JUAN CARLOS G. PARTIDA
Aunque hay simpatía en la Iglesia católica por la lucha de resistencia que pobladores de Temacapulín, Acasico y Palmarejo realizan en conjunto con un amplio frente de organizaciones sociales para impedir la construcción de la presa El Zapotillo, el sacerdote católico Gabriel Espinoza Íñiguez –representante y vocero del Comité Salvemos Temacapulín– consideró que hace falta que la jerarquía eclesiástica no sólo se pronuncie abiertamente a favor de la gente en lucha, sino que participe activamente en su defensa y que así tengan no sólo “los ojos en el cielo, sino los pies en la tierra”.
“Sabemos que hay quienes tienen conciencia dentro del ámbito eclesiástico de que todo este asunto es razonable y cuestión de conciencia para luchar y trabajar por la dignidad de la persona humana, que es lo que Cristo hizo. La palabra de Dios dice que Cristo pasó haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos por el mal. En este caso todos los bautizados tenemos la obligación –sacerdotes, obispos, fieles laicos, matrimonios, monjas, misioneros– de seguir nuestra conciencia, de trabajar y luchar por el desarrollo integral de la persona”, dijo, en entrevista con La Jornada Jalisco.
Pese a la resistencia social y a los amparos legales obtenidos por los pobladores de las tres comunidades ubicadas en la zona de los Altos de Jalisco condenadas a desaparecer bajo las aguas, el gobierno federal y estatal continúan adelante con la construcción del embalse que, afirman, dotará de agua potable a León, Guanajuato, a Guadalajara y a varios municipios alteños jaliscienses. También prosigue la construcción de viviendas en un terreno acondicionado para quienes acepten la reubicación.
–¿Y la jerarquía local católica apoya el movimiento de resistencia?
–Yo no puedo considerarme como representante de la Arquidiócesis, yo soy vocero y representante del Comité Salvemos Temacapulín, Acasico y Palmarejo. La doctrina de la Iglesia es muy clara y esa nos obliga a todos a vivirla, que quizá también en algunos sectores o algunas personas dentro de la Iglesia se abstienen de hacer declaraciones o acciones concretas por ciertos temores u otro tipo de intereses, eso lo desconozco, aunque pudiera suceder. Siempre han habido en el ambiente eclesiástico personas que tienen el arrojo del buen samaritano y personas que pasan de largo ante los problemas sociales. El evangelio de San Lucas capítulo 15 descubre lo que sucede en la Iglesia ayer, hoy y que siempre sucederá.
–¿Su activismo en este tema le ha provocado repercusiones en su apostolado?
–Yo cumplo con la tarea en la parroquia donde yo sirvo, la de Santa María Magdalena por el rumbo de Tesistán (Zapopan). Y al 100 por ciento también apoyando a Temacapulín, Acasico y Palmarejo, estamos trabajando tiempo extra porque no se puede de otra manera. Pero también estamos luchando y trabajando y buscando encuentros dentro de la Iglesia para concientizar. Quizá si hacemos conscientes a los obispos, a los sacerdotes, a las religiosas, a los que trabajan en los templos, de esta situación, quizá tendríamos más grandes logros.
–¿Hay simpatía en la Iglesia en general por esta causa?
–Hay un sector importante de sacerdotes, religiosas e inclusive de obispos, quizá no en el ámbito local, pero sí hay conciencia.
–Su participación en el movimiento me parece singular en un estado como Jalisco, donde la jerarquía eclesiástica es más bien conocida por su conservadurismo.
–Son las etapas de la historia en la que nos toca a nosotros despertar la conciencia, así como la Iglesia despierta la conciencia de seguir el camino de Dios, de los valores humanos, cristianos, el respeto a la vida, a la justicia, a la paz, a la familia, así tenemos nosotros desde la base que concientizar a la jerarquía, a las autoridades eclesiásticas para que, al mismo tiempo que tenemos los ojos en el cielo tengamos los pies en la tierra, y que estemos con quien debemos estar porque podemos luego equivocarnos. La idea es trabajar para lograr que los pastores de la Iglesia puestos por Cristo estemos con quien debemos estar, que es con el que sufre, con el pobre, con el necesitado, con el que sufre opresión, con el que sufre maltrato, que es robado, con el que quiere ser aniquilado por los poderes de este mundo.
–¿Ha hablado con el cardenal Juan Sandoval Íñiguez de este tema?
–Sí he hablado con el cardenal de este tema. Él dice que hay que concientizar a la gente para que aprenda a defender sus derechos. Y bueno, es parte de un proceso, pero también hay un proceso que se llama de subsidiaridad, cuando la gente no puede alcanzar un objetivo la tarea de nosotros es subsidiar, ayudar para que la gente lo logre. Muchas veces el sacerdote, el obispo, tiene que ser la voz de los que no tienen voz.
–¿Cree que el cardenal tendría que pronunciarse con mucha más claridad a favor de los pobladores?
–El cardenal lo ha dicho muy claramente y tiene razón. Él respeta el orden de la Iglesia y por tanto como esas tres comunidades pertenecen a la diócesis de San Juan de los Lagos, entonces quien debe dar sus declaraciones es el obispo de San Juan de los Lagos porque él es el directamente responsable de esas comunidades, o a los párrocos de Cañadas de Obregón, de Mexticacán o Yahualica, con quienes he hablado y les he expuesto la necesidad de que la Iglesia se pronuncie a favor de quienes sufren.
–¿Y ellos qué le dicen?
–Ellos coinciden en que el gobierno está cometiendo una injusticia, nada más que hay quienes se limitan a decirlo, y otros no nos podemos limitar hasta allí. En mi caso no voy a decir solamente que es injusto, sino que yo como nativo de Temacapulín y ciudadano con obligaciones morales, estaré actuando mientras Dios me lo permita, en lo que mi conciencia me lo indique.
Fuente: La Jornada de Jalisco
No hay comentarios:
Publicar un comentario