En concreto | Laura Itzel Castillo
Miércoles 19 de octubre de 2011
La Estrategia Nacional de Energía es el instrumento legal rector del sector energético que debería ordenar y alinear, en una visión de largo plazo, todas las acciones del sector. Conforme a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, la Estrategia debería ser ratificada por el Congreso. Sin embargo, en este 2011 el Poder Legislativo decidió rechazar la propuesta gubernamental mediante un simple acto: la omisión del Senado de discutirla.
La norma citada y la Ley Reglamentaria del Artículo 27 constitucional ordena a la paraestatal a orientar sus actividades conforme a la Estrategia Nacional de Energía a los principios de soberanía y seguridad energética, sustentabilidad en la extracción de crudo, incorporación del valor agregado, desarrollo de la planta productiva nacional y protección al medio ambiente.
Nada de esto se cumple. La ausencia de estrategia, debido a la desaprobación del Congreso, sólo es el reflejo del abandono del sector y del proceso de privatización vía la chatarrización de Petróleos Mexicanos. En materia de soberanía y seguridad energética los hechos reflejan la dependencia del exterior. Desde los años 70 los gobiernos del PRI optaron por exportar crudo, lo que nos ha convertido en un importador de gasolinas, importamos cerca de 50% de nuestro consumo.
En materia de explotación del crudo, la realidad nos enfrenta a que nos encontramos muy lejos de la sustentabilidad que ordena la ley. Por más que Pemex diga que la restitución de reservas de petróleo en el subsuelo frente a la extracción aumenta año con año, los hechos demuestran lo contrario. Por ejemplo, actualmente en Chicontepec las reservas probadas de petróleo han disminuido conforme a las mediciones externas contratadas por la propia empresa.
La incorporación de valor agregado es actualmente el fracaso más notable de la industria petrolera nacional. El sector está desintegrado y no existe, en la práctica, ninguna ventaja para México. Los gobiernos neoliberales del PRIAN han desmantelado, por ejemplo, la industria de los fertilizantes químicos y actualmente se importan la totalidad del insumo.
Por ejemplo, en la generación de electricidad se importa gas, mientras que este hidrocarburo se quema a la atmósfera en varios yacimientos. Y al quemarse el gas pues evidentemente no hay ninguna protección al medio ambiente.
Por si fuera poco, los esfuerzos de quienes dirigen nuestra empresa se concentran en compartir nuestra riqueza con empresas particulares a cambio de nada. Violan la Constitución y nos despojan de nuestro patrimonio nacional.
Fuente: El Gráfico
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