sábado, 26 de marzo de 2011

UNIFORMIDAD MEDIÁTICA

Un grupo de dueños de medios y periodistas se reunieron ayer por la mañana en el Museo Nacional de Antropología e Historia para firmar un acuerdo de 10 puntos con criterios compartidos sobre la cobertura a temas de violencia y particularmente vinculados a la actividad del crimen organizado.

De entrada resulta preocupante la sumisión de decenas de empresas que supuestamente son independientes, a la convocatoria que han hecho Televisa y TV Azteca, dos compañías que en los últimos años, gracias a la permisividad de los diferentes gobiernos en turno, a su complicidad o a su franco temor, no sólo han tenido un crecimiento inconcebible sin el apoyo del Estado, sino que ahora se inmiscuyen y participan en otras áreas de interés público, como el turismo, las telecomunicaciones, la cultura, la educación, la definición de normas de comparecencia y ahora, como sucederá en Puebla, hasta en políticas y programas de desarrollo social.

Que el duopolio que ha sido cuestionado por sus contenidos sesgados y su agenda a todas luces particular pretenda ahora erigirse en censor y tutor de los demás medios es algo que no se puede acompañar y mucho menos justificar.

La violencia, en todas sus formas, es un asunto mucho más complejo que una campaña propagandística o de silencios. Y en particular la violencia que desata el crimen organizado se resuelve con políticas públicas desde el Estado que no pueden limitarse a su combate con armas, sino, sobre todo, con el combate a la pobreza, a la marginación, la impunidad y la corrupción.

Lo más lamentable es que desde el poder público se aliente este tipo de acuerdos, pues evidencian que sus orquestadores suponen que se puede gobernar sólo con apariencias.

Fuente: La Jornada de Oriente

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