Nueva York, 21 de agosto.
Las empresas petroleras estadunidenses y otras trasnacionales evaluarán la invitación a participar en el sector energético mexicano con base a los detalles de los contratos ofrecidos, sobre todo si incluyen la posibilidad de incluir en sus estados contables las reservas bajo explotación, y no sólo las utilidades a compartir.
Durante los días recientes después del anuncio de la reforma energética, lo más notable ha sido el silencio, por lo menos públicamente, de las grandes petroleras estadunidenses, con excepción de algunos comentarios generales de Chevron dando la bienvenida a la propuesta. Todos están esperando el fine print –los detalles que se definirán en las leyes secundarias para su implementación– antes de externar su decisión.
La empresa más grande del sector, Exxon Mobil, no ha dicho nada desde el anuncio, pero un discurso ofrecido en abril por su ejecutivo en jefe Rex Tillerson, en Dallas, resume lo que casi todos contemplan. Hablando de que mientras todo indicaba que México abriría su sector petrolero a la inversión privada, Tillerson señaló que eso no implicaba que las empresas petroleras estarían entusiasmadas. A fin de cuentas, habrá participación. Si es algo que nosotros haremos, dependerá de los términos y condiciones, publicó The Dallas Morning News.
La propiedad, a debate
Los empresarios y sus consejeros inversionistas no han ocultado que, aunque están complacidos por el impulso de la reforma energética, desean más que los contratos para compartir riesgos y utilidades ofrecidos por México. Las grandes petroleras prefieren obtener –o compartir– reservas, es decir, tener propiedad no sólo de las ganancias potenciales sino del producto mismo.
Desde la semana pasada, medios financieros estadunidenses se han enfocado en este posible obstáculo en la promoción de la reforma ante el sector petrolero internacional y cómo, para superarlo, el gobierno mexicano ha buscado endulzar la propuesta de invitación a invertir en su sector petrolero negociando con la comisión de valores (Securities and Exchange Commission, SEC) para que permita que las empresas registren sus contratos de compartir utilidades como algo que cuente como reservas en sus estados contables, como reportó La Jornada el pasado lunes.
El plan es permitir a empresas registrar el interés económico de los contratos de riesgo compartido bajo reglas de la SEC que permiten convertir ese valor en volumen mientras el Estado se mantiene como pleno propietario, explicó el subsecretario de Energía, Enrique Ochoa, en entrevista con Bloomberg/Businessweek.
Algunos medios, como el Financial Times, han señalado que el asunto es difícil de manejar en el debate público, ya que el gobierno mexicano ha asegurado que los contratos de utilidades compartidas no incluyen ni un solo barril de petróleo en manos de empresas privadas, mientras se busca que, por lo menos en las maniobras de contabilidad, las empresas estadunidenses puedan reportar en sus declaraciones financieras ante la SEC que estos contratos incluyen bienes, o sea, reservas. Emilio Lozoya intentó explicarlo así al Financial Times: las empresas no podrán contabilizar reservas. Sin embargo, acuerdos de compartir utilidades permiten globalmente a las empresas reportarlos en sus declaraciones financieras como bienes con expectativas de flujos de efectivo.
Hay información contradictoria sobre a quién corresponde negociar con la SEC para permitir estos actos de magia que convierten, semánticamente, utilidades en reservas petroleras.
Fuentes citadas por el Financial Times afirman que el gobierno mexicano ha estado negociando esto directamente con la SEC. Ayman Asfari, ejecutivo en jefe de Petrofac, empresa de servicios petroleros con negocios en México, comentó al rotativo que no sólo el potencial de las reservas de México atraerá a las principales petroleras, también informó que Pemex y el gobierno mexicano han estado en pláticas con la SEC durante los seis u ocho meses recientes para asegurar que inversionistas extranjeros puedan registrar en sus estados contables su participación en utilidades en los contratos mexicanos como si fueran reservas.
Lozoya declinó responder cuando le preguntaron si México ha discutido este asunto con la SEC en Estados Unidos, reportó el Financial Times.
Sin embargo, sin citar fuente, la agencia Reuters reportó esta semana que corresponderá a las empresas petroleras abordar con la SEC las formas en que podrán registrar sus contratos en sus declaraciones. A la vez, el subsecretario Ochoa reiteró a esa agencia que los contratos para compartir utilidades serán redactados para ofrecer a los negocios las mejores posibilidades de obtener el financiamiento y la capitalización que requieren para llevar a cabo sus iniciativas, según las mejores prácticas internacionales.
Explicó que aunque los contratos de participación en utilidades no permiten que se registren como reservas en los estados contables, ni en México ni en ningún lugar, sí permiten que se registre un interés económico como nota en un estado contable de las declaraciones financieras.
Por la delicadeza sobre la propiedad del petróleo, el gobierno ofrecerá a inversionistas una participación en las utilidades del petróleo y gas que producen, en lugar de la cosa misma, comentó The Economist, y señaló que esto fue causa de decepción entre algunos empresarios. Explicó que “la diferencia entre participación en utilidades y participación en producción podría ser semántica, especialmente si las utilidades están basadas sobre el precio de un barril de petróleo, lo cual –con un poco de torcedura de brazos sobre reglas de contabilidad en la SEC– podría contar como reservas”.
Algunos analistas dicen que el panorama es positivo. “Aunque ellos (las empresas petroleras que entren) no sean dueños de la reserva misma, pueden obtener un interés sintético en ella, y eso les ofrece de facto un incremento en acceso, entonces estarán extremadamente interesadas”, comentó David Gee, encargado del sector de energía de Estados Unidos del Boston Consulting Group a la cadena CNBC. Agregó que las empresas pronto desarrollarán estrategias sobre cómo jugar con las reformas y subrayó que “aun con estos cambios –mientras no sea una apertura completa del sector– son un cambio mayor, dada la historia y el contexto de la industria petrolera mexicana”.
Según un informe de Citi Research (de Citibank), si los acuerdos son negociados de tal manera en que las empresas puedan reportar como reservas su participación en los contratos bajo las reglas de contabilidad de la SEC (donde reservas son iguales al valor de la recuperación de costo e ingreso ganado), los resultados podrían ser revolucionarios para el país, reportó el New York Times.
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