MARTÍN HERNÁNDEZ ALCÁNTARA
El destino del país y su desarrollo pasa necesariamente por considerar que los problemas sociales y medioambientales tienen que resolverse de manera conjunta, pues los elementos de ese binomio –la organización humana y la naturaleza– interactúan todo el tiempo y los males de uno repercuten necesariamente en el otro.
La anterior fue una de las muchas conclusiones a las que se llegó en el primer día del Foro Nacional por la Regeneración Socio–Ambiental, celebrado en Cuetzalan del Progreso y que hoy llegará a su fin.
El acto fue convocado por la sociedad cooperativa Tosepan Titataniske, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y el Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas (Conoc).
Fue una jornada de intensa labor en las que se desarrollaron 10 mesas de trabajo desde la mañana hasta que la noche cayó.
Participaron organizaciones indígenas, campesinas, sindicales, ambientalistas, turísticas, investigadores universitarios, académicos, activistas, especialistas y ciudadanos interesados.
Se analizaron temáticas como minería, agua, turismo, cambio climático, bosques y selvas, ciudad e industria, territorio y patrimonio cultural, energía, presas, agroecología y soberanía alimentaria, salud ambiental, así como género y medio ambiente.
Aunque en algunas mesas la discusión alcanzó niveles de apasionamiento, en general hubo coincidencias en que es necesario detener, evitar y combatir los proyectos económicos, del Estado, públicos y privados que antepongan intereses de cualquier tipo sobre la conservación del medio ambiente.
Hubo también críticas tan fundamentadas como feroces a las empresas nacionales y extranjeras que depredan los recursos naturales y contaminan o que explotan a sus empleados y ofrecen productos nocivos para la salud a su clientela.
En algunas mesas la autocrítica también se hizo a los hábitos irracionales de consumo de la sociedad, la ausencia de organización en la mayoría de las localidades rurales y citadinas.
En contraparte, se reconocieron los esfuerzos comunitarios de resistencia ante el embate del neoliberalismo, pero también de acción transformadora de muchas organizaciones, institutos y activistas en el país.
Otra idea compartida por la mayoría de los participantes es que desde hace aproximadamente 30 años las diferentes administraciones del gobierno federal se han empeñado en acabar con la soberanía alimentaria de la nación, entregar sus recursos naturales al capital extranjero, vulnerar el tejido y la organización social, amén de brindar impunidad a los políticos y particulares corruptos que lucran con la necesidad de los más pobres.
“Sin maíz no hay país”
La Tosepan Titataniske fue la organización anfitriona y por eso el Centro de Formación Kaltaixpetaniloyan sirvió como sede del foro.
El maíz tuvo un lugar protagónico en el acto. Desde el principio, primero en náhuatl y luego en castellano, Epifanio García, promotor orgánico de la Tosepan Titataniske, dedicó una amplia explicación sobre la importancia vital del grano para los campesinos.
Dijo que a pesar de que desde muchos ámbitos se persuade al agricultor para disuadirlo de que cultive maíz, “pero nosotros tenemos que sembrar aunque sea sólo para nuestro consumo. El campesino no está tranquilo si no siembra para tener seguro aunque sea su alimento”.
Enseguida García explicó los significados que los cuatro colores del maíz tienen para los náhuas: el blanco, la alimentación; el rojo, por el sacrificio, la sangre del “redentor”; el morado por el color que vestía en su suplicio “el redentor” y el amarillo, el color de las estrellas, el color también de la muerte, “como la flor de cempasúchil”.
De hecho, la mesa sobre el maíz fue la más concurrida, con 127 participantes. Entre sus propuestas principales destacó el envío de una carta al Senado de la República que mañana harán reformas al artículo 23 Constitucional para garantizar la producción de alimentos en el país.
Otra misiva será enviada por las organizaciones campesinas que participan en el foro a la Feria de la Milpa, con el fin de que se vigile de cerca el proyecto de plantar maíz transgénico en Tamaulipas.
La tercera acción consiste en que cada organización manifieste en sus ámbitos de influencia la necesidad de proteger el maíz de las siembras transgénicas, aprovechando la conmemoración del aniversario luctuoso de Emiliano Zapata el próximo 10 de abril.
También se propuso la creación de un programa específico para institucionalizar e instrumentar los maíces nativos en el estado de Tlaxcala, una vez que se ha aprobado la ley de maíces nativos en dicha entidad federativa.
Pruebas del porvenir
El acto también contó con la participación del aspirante presidencial, Andrés Manuel López Obrador, quien arribó al mediodía al jardín central del Kaltaixpetaniloyan, para compartir el pan y la sal con los participantes y expresó que su proyecto de gobierno tiene como prioridad abatir la pobreza, proteger el patrimonio de los mexicanos y cuidar los recursos naturales.
El investigador Víctor Toledo le manifestó al llamado “presidente legítimo de México”: “Hoy, el mapa de la República es un vasto escenario de batallas entre las fuerzas ciudadanas y los cientos de proyectos mineros, hidráulicos, energéticos, turísticos, agrícolas, forestales e incluso biotecnológicos que buscan implantarse. A esta tragedia contribuyen, con diferentes matices y con honrosas excepciones, los gobiernos en sus tres escalas y en sus tres colores, derecha, centro e izquierda”.
Habló de la resistencia de las comunidades y organizaciones indígenas que liban “batallas socio–ambientales”, en las que “se defienden al mismo tiempo los recursos naturales, el territorio, la cultura, la vida colectiva y la autogestión comunitaria, es decir, el poder social”.
Por su parte, Aurelio Fernández Fuentes, director del Centro Universitario para la Prevención de Desastres Regionales de la Universidad Autónoma de Puebla (Cupreder), habló sobre el ordenamiento territorial que ese organismo conformó con la sociedad cuetzalteca.
En todo momento, el también director de esta casa editorial resaltó que el documento es el resultado de una consulta real con la gente, en la que los ciudadanos fueron protagonistas y promotores de una regulación que defienda a la naturaleza de las agresiones del capital.
De hecho, Fernández Fuentes resaltó que los indígenas de Cuetzalan han dado una muestra fehaciente y palpable de que los daños al medio ambiente pueden revertirse.
Fuente: La Jornada de Oriente
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