EDUARDO GONZÁLEZ VELÁZQUEZ
El día de ayer en el Museo Nacional de Antropología e Historia se dio el banderazo de salida a la segunda edición de lo que han dado en llamar Iniciativa México. En ese marco 715 medios de comunicación desde televisoras, radiodifusoras, medios impresos y portales electrónicos de información, encabezados por el duopolio televisivo formado por Televisa y TV Azteca signaron el Acuerdo para la cobertura informativa de la violencia del crimen organizado. Según se desprende del documento, son varios los objetivos del “acuerdo”: 1) no difundir información que ponga en riesgo la viabilidad de los operativos contra el crimen organizado o que comprometa la vida de quienes combaten a la delincuencia o a sus familias; 2) no interferir en el combate a la delincuencia; 3) dimensionar adecuadamente la información que se presente; 4) no convertirse en voceros involuntarios del narcotráfico; 5) no entrevistar a los delincuentes cuando exista una sentencia condenatoria en su contra; 6) se establece la obligatoriedad de aplicar “criterios editoriales” (cualquier cosa que eso signifique) para dejar en claro que la violencia es producto de los criminales, quienes han propagado el terror y amenazan en algunos lugares del país las libertades fundamentales de la sociedad; 7) limitar la difusión de imágenes y fotografías de violencia y terrorismo; 8) impedir que los delincuentes o presuntos delincuentes se conviertan en víctimas o héroes públicos; y 9) omitir y desechar la información que provenga del crimen organizado con propósitos “propagandísticos”.
¿Qué implica el acuerdo firmado por cientos de medios de comunicación? ¿Bajo qué compromisos y a qué precio se asumió el acuerdo? ¿Cuál es el alcance del documento? ¿Correrán los medios firmantes una suerte de voceros oficiales y oficiosos del “gobierno” de Felipe Calderón en su guerra contra el narcotráfico? ¿Se comenzará a fabricar desde Los Pinos la imagen de un México sin violencia? ¿Acaso se gestó en las oficinas de Los Pinos el documento que se aprobó? ¿Estamos frente a un escenario de autocensura propiciada más por intereses inconfesables de los dueños de los medios de comunicación que por la seguridad de los periodistas y de la sociedad en su conjunto? ¿La nueva “Iniciativa México” responde a la constante queja de Felipe Calderón por el manejo de la información que algunos medios de comunicación realizan en relación a la violencia? ¿El nuevo acuerdo forma parte de una estrategia de posicionamiento electoral de Felipe Calderón y el PAN con miras al 2012? Echemos un vistazo por algunos puntos del “acuerdo”.
El no difundir la información de los operativos ocasionará que la opacidad se instale en torno a la guerra que se libra contra el crimen organizado, lo que podría propiciar que en el marco de la secrecía se violen los derechos y las garantías de los ciudadanos. “Dimensionar adecuadamente la información” tiene un olor a censura que no podemos dejar de percibir. ¿Quiénes y bajo qué criterio determinarán la dimensión adecuada de la información? El negarle la voz a un delincuente o a un presunto delincuente permitirá que la sociedad solamente conozca una parte de la historia. Se impone en beneficio del trabajo periodístico y del derecho a la información que tenemos los ciudadanos presentar las partes del todo, potenciando que con la información completa la sociedad asuma la postura que prefiera. Aceptar la obligatoriedad para establecer que la violencia “es producto de los criminales”, es negar que en varias ocasiones las fuerzas del “orden” son las que violentan la vida de las comunidades. Cuando se “limita” la difusión del material fotográfico o la información proveniente de las células del crimen organizado se impone un velo de censura frente a los ojos críticos de la sociedad. Dar a conocer estos materiales no busca en ningún momento “convertir” a los criminales o presuntos delincuentes en víctimas o héroes públicos.
