Manuel Camacho Solís
26 de octubre de 2009
Los mayores impuestos en plena recesión y el acorralamiento del Ejecutivo al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), han terminado por generalizar la inconformidad social, dividir al Congreso y calentar a la calle. Si la política no se encauza, en semanas estará en riesgo la estabilidad. El Congreso tiene la oportunidad de hacerlo. Los senadores, en una doble operación que modifique los impuestos y abra el diálogo del Ejecutivo con los electricistas. Los diputados, con una revisión más profunda del Presupuesto de Egresos de la Federación que recorte lo suntuario y fortalezca la inversión. El Ejecutivo, para su propio beneficio, reconociendo que su paquete no transita y sus decisiones políticas requieren ajustes.
El Senado debería corregir la Ley de Ingresos. Es una ley que a nadie dejó satisfecho. Persistir en ella no hará sino retrasar la recuperación y aumentar la inconformidad social, de las clases medias que pagarían más ISR, de los pobres que han sido afectados por las alzas de los alimentos, de los desempleados. De los empresarios que verían constreñida su capacidad de inversión por la retracción del mercado y la pérdida de competitividad.
No existen las condiciones ni el tiempo para formular un paquete radicalmente diferente. Sí, para corregir los agravios mayores del paquete aprobado. Quitar el IVA adicional, modificar la tabla del ISR para no gravar más a los trabajadores y clases medias. Moderar las otras alzas. Olvidarse del alza a la gasolina. Considerar un déficit ligeramente mayor o un precio del petróleo más alto. Racionalizar el gasto. Aprobar un paquete menos restrictivo que ayude a la recuperación y a incrementar los ingresos por la mayor actividad. Todo eso no es suficiente, pero es menos dañino que lo que empujó el gobierno.
Está en manos de los senadores del PRI y del PRD-PT-Convergencia convenir los cambios. Invitar a sus compañeros panistas. Está en manos de los diputados federales revisar más a fondo el Presupuesto de 2010. De todos: hacer de las malas, buenas.
Corregir el paquete económico no es suficiente. El otro asunto mayor es utilizar la influencia del Senado y de los diputados para abrir una vía de diálogo y negociación del gobierno con el SME.
El Senado puede ayudar a encauzar el conflicto hacia los espacios institucionales. De no hacerlo, el movimiento irá quedando atrapado en la dialéctica de la radicalización, con riesgos para ellos y los demás.
El Senado debe abrir la mesa de la negociación entre el gobierno y el Sindicato Mexicano de Electricistas, a partir de definiciones comunes y con los mejores auxilios técnicos, para así facilitar la deliberación y una negociación que resulte benéfica para los usuarios del servicio y que proteja los derechos de los trabajadores. Con ello auxiliarán al Ejecutivo a resolver un grave conflicto social.
El Congreso de la Unión puede convertir las presiones en su contra en una oportunidad. Está en sus manos reabrir los espacios de la política mediante una operación simultánea que: limite impuestos, revise el gasto y abra la negociación con el SME.
Miembro de la Dirección Política del Frente Amplio Progresista
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