martes, 23 de agosto de 2011

La guerra de Calderón es un circo que sólo beneficia al poder: Gabino Palomares


PAULA CARRIZOSA

El cantautor Gabino Palomares expresó que la violencia actual es resultado de la impunidad, de la corrupción y de la llamada guerra contra el narcotráfico que protagoniza el presidente Felipe Calderón, la cual sólo sirve para “tapar al sol con un dedo” ya que los nexos entre narcotraficantes y el gobierno siempre han existido.

Tras ofrecer en Puebla el “Concierto contra la violencia”, en el que denunció las diversas formas en que se manifiesta este fenómeno social –como el racismo, la intolerancia o la indiferencia–, que permean en la población a través de la televisión, la ideología religiosa y política, o la propia familia; el compositor guanajuatense opinó que el enfrentamiento militar tan sólo demuestra que Calderón no pudo “negociar con el narco” mientras que el verdadero efecto colateral es para el pueblo.

“Todo lo demás es un circo bien montado que beneficia al poder, y que sirve para doblegar y dejar sin habla a los ciudadanos frente a esa farsa”, estableció.

Por ello, consideró que “en México hay dos discursos: el de las grandes corporaciones, de aquellos que quieren cerrar los ojos y seguir basando su poder en el endeble sistema capitalista, y el de quienes se aterran al levantar la voz pero protagonizan una lucha que busca hacer este país lo mejor posible, a sabiendas de que si no lo hacen el futuro estará peor”.

Palomares advirtió que es en los jóvenes y en las nuevas generaciones en quienes recaerá la responsabilidad de detener esta crisis social, económica y política por la que atraviesa el país, y el establecer una lucha contra el establishment, es decir, contra lo que proponen los gobiernos, los políticos y la gente del poder.

Señaló que un medio importante para esta lucha, es la música y la “voz que hace olvidar y despertar”, por lo que recordó que “hace mucho, me desperté y desde aquella vez, no pude volver a dormir otra vez”.

Por último, mientras uno que otro seguidor le pedía un abrazo o un autógrafo, dijo que su canto y su música persigue que el espectador, al salir de su concierto, “no se vaya pensando igual, sino que se atreva a cambiar, a enfrentar su condición y estar dispuesto a detener la violencia”.

“La violencia nos envuelve”

Vestido de rojoafable y sonriente, el compositor guanajuatense se presentó en la Casa de las Bóvedas en un concierto que sirvió para celebrar el 55 aniversario de la autonomía de la Universidad Autónoma de Puebla, una casa de estudios de la que estuvo “muchos años distante”, tal como expresó él mismo.

Acompañado por el acordeonista, violinista y guitarrista Mauricio Estrada; el bajista Agustín Reina; el pianista Francisco Díaz, y el baterista Mike Nieto, Palomares reunió a varias décadas de seguidores: a sus contemporáneos que no dejaron de levantar el brazo cuando se recordaba al che Guevara, a los jóvenes que al final se formaron para recibir un autógrafo o a los niños, quienes bailaron al ritmo del son, la cumbia o el danzón en los que suelen ser interpretados canciones como A qué le tiras o Sólo le pido a dios.

Con esta última melodía, compuesta por León Gieco y conocida en la voz de Mercedes Sosa, comenzó la presentación del cantautor quien dedicó su concierto a la violencia, ya que “todo habla de ella, y ella nos envuelve en todas las formas posibles”.

Advirtió que la indiferencia es un tipo de violencia silenciosa que ha permanecido por muchos años en la sociedad mexicana, por ello dijo que “necesitamos un cambio de actitud para saber que esta ciudad y que este espacio es de todos, de todas las expresiones y de toda la gente, hasta de los de cuello blanco y los del gobierno”.

A ésta se le suma la violencia intrafamiliar, otro tipo de mal social que afecta a los niños, a los jóvenes y a las parejas, y la cual es el principio de todo, porque luego “el coraje, el odio y la falta de amor se salen a las calles, y llevan a los menores a formarse en las filas del narco”.

Otra de las formas en que las personas pueden ser violentadas, continuó Palomares, es la que ofrecen los medios de comunicación a través de sus mensajes. Ejemplo de ello son las invitaciones que el televidente recibe para fumar, beber o consumir algún otro tipo de droga con discursos que los pintan como inofensivos.

Una manera más es la discriminación, la cual es increíble en un país en el que hay por lo menos 10 millones de indígenas. “Creemos que lo que vemos en la televisión es nuestra belleza, aún cuando no nos reconocemos en ella”, estableció el intérprete de “Yo vengo a ofrecer mi corazón”.

“Ahora en el siglo XXI los de afuera no siguen llamando amigos y nosotros les seguimos dando oro a cambio de cuentas brillantes, nos siguen pegando bajo y nosotros seguimos abriéndoles los brazos”, señaló tras recitar un poema de Netzahualcóyotl.

Afirmó que el pueblo es el que puede cambiar las cosas y arrebatarle el poder al “pequeño grupo de potentados que hacen y deshacen, mientras parece que la gente tiene atole en la sangre y están calmados ante la televisión”.

A manera de recordatorio y para presentar la canción Los mochos, Palomares platicó que aquellos personajes religiosos que mantenían el poder y que desaparecieron luego de la desamortización de los bienes que propuso el presidente Benito Juárez sobre la iglesia católica, parecen haber regresado con la llegada del Partido Acción Nacional al poder.

“Estos mochos están saliendo de sus catacumbas, y están deseando volver al poder y al gobierno”, dijo mientras el público aplaudía.

Por último, expresó que el sentido de sus composiciones y la forma como las interpreta responden al amor, “un amor que es diferente al que enseña la televisión, el cine o las demás canciones”, sino que es aquel que responde y se identifica con el dolor de los demás.

Fuente: La Jornada de Oriente

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