PRI y PAN, voceros de los 20 o 30 barones del dinero: Flores Olea
El 5 de julio se demostró que la democracia está secuestrada por los grandes capitales
José Antonio Román
En las elecciones federales del 5 de julio pasado se demostró que la democracia se encuentra secuestrada por los grandes capitales, donde los partidos políticos y la oligarquía ratificaron su profundo desprecio por las necesidades populares, ya que sólo se preocupan por intereses propios.
Además, para las elecciones presidenciales de 2012 parece estarse dibujado el recambio para que gane el PRI, luego de 12 años de gobierno panista, señaló el ensayista, narrador y diplomático Víctor Flores Olea.
Al participar en la conferencia Las elecciones del 5 de julio: un balance, organizada por Casa Lamm y La Jornada, criticó la absoluta ausencia de ideas con actitud propositiva en discursos y propuestas de los partidos políticos, pues la mayoría de ellos, sobre todo PRI y PAN, demostraron una vez más ser los voceros y representantes de los 20 o 30 barones del dinero, la oligarquía que maneja al país a su antojo y conforme a sus intereses.
Lo que también fue evidente, agregó, es la terrible y enorme desconfianza de la gente hacia las instituciones y sus representantes políticos, ya que nadie cree que ellos puedan sacar al país adelante.
El voto nulo se presentó como un síntoma de desconfianza y de credibilidad hacia el aparato político y sus voceros, indicó Flores Olea, quien fue un persistente opositor hacia esta campaña.
En el mismo sentido, Óscar González César, de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México –el otro ponente en la conferencia–, indicó que entre la población se percibe con claridad un hartazgo, desencanto e incertidumbre hacia el futuro, en medio de una profunda crisis económica.
Incluso subrayó que ésta fue también una elección de Estado, en la que gobiernos, partidos y los grandes capitales mantienen el poder y el establishment. La oligarquía y la derecha fueron los ganadores de este proceso electoral, mientras que la democracia y los ciudadanos son, una vez más, los grandes perdedores.
Agregó que la derecha –PAN y PRI–, a diferencia de la izquierda, no se divide, sino que pacta, prueba de ello son las sucesivas elecciones, incluyendo las presidenciales, donde ambos partidos se han alternado en el poder mediante fraudes electorales y apoyos mutuos, como en 2006, cuando ganó el blanquiazul gracias al apoyo del tricolor. Cuestionó también a los partidos políticos, en donde no se ve ni una sombra de cambio; ahí tampoco han llegado las reformas democráticas.
Víctor Flores Olea durante la conferencia en Casa LammFoto Carlos Ramos
En su intervención inicial, Óscar González señaló la urgencia de que la izquierda avance hacia la izquierda y se presente unida a la contienda electoral. En este caso, Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard, como líderes, deben llegar juntos, pues de lo contrario habría que anticipar para 2012 una catástrofe que ahora sí pudiera ser definitiva. Consideró que el movimiento social que encabeza López Obrador debe ahora empezar a transitar a una nueva contienda electoral para arrancarle espacios a la oligarquía.
Flores Olea señaló que el PRD de los chuchos se ha convertido en heredero de la más simplona socialdemocracia y es hoy en día una ficha más del neoliberalismo, que no es otra cosa que una fábrica de pobres en todo el mundo.
Se ha comprobado que este modelo económico, que también lo es en lo político y social, que enseña que el único objetivo en la vida es concentrar riqueza, no sólo ha sumido al mundo en una grave descomposición moral y ética, sino que no representa la solución a los problemas sociales de los pueblos, subrayó el diplomático.
Al igual que González César, Flores Olea consideró que el movimiento que encabeza López Obrador debe empezar a expresarse de manera organizada, donde se combine la participación formal en las urnas, con una amplia movilización popular.
El moderador de la mesa, Angel Guerra, anunció que dentro del ciclo de conferencias, pero de manera extraordinaria, posiblemente el viernes próximo, se abordará el caso del golpe de Estado en Honduras, pues lo ocurrido en esa nación centroamericana representa una seria amenaza para todos, no sólo para los pueblos y naciones latinoamericanas, sino incluso más allá de estas fronteras.
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