Desde luego, el papel de los medios de comunicación en el fortalecimiento de la vida democrática en el país no es el de interferir en el combate a la delincuencia, ni mucho menos convertirnos en apologistas de la violencia sea cual sea su naturaleza y origen. Pero esa situación no debe convertirse en una mordaza colocada por los propios medios de comunicación a contentillo de las “autoridades” para no informar sobre la violencia que de manera iracunda recorre el país desde que Felipe Calderón decidió enfrentar a los cárteles de la droga con una “estrategia” que resultó fallida desde su origen.
ihuatzio@hotmail.com
Twitter@contodoytriques.com
Facebook.com/Eduardo
Fuente: La Jornada de Jalisco
El día de ayer en el Museo Nacional de Antropología e Historia se dio el banderazo de salida a la segunda edición de lo que han dado en llamar Iniciativa México. En ese marco 715 medios de comunicación desde televisoras, radiodifusoras, medios impresos y portales electrónicos de información, encabezados por el duopolio televisivo formado por Televisa y TV Azteca signaron el Acuerdo para la cobertura informativa de la violencia del crimen organizado. Según se desprende del documento, son varios los objetivos del “acuerdo”: 1) no difundir información que ponga en riesgo la viabilidad de los operativos contra el crimen organizado o que comprometa la vida de quienes combaten a la delincuencia o a sus familias; 2) no interferir en el combate a la delincuencia; 3) dimensionar adecuadamente la información que se presente; 4) no convertirse en voceros involuntarios del narcotráfico; 5) no entrevistar a los delincuentes cuando exista una sentencia condenatoria en su contra; 6) se establece la obligatoriedad de aplicar “criterios editoriales” (cualquier cosa que eso signifique) para dejar en claro que la violencia es producto de los criminales, quienes han propagado el terror y amenazan en algunos lugares del país las libertades fundamentales de la sociedad; 7) limitar la difusión de imágenes y fotografías de violencia y terrorismo; 8) impedir que los delincuentes o presuntos delincuentes se conviertan en víctimas o héroes públicos; y 9) omitir y desechar la información que provenga del crimen organizado con propósitos “propagandísticos”.
¿Qué implica el acuerdo firmado por cientos de medios de comunicación? ¿Bajo qué compromisos y a qué precio se asumió el acuerdo? ¿Cuál es el alcance del documento? ¿Correrán los medios firmantes una suerte de voceros oficiales y oficiosos del “gobierno” de Felipe Calderón en su guerra contra el narcotráfico? ¿Se comenzará a fabricar desde Los Pinos la imagen de un México sin violencia? ¿Acaso se gestó en las oficinas de Los Pinos el documento que se aprobó? ¿Estamos frente a un escenario de autocensura propiciada más por intereses inconfesables de los dueños de los medios de comunicación que por la seguridad de los periodistas y de la sociedad en su conjunto? ¿La nueva “Iniciativa México” responde a la constante queja de Felipe Calderón por el manejo de la información que algunos medios de comunicación realizan en relación a la violencia? ¿El nuevo acuerdo forma parte de una estrategia de posicionamiento electoral de Felipe Calderón y el PAN con miras al 2012? Echemos un vistazo por algunos puntos del “acuerdo”.
El no difundir la información de los operativos ocasionará que la opacidad se instale en torno a la guerra que se libra contra el crimen organizado, lo que podría propiciar que en el marco de la secrecía se violen los derechos y las garantías de los ciudadanos. “Dimensionar adecuadamente la información” tiene un olor a censura que no podemos dejar de percibir. ¿Quiénes y bajo qué criterio determinarán la dimensión adecuada de la información? El negarle la voz a un delincuente o a un presunto delincuente permitirá que la sociedad solamente conozca una parte de la historia. Se impone en beneficio del trabajo periodístico y del derecho a la información que tenemos los ciudadanos presentar las partes del todo, potenciando que con la información completa la sociedad asuma la postura que prefiera. Aceptar la obligatoriedad para establecer que la violencia “es producto de los criminales”, es negar que en varias ocasiones las fuerzas del “orden” son las que violentan la vida de las comunidades. Cuando se “limita” la difusión del material fotográfico o la información proveniente de las células del crimen organizado se impone un velo de censura frente a los ojos críticos de la sociedad. Dar a conocer estos materiales no busca en ningún momento “convertir” a los criminales o presuntos delincuentes en víctimas o héroes públicos.
Desde luego, el papel de los medios de comunicación en el fortalecimiento de la vida democrática en el país no es el de interferir en el combate a la delincuencia, ni mucho menos convertirnos en apologistas de la violencia sea cual sea su naturaleza y origen. Pero esa situación no debe convertirse en una mordaza colocada por los propios medios de comunicación a contentillo de las “autoridades” para no informar sobre la violencia que de manera iracunda recorre el país desde que Felipe Calderón decidió enfrentar a los cárteles de la droga con una “estrategia” que resultó fallida desde su origen.
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Fuente: La Jornada de Jalisco
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