FRANCISCO MORELOS BORJA
"La tecnología será un patrimonio universal como hoy lo es el arte”
Fumio Harashima
Hace unos días la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó que debe considerarse el acceso a Internet o ciberespacio un derecho humano.
Antes de abordar específicamente esta cuestión, como preámbulo conviene resaltar la importancia de la recién aprobada reforma constitucional precisamente en materia de derechos humanos. Las razones para esta satisfacción son varias, pero sin duda, lo más trascendente y valioso que encierra esta actualización es la nueva forma jurídica de concebir los derechos humanos, esto es, pasar de un abordaje positivista en que los derechos humanos consisten en una concesión graciosa del estado –y que, por tanto, así como los da los puede quitar- a una visión humanista donde por naturaleza el Estado le reconoce una dignidad inalienable a toda persona, lo que nos hace a todos merecedores indefectiblemente de derechos. Se armoniza así la Constitución con la definición que sobre los derechos humanos hace la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH): “Prerrogativas inherentes a la naturaleza humana, que permiten a las personas vivir con dignidad en sociedad”. No es asunto menor reconocer la preeminencia de la dignidad de las personas por encima de cualquier otra realidad en el mundo. Esta es la base de las propuestas filosóficas y sociológicas realmente humanistas.
El pronunciamiento de la ONU sobre considerar el acceso al Internet un derecho humano nos invita a compartir algunas cuantas reflexiones. Tal propuesta tiene como origen un informe especializado en materia de investigación y evaluación de nuevas tecnologías en relación con la libertad de opinión y expresión donde fundadamente se concluye que en la actualidad una herramienta de enorme valor para el ejercicio pleno de estos derechos lo constituye el poder estar presente en la web, ya sea para “escuchar” o para “hablar” sobre cualquier tema o asunto de interés personal o general.
Se estima que el desarrollo científico tecnológico que significa la web permite que unos 2 mil millones de personas se conecten de manera inmediata y global a cualquier campo de actividad o conocimiento humanos, con flujos de información que pueden ser multidireccionales.
Es claro que los efectos del poder contar con este instrumento de forma personal o grupal no serán forzosamente benéficos ya que como todo medio puede usar con todo tipo de fines, sin embargo si se ha logrado establecer una correlación positiva cuando se valora el porcentaje de población que lo utiliza en una comunidad o en un país: a mayor uso mayor progreso.
El aprovechamiento de internet es variado destacando tres funciones: 58 por ciento lo usa para obtener información, un porcentaje casi igual para comunicarse y poco más de una tercera parte lo utiliza con fines educativos. Con mucha menor significancia también se satisfacen, por este medio actividades comerciales, operaciones bancarias, interacciones con el gobierno y otras actividades recreativas o de distracción. Como es lógico suponer, en la mayoría de los casos su uso abarca más de un objetivo.
Sin duda, México ha progresado y estamos mejor en muchos aspectos, incluyendo por supuesto el acceso a Internet; sin embargo, en este rubro aún nos encontramos en franca desventaja respecto de otras naciones y todavía falta bastante para amortiguar las desigualdades sociales. Son significativos los avances en años recientes pero aún insuficientes, por ejemplo pasamos del 5 por ciento de población usuaria de internet en el año 2000 al 34.8 por ciento en 2010, en estos últimos diez años los hogares que contaban con computadora de no llegar al 10 por ciento pasaron a casi el 30 por ciento; en el año 2000 unos dos millones de mexicanos podían usar internet en su casa, para el 2010 el 22 por ciento de los hogares mexicanos cuenta con este servicio, es decir unas 6.3 millones de viviendas, sin embargo todavía estamos bastante abajo de los países de la Organización para la Cooperación y el Crecimiento Económico (OCDE) donde 2 de cada 3 casas cuentan con internet.
Algo que representa una inconsistencia, y a la vez un agravio, es que con los niveles de pobreza que existen en nuestro país -aunque también estamos claramente mejor que en décadas pasadas- tengamos que pagar unas de las cuotas más altas por el servicio de internet ya sea contratándolo en paquete junto con el servicio de teléfono y televisión (triple play ofrecidos por Megacable, Cablevisión o Telmex) o ya sea por separado. En el primer caso somos el segundo país de los más de 30 de la OCDE en pagar más, solamente atrás de Nueva Zelanda, y si lo contratamos por separado también somos de los países más caros, el tercero, superados solo por Irlanda y Francia.
Esta realidad deja ver que aún nos quedan barreras por romper respecto a los mecanismos de dominación y de limitación de los derechos humanos, y esto debe ser una tarea, en el caso de internet como derecho humano, tanto para las autoridades gubernamentales que deben abrir y ajustar las reglas para que se dé una competencia más libre y equitativa, como para el sector tecno científico y empresarial que solidariamente con responsabilidad social hagan crecer los bienes y servicios que comercializan, todo esto de manera tal que el progreso esté más al alcance de todos y cada unos de los que vivimos aquí.
Fuente: La Jornada de Michoacán
No hay comentarios:
Publicar un comentario