martes, 11 de octubre de 2011

La operación con Repsol es irreversible; Pemex tiene 9.6%






La operación con Repsol es irreversible; Pemex tiene 9.6%
Se debió haber informado al consejo de administración, acepta
No teníamos obligación de pedir autorización; es atribución del director subir asuntos a los consejeros, afirma el funcionario.
Sin embargo, acepta que no esperaba las repercusiones que el trato tuvo en los medios, la visibilidad y el escándalo en la prensa

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El director general de Pemex, Juan José Suárez Coppel, en entrevista con La Jornada en sus oficinasFoto Cristina Rodríguez
Israel Rodríguez, Roberto González y Emilio Lomas

Periódico La Jornada
Martes 11 de octubre de 2011, p. 27
Juan José Suárez Coppel, director general de Petróleos Mexicanos (Pemex), acepta que debió haber informado al consejo de administración de la empresa sobre la decisión que tomó de comprar acciones de Repsol y unir fuerzas con la constructora Sacyr Vallehermoso en el consejo de administración de la petrolera española. Sin embargo, afirma: la operación es irreversible.

Asegura no tener ninguna duda de la legalidad con la que se hizo la transacción, que en los hechos dio a la dupla Sacyr y Pemex un peso decisivo en el control de la firma española, al tener ambas 29.8 por ciento de los votos, más que cualquier otro accionista.

No teníamos obligación de pedir autorización al consejo de administración de Pemex, declara en entrevista con La Jornada. Es atribución del director de la empresa decidir subir asuntos relevantes al consejo, sostiene. Pero acepta: Las consecuencias que hemos visto en medios, la visibilidad y demás, implican que se debería haber informado.

A finales de agosto pasado, Pemex aumentó de 4.8 a 9.8 su participación accionaria en Repsol, en una operación por mil 600 millones de dólares, de los cuales 70 por ciento fueron cubiertos con créditos bancarios y el resto con dinero en efectivo que salió de la caja de una filial de Petróleos Mexicanos en Holanda. Además de adquirir los títulos, la empresa mexicana se comprometió a votar, en el consejo de administración de Repsol, en el mismo sentido que lo haga la constructora Sacyr Vallehermoso, la cual detenta 20 por ciento de los títulos de la petrolera, siempre que ambas empresas estén de acuerdo en la decisión. El acuerdo ha sido criticado por la dirección y accionistas minoritarios de Repsol en España y por un sector de la oposición política en México.

–¿La compra de acciones de Repsol y la asociación con Sacyr es un asunto liquidado?

–El convenio está firmado. Ya llegamos a una posición de 9.6 por ciento del capital de Repsol, prácticamente el monto que está firmado en el convenio con Sacyr (9.8 por ciento). En el último consejo de administración de Repsol se usó el argumento falaz de que Pemex es competidor para tratar de quitarnos nuestros derechos como consejeros y accionistas. Eso es ilegal. Ya lo impugnamos. No estamos apostando a una salida de enfrentamiento.

Hemos hablado con los demás accionistas para hacerles ver que nuestro plan implica que nos vaya bien a todos, que tengamos una visión común y mejore el desempeño de la empresa. Desde que entró la actual administración de Repsol, en 2005, el valor de la acción prácticamente no se ha movido, mientras las petroleras internacionales han aumentado su precio en más de 20 por ciento.

–¿Por qué se eligió este momento para hacer la operación?

–Hasta el primero de julio había una ley de sociedades en España que decía que, independientemente de cuántas acciones tuviera cualquier accionista, no podía ejercer más de 10 por ciento de los votos. Sacyr, con 20 por ciento del capital, ejercía 10 por ciento de los votos. Nosotros votábamos nuestro 4.8 por ciento; si hacíamos un convenio así, íbamos a votar 10 por ciento los dos, como máximo. Antes no había ninguna ventaja de una sindicación de votos.

–¿Cómo fue que se decidió en la dirección de Pemex hacer esa operación y por qué no se informó a los consejeros, que es lo que está pidiendo a Repsol?

–No tenemos duda de la legalidad de cómo se hizo la operación. No teníamos obligación de pedir autorización. Es atribución del director de la empresa decidir subir asuntos relevantes al consejo. Es atribución del consejo pedir qué cosas se suben a autorización o que se informen. Bajo mi atribución yo sentí que no era un asunto que debía subir a autorización.

Ciertamente las consecuencias que hemos visto en medios, la visibilidad y demás, implican que se debería haber informado. Entiendo las preocupaciones del consejo. El consejo tiene atribuciones de fijar reglas y lo que espero es que se defina con esas atribuciones.

–Dice que el director de Pemex puede hacer esta operación sin autorización del consejo. ¿Qué parte de la ley le da esa atribución, en qué artículo se sustenta, cómo sustenta que tiene la atribución de hacerlo?

–Yo tengo la atribución de adquisición de valor y tengo la atribución de haber firmado este convenio de sindicación de votos. Nosotros tenemos un dictamen legal. No tengo duda de que lo que hicimos fue correcto en el espíritu de la ley. Es atribución del consejo decirme qué tengo que subir. Si ellos me dicen que esto lo tengo que subir, lo subo.

–¿El dictamen legal ya lo tienen los consejeros de Petróleos Mexicanos?

–Claro. Se lo hemos dado. Bueno, el abogado (de Pemex) se ha reunido varias veces con ellos. El dictamen legal ya lo tenemos.

–¿Quiénes sí conocieron de la operación, cómo se diseñó, desde cuándo se empezó a fraguar? ¿Tenían conocimiento el secretario de Hacienda, el de Energía, el Presidente?

–La operación financiera se informó a la oficina de la Presidencia, a la Secretaría de Energía y a la Secretaría de Hacienda. Las consecuencias, el ruido, todo este escándalo en prensa que se armó, la campaña de prensa financiada por la administración de Repsol, no la esperábamos. Yo nunca hubiera esperado una reacción así. He dicho en España que en México tenemos el dicho de que no pagamos para que nos peguen. Por lo visto allá están acostumbrados a hacerlo de otra manera.

–¿En qué momento informó a la Presidencia y a las secretarías de Hacienda y Energía?

–Lo suficientemente antes para hacer la operación. Hay una complicación particular en esta operación. Tiene que ver con que Repsol es una empresa listada (que cotiza en el mercado accionario). Este tipo de información, el que se informe antes, potencialmente es información privilegiada. Es muy delicado, y es práctica más que recomendable informar a un círculo muy pequeño. No porque se dude de ellos, sino porque hay muchos aspectos legales. Esta operación era especialmente delicada en ese sentido.

–¿Por qué insistir en la españolidad de Repsol si es una empresa listada en bolsa y los accionistas son internacionales?

–Nosotros lo pusimos. Es una empresa internacional, listada, no es empresa nacional. Pero nosotros sentimos que allá (en España) también tienen su corazoncito y respetamos su corazoncito.

–¿Hubo una petición formal de información de los consejeros de Pemex sobre este proceso?

–Sí. Hemos tenido varias reuniones y hubo una solicitud formal de una reunión de consejo