El hombre que delibera sobre el futuro, mi estimado, está mejor preparado para influirlo. Lamentable, risible, cínica y ridícula ha sido la reciente postura del PRI ante lo aprobado por sus lacritas legislativas empujadas por Paredes y Peña Nieto, lacayos del (des)gobierno de Calderón para aumentar el IVA y más impuestos al enfurecido contribuyente cautivo. Ante la rechifla integral del agraviado respetable, el PAN le aventó la responsabilidad del engendro fiscal a los priistas quienes, pasmados por el atractivo balconeo, pintaron su débil línea desencadenando turbulencias partidistas en el Senado, desde donde salía la versión de que el IVA se mantendría en 15%, se revisaría el ISR y la consolidación fiscal retroactiva pero se aumentaría el precio de la gasolina…
Luego entonces, ante el segundo abucheo colectivo sobre la genialidad del aumento a la gasolina que detonaría una abominable alza generalizada de precios e inflación, my friend, este timorato PRI reculaba mostrando la fractura interna, su absoluta descoordinación, el interés de los gobernadores, la falta de una estrategia, pero peor aún, la ausencia de un liderazgo que prendió los focos rojos de los mercados, de acreditados analistas y firmas calificadoras al comprobar que los priistas están jugando con cerillos sentados en un barril de petróleo, perdón, de pólvora, y que si los números no cuadraban con el bodrio de Felipe y su presumido equipo económico, la propuesta del PRI en el Senado ocasionó escalofríos y terror dignos de Halloween.
La gravedad política se profundiza ante la falta de consensos, la nula credibilidad del gymboree (con minúsculas) de Los Pinos —desde donde, aunque no lo parezca, salió la línea para las declaraciones de César Nava— y los aullidos de la cúpula empresarial, donde algunas trasnacionales ante el cuadro de (la risa loca) incertidumbre ya enviaron atentos recados a Carstens amagando con retirarse si no se reconsidera la descomunal estupidez fiscal.
Lo divertido es que no hay necesidad de tanto brinco y desfiguro estando el suelo tan parejo. Para salir mejor librados del hoyo (negro) en las finanzas públicas, se tienen que hacer fundamentales recortes al gasto corriente que incluya los excesos de Los Pinos, al h.(ídem) Congreso, a los partidos políticos, al Poder Judicial y… al deslucido ife (oootro más).
Este último con el atractivo problemita de tener encima a la ASF, que ya sacó la lupa para buscar a los pasados de transa, no, no... de lanza detrás del chistecito del monitoreo electoral que (nos) costó ¡25 mdd!, remember?
Well, sírvase su drink porque ahí le va.
En medio de la explosiva mezcla de corrupción hay dos posturas (encontradas) internas: la de Leonardo Valdés defendiendo con todo la existencia y el funcionamiento del monitoreo —buscando pruebas en Acoxpa de manera manual a través de las grabaciones recopiladas de los lugares en donde se instalaron en el país. O sea, el caos del desmadre y/o el desmadre del caos— y la de un grupo de consejeros que apoyan el concepto de reconocer que la empresa Grupo de Tecnología Cibernética SA de CV fue balín, que no cumplió con el contrato y que pague las consecuencias del fraude. Todo con el fin… de darle una barnizada de credibilidad a la deteriorada institución. Pero no se me distraiga y siga leyendo.
El ife (microscópico) está visitando a los institutos y consejos estatales electorales para ofrecerles un monitoreo de los procesos del año próximo… ¡¡cobrando!! Es decir, se presentan a nombre del ife, ofrecen el servicio de monitoreo envuelto en argumentos legaloides obligándolos a tenerlo y les pasan una original cotización.
¡Chingoooooón!
La incongruencia no tiene madre: ¡25 mdd! después y todavía quieren cobrar el sistema porque se tiene que hacer manual (?). O sea, tecnología de punta (Región 4) Step One. Grabar (lo que se pueda) de todos los canales; Step two. Escuchar lo grabado, Step three. Anotar lo escuchado.
Y para eso, por supuesto, se requiere de contratar personal adicional. Como se dará cuenta, mi estimado, en el ife (con minúsculas) estos desvergonzados no tienen llenadera, reina la total impunidad, la nula rendición de cuentas, el nego$$io de unos cuántos y la transparencia de la opacidad. Y para colmos (nos), cuesta una millonada mantener los descomunales sueldos y privilegios de estas mega lacras que salvaguardan su sobrevivencia e intereses a la aplicación de más impuestos.
¡¿Hasta cuándo?!
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