jueves, 9 de junio de 2011

Presentan libro sobre el 10 de junio, día en que se ganó la libertad de manifestación


PAULA CARRIZOSA

El hecho violento del 10 de junio de 1971, en donde un grupo de estudiantes fue avasallado por el grupo paramilitar “los halcones” por órdenes del entonces presidente del país, Luis Echeverría Álvarez, es analizado en el libro 10 de junio: ¡ganamos la calle! que no sólo describe la muerte de los 42 jóvenes que fueron acribillados, sino que propone que a partir de esa fecha “se ganó la libertad de expresión y manifestación”, tal como consideró su autor, Joel Ortega Juárez.

El libro, publicado por Ediciones de Educación y Cultura, será presentado el 9 de junio en el Foro San Ángel, en la Ciudad de México y contará con los comentarios de René Avilés Fabila, Gustavo Hirales y Pedro José Peñaloza, quienes serán moderados por Ricardo Rocha Reynaga. En Puebla se presentará el 23 de junio próximo.

Para Ortega Juárez, quien fue entrevistado vía telefónica por este diario, la importancia de esta manifestación es que un grupo de jóvenes salió a la calle para hacer válida la libertad de manifestarse sin saber que iban a ser reprimidos. “A partir de esa fecha no ha vuelto a haber una matanza: eso es lo que ganamos”, afirmó.

Señaló que el movimiento del 10 de junio fue distinto, porque al contrario de lo que sucedía a nivel mundial, no pasaron ni tres años para que un grupo de manifestantes volviera a salir a la calle a pesar de lo ocurrido en 1968.

“Todos salimos a la calle deliberadamente y nos caracterizamos porque éramos jóvenes, y como tales no imaginábamos que aquelloshalcones no volverían a matar y a entrar hasta los quirófanos de la Cruz Verde para rematar a los moribundos”, recordó.

El ’71, continuó, no fue un movimiento institucional ni se firmó un pliego petitorio, y por ello se le restó importancia. “Desde el punto de vista institucional no existimos”, reiteró el entrevistado.

Indicó, además, que aquel grupo de jóvenes universitarios no seguía a las “vacas sagradas” de los movimientos sociales, sino que eran iconoclastas, comunistas y socialistas, y otros, como Aurelio Fernández, anarquistas. “El Aurelio mexicano se gestó ahí, en medio de la revuelta”, afirmó Joel Ortega.

Acotó que aquel suceso “fue una brutalidad, y en México hay que decir lo que ocurre, ya que la realidad es peor que lo que cualquier demente delirante puede imaginar”; por ello, los 42 muertos –con nombre y apellido– significan “un costo que no se puede perdonar”.

En el texto documentó la participación de “los halcones”, un grupo entrenado por el gobierno federal y supervisado por Echeverría, un presidente que fue considerado, tanto por la Suprema Corte de la Justicia de la Nación como por otros tribunales internacionales como un genocida, “aunque una juez tonta haya dicho que no”.

El suceso “no es un asunto de cantidad, sino que su importancia radica en que demuestra la conducta de un estado tendiente a suprimir a las minorías”, confió el economista.

En el texto 10 de junio: ¡ganamos la calle!, el autor también revisó los antecedentes de aquella marcha como los movimientos y las huelgas de los ferrocarrileros, maestros y campesinos, y por supuesto la matanza de Tlatelolco, ocurrida el 2 de octubre de 1968.

“Al ’68 lo veo no sólo como una tragedia, sino como un movimiento libertario y un enorme estremecimiento social y mundial en contra del poder: autoritario, soviético, de derecha, estatal, familiar y hasta cultural”, explicó.

Para Ortega Juárez fue un movimiento que reivindicó a las mujeres, que originó grupos como el black power, que detonó en sonidos como el rock y en corrientes literarias como el “boom latinoamericano”, y hasta tendencias cinematográficas como la ola francesa o el cine italiano.

El libro es una oportunidad para “revisar la historia y no tropezar con las mismas piedras, para que la gente se defienda y entienda que la libertad de manifestación se gestó aquel jueves de Corpus”, señaló.

A 40 años expresó que existe tristeza por el rumbo que tomó el proyecto: por las izquierdas que se han vuelto parte del bazar político, por los sindicatos controlados, por las universidades que se corrompieron; por ello, la “mejor manera de homenajear a los muertos es haciéndolos vivos”, concluyó.

Fuente: La Jornada de Oriente

No hay comentarios: