Francisco Solís Peón
pancho_cachondo2003@hotmail.com
Durante sus primeros 60 años de vida el Partido Acción Nacional sólo veía hacia el frente para derrocar al PRI, a veces miraba hacia atrás únicamente para tomar aliento y continuar en su “brega de eternidad”.
Ignoro si los ilustres fundadores del panismo previeron los terribles dilemas y paradojas que acarrearía el arribo al poder, más bien comparto la noción de que el idealismo romántico e impoluto iba a durar para siempre y que el soñado “cambio político” se daría con todos agarrados de la mano.
Pero el ejercicio del poder político desgasta, entonces las ambiciones humanas afloran y las organizaciones súbitamente ya no parecen tan homogéneas (aunque todos sus integrantes hayan estudiado en escuelas confesionales).
A partir del segundo día en que Fox tomó protesta como presidente comenzaron las diferencias que el tiempo ha hecho insalvables. Por principio de cuentas, como en el viejo PRI, existe un abismo entre el grupo del exmandatario (Espino, Creel, Cárdenas, etc.) y la gente de Los Pinos (Nava, Vázquez Mota, Martínez y cada vez son menos). Sin embargo, la verdadera ruptura se ha dado en los ámbitos regionales, uno tras otro, los sucesivos dirigentes del Comité Ejecutivo Nacional han resultado incapaces para solucionar los conflictos locales, sucumbiendo a su vez ante liderazgos fuertes pero que están muy lejos de ser omnipotentes o eternos.
Ante la absoluta carencia de oficio político para cauterizar las heridas, perdieron las gubernaturas de Yucatán y San Luís Potosí, no se pudo recuperar Nuevo León, Veracruz va por la revancha y todo el cinturón azul del estado de México se tiñó de rojo-Peña Nieto.
Si bien la renuncia de Gómez Mont a su nobiliaria militancia resulta dolorosa en términos simbólicos, el problema real se sitúa en los reclamos de Manuel Clouthier Carrillo: el PAN se corroe desde sus bases sin que a alguien parezcan importarle los reclamos concretos de los ciudadanos; la factura no tarda en aparecer, al igual que sucedió en los bastiones panistas el año pasado.
La apuesta por las alianzas es buena y se encuentra ideológicamente justificada por todos los actores (parece mentira que escuchemos los mismos argumentos negativos que se dieron en 1989) pero no deja de ser un placebo, en caso de perder la sensación de derrota se magnifica y en caso de ganar las expectativas rara vez se alcanzan, amén de que las mayorías falsas terminan tarde o temprano disgregándose en varias minorías.
Con todo y todo el PAN no está muerto para el 2012, claro que dependerá mucho del candidato y de su capacidad de abrir candidaturas a la sociedad. Hoy los colores blancos y azules constituyen la franquicia mejor posicionada entre el electorado más informado y con mayor peso específico en la opinión pública, si a eso le sumamos el margen de maniobra que necesariamente arrojarán algunas encuestas, entonces tenemos un contendiente, un aguerrido peso gallo; esa es la buena noticia, la mala es que el PRI es peso welter y subiendo.
¿Y los militantes comunes y corrientes? ¿Y los adherentes? ¿Y los simpatizantes? ¿Y los votantes que han permanecido fieles durante años y años? Bien gracias, ellos no cuentan para este debate, ni para ningún otro dentro del PAN.
Fuente: Forum
Difusión: Soberanía Popular
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