JORGE COVARRUBIAS
Más de año y medio ha transcurrido desde que el ayuntamiento de Zapopan firmó un convenio con los representantes de los pueblos de la barranca del río Santiago para mitigar los lixiviados que arrojan los vertederos de Picachos –de administración pública– y Hassar’s –de inversión privada– hacia el cauce de Milpillas, y sigue pendiente el cumplimiento de los compromisos signados. Eso le fueron a recordar los representantes de Huaxtla, Milpillas, San Lorenzo, y San Francisco Ixcatán al presidente municipal, Héctor Vielma Ordóñez.
Llevaban consigo copia del documento y un estudio completo realizado por un laboratorio particular que da cuenta de la presencia de arsénico, plomo, mercurio y cianuro por encima de las normas oficiales vigentes de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Apenas entraron al edificio de presidencia municipal, un funcionario de Atención Ciudadana les increpó que no subieran al despacho del alcalde.
“Fueron a pararnos abajo, '¡no suban!', fue la instrucción que les dieron", comentó José Casillas, representante del pueblo de San Francisco Ixcatán.
Hicieron antesala en la oficina del primer edil, pero les dijeron que no estaba. Fue entonces el director de Promoción Económica, Roberto de Alba, acompañado de otros burócratas para encargarse del asunto.
Emilio Laso, quien se presentó como jefe de Atención Ciudadana preguntó si hubo algún compromiso de la administración con los pobladores. Apuntó algunos datos, tecleó en su Blackberry, pero no entró a la reunión que minutos después sostuvieron en la sala de ex presidentes.
Los señalamientos de los habitantes fueron puntuales y sin ambages: ya hay un médico en Ixcatán, (después de cinco meses) pero no han medicinas ni hay saneamiento, ni obras sociales y no hay reparación de daños.
Por lo anterior, demandaron la reinstalación de una mesa de trabajo con técnicos especializados para calendarizar las obras prometidas.
“Para nosotros es una ofensa, una mentada de madre que por distintos medios de comunicación se esté anunciando el crédito de los mil 100 millones de pesos y nuestras comunidades ni siquiera aparecen en la lista”, expuso Casillas.
Y añadió: “La mesa instalada posterior a la plática con el presidente municipal Héctor Vielma ha sido un diálogo de sordos, venimos, hablamos, sí nos escuchan los funcionarios pero cuando se trata de ejecutar los acuerdos no se hace”.
Roberto de Alba se rascaba la nariz, y la secretaria particular del munícipe, Mariana Morante tecleaba en su Blackberry. Casillas recordó que las autoridades sólo reaccionan cuando las poblaciones bloquean los vertederos para después tirarse a la hamaca.
“La actual administración no podría argumentar que no conoce, que van llegando, porque eso nos dijeron en esta mesa hace exactamente un año”, puntualizó.
Las obras para paliar la mitigación que ha hecho el ayuntamiento, reconoció después el titular de la Dirección de Ecología, Miguel Prado Aguilar, no han sido suficientes y alertó que existe un ultimátum de la Secretaría del Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable (Semades) para cerrar el vertedero de Picachos si en marzo no se tiene una planta de tratamiento.
“Tenemos el agua hasta el cuello porque nada más nos queda hasta marzo, si no tenemos en esa fecha planta de tratamiento o planta de contingencia se acabó Picachos”, sentenció.
El funcionario tuvo que admitir que las obras preventivas que se hacían para entubar el perímetro de las celdas de Picachos se suspendieron, y lo que se necesita ahora es realizar una excavación más profunda para encontrar la geomembrana del vertedero.
La reunión finalizó con el acuerdo de que el próximo 21 de febrero el presidente municipal acudirá al poblado de Milpillas a las 8:30 horas y efectuará un recorrido por los sitios dañados.
Fuente: La Jornada Jalisco
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