JENARO VILLAMIL
MÉXICO, D.F. (apro).- En vísperas de la visita oficial de Enrique Peña Nieto a Puebla para celebrar el aniversario de la batalla del 5 de mayo hace siglo y medio, los operadores del gobernador Rafael Moreno Valle –rebautizado como el Góber Elboso– vieron amenazas y planeación de actos violentos en la página de Facebook “Revolución 2013” y en algunos videos subidos a Youtube, denominados “Operación 5 de Mayo”.
En uno de esos videos, con la imagen de la máscara emblemática del colectivo Anonymous, se anunciaba lo siguiente:
“Durante estos meses hemos difundido la Operación 5 de Mayo, la fecha está próxima, será un día de manifestación en la Ciudad de Puebla, así que invitamos al Pueblo nacional a manifestarse, el gobierno daña cada vez más al país y debemos hacer algo para evitarlo. Es hora de que el gobierno tema a su pueblo”.
El mensaje poco o nada tiene que ver con los tradicionales comunicados del colectivo de ciberactivistas. Sin embargo, los detectives de Moreno Valle “encontraron” que los peligrosos usuarios de redes sociales estaban encabezados por un joven de 22 años: Néstor López Espinoza, militante de Morena en el municipio de Amozoc, y por otros dos muchachos, Iván Guizasola y Eduardo Salazar.
Sin orden de aprehensión ni prueba alguna, los agentes detuvieron en su domicilio a Néstor López desde las 8:45 horas del viernes 3. Lo llevaron al Cereso de San Pedro Cholula, lo dejaron incomunicado y lo encapucharon. Ante la incertidumbre, sus padres denunciaron desaparición forzosa. Durante 28 horas nadie supo dónde estaba el joven.
Lo mismo sucedió con Guizasola y Salazar. A los tres los acusaron de “portación de instrumento prohibido”, de “cohecho”, “desobediencia” y “resistencia a particulares”, a partir de unos mensajes en Facebook, Twitter y Youtube que no concordaban con sus cuentas de usuarios.
El procurador estatal Víctor Carrancá afirmó que procedieron a la detención de estos tres jóvenes a partir de una “denuncia anónima”, acusándolos de “planear” hechos violentos, según relata la nota del lunes 6 de Gabriela Hernández, corresponsal de Proceso.
Por supuesto, no se trataba de desactivar ninguna red de jóvenes violentos sino mandar el mensaje de que el Góber Elboso estaba dispuesto a todo para garantizar el montaje de una ceremonia histórica, presidida por el primer mandatario Enrique Peña Nieto.
Desde la detención de su madrina política, Elba Esther Gordillo, Moreno Valle está nervioso. Sabe que su relación con el gobierno federal es delicada. Piensa que excederse no está de más para “quedar bien” con el presidente, aunque el mismo Peña Nieto se haya encargado de confundir en su blog las fechas de la gesta histórica del 5 de mayo.
Las autoridades poblanas se excedieron. No sólo catearon el domicilio de los jóvenes. En un operativo, decidieron el envío de 30 policías armados al domicilio de los padres de Néstor, para después darse cuenta que el joven no portaba ningún arma y que no se preparaba ninguna bomba molotov en su casa, según se filtró a algunos medios poblanos dispuestos también a desquitar la gacetilla oficial.
–¿Qué encontraron en el cateo? –se le preguntó al procurador Víctor Carrancá.
–Solamente instrumentos de comunicación e Internet.
El mismo procurador de Puebla tuvo que admitir que no había elementos para acusar a los jóvenes de portación de armas prohibidas y de incitar a la violencia.
Tuvieron que salir libres bajo fianza hasta el lunes a las ocho de la noche, pagando 28 mil pesos para Néstor y 20 mil pesos para los otros dos jóvenes.
René Sánchez, integrante de Morena en Puebla, no duda en afirmar que este es otro episodio tendiente a “criminalizar a los usuarios en redes sociales” y una demostración de la “paranoia” de la clase política local.
“La reaparición pública de Peña Nieto en un evento oficial con el gobernador Moreno Valle fue manejada por algunos columnistas como una ‘reconciliación’. Existían en el ambiente los rumores de que en Puebla podía haber violencia el 5 de mayo. Fue todo una cuestión de paranoia”, sintetiza René Sánchez al ser consultado.
Desgraciadamente, no es el primero ni será el último intento de criminalizar a los jóvenes que se expresan en las redes sociales, el único territorio mediático que no ha podido ser controlado por una generación de gobernantes que endiosan su imagen en la pantalla televisiva a costa del erario; pagan para que no les peguen en los medios impresos y radiofónicos y pretenden “controlar” a la opinión pública con base en infomerciales.
Lo sucedido en Puebla coincide con la creciente intención de mezclar a quienes quedan del movimiento #YoSoy132 con grupos de “encapuchados” o de “violentos”. Se trata también de criminalizar la protesta juvenil.
Eso sí, en el programa de Tercer Grado, en Televisa, los conductores pueden clamar un día sí y otro también por aplicar la mano dura contra los “vándalos” de la UNAM o quienes se manifiesten “encapuchados”. Criminalizan y llaman al odio. Pero a ellos ninguna autoridad les advierte que eso también es incitar a la violencia.
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Twitter: @JenaroVillamil
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