
Queda pendiente también, verificar y analizar los datos que consignan algunos avances y contados logros en el combate a la pobreza en Veracruz, localizados de 2005 a 2007; mismos que hay que estudiar y analizar a mayor profundidad. Resaltándose, en particular el singular esfuerzo realizado en plena crisis: Veracruz ha sido una de las contadas entidades que mantuvo generación de empleos, no los suficientes, pero se generaron.
En este contexto es alentador saber que una información actualizada y confiable, como la de los resultados del Censo de Población y Vivienda 2010, permitirá conocer y percibir, cuantificar y analizar, con más certidumbre, la magnitud y complejidad del nuevo y ancestral problema de la pobreza.
Frente a la inocultable presencia de la pobreza y su crecimiento, la primera acción obligada debería ser la de efectuar una amplia y rigurosa evaluación de daños y perdidas, de identificación de fortalezas y debilidades, de localización de ventajas y desventajas. Desafortunadamente, hasta el momento, poco o nada se ha hecho en cuanto al análisis y evaluación de las causas y los efectos de la crisis y la recesión, tampoco de sus daños y consecuencias locales y regionales, sociales e institucionales.
Ante esta nueva realidad y sin los diagnósticos apropiados y actualizados, es muy difícil o imposible tomar oportunamente las decisiones correctas con las políticas públicas pertinentes. A menos que, económica o políticamente, así convenga, a quienes de todo sacan provecho y la crisis misma se convierta en fuente de beneficios, privilegios y ventajas.
Estas breves notas sobre algunos de los muchos aspectos del tema, forman parte de una investigación más amplia, “Veracruz: Economía, Finanzas Públicas y Desarrollo humano Sustentable”, que estoy realizando en el Instituto de Investigación Económicos y Sociales de la UV (IIESES-UV). Las pocas e incompletas ideas aquí presentadas, son más bien un anticipo y a la vez una invitación permanente a la reflexión y el debate público. Únicamente reflejan mi punto de vista personal y responden a la invitación a participar en el Coloquio Veracruz. Agradezco a los organizadores, el doctor Alberto Olvera Rivera y al doctor J. Alfredo Zapata Betancourt, la oportunidad de expresar estos puntos de vista, de los cuales soy el único responsable.
PRINCIPALES FUENTES CONSULTADAS
(1) Banco de México, Remesas captadas por entidad federativa, varios trimestres, página: http://www.inegi.org.mx/inegi/default.aspx?s=est&c=10781&e=&i=
(2) Banco Nacional de México – Grupo Financiero Banamex Citi, “Estudios Económicos”, México.
(3) Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, “Medición de la pobreza”, varios años, página electrónica: http://www.coneval.gob.mx/
(4) Foro Económico Mundial, “Estadísticas de competitividad”, Davos, Suiza.
(5) Gobierno de México, Secretaría de Desarrollo Social, Programa Oportunidades, página electrónica: http://www.oportunidades.gob.mx/Portal/wb/Web/indicadores_de_resultados
(6) Gobierno del Estado de Veracruz (2005), Plan Veracruzano de Desarrollo
2005 – 2010, Xalapa, Veracruz, México, 163 pp.
(7) Instituto Nacional de Estadística y Geografía, “Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares del Estado de Veracruz”, varios años, página electrónica: http://www.inegi.org.mx/inegi/default.aspx?s=est&c=16787&e=&i=
(8) Instituto Nacional de Estadística y Geografía, Banco de Información Económica, Sistema de Cuentas Nacionales, PIB por entidad federativa, México, página electrónica, http://dgcnesyp.inegi.org.mx/bdiesi/bdie.html
(9) Instituto Nacional de Estadística y Geografía, Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, varios trimestres, página electrónica: http://www.inegi.org.mx/inegi/default.aspx?s=est&c=10781&e=&i=
(10) Instituto Nacional para la Educación de los Adultos, “Rezago educativo por entidad federativa”, página electrónica: http://www.inea.gob.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=267:rezago-educativo-&catid=39:catnuestrainst&Itemid=503
(11) Nacional Financiera, Delegación Estatal en Veracruz.
REFERENCIAS HEMEROGRÁFICAS
El Universal, México, 22 de julio de 2010.
Fuente: La Jornada de Veracruz
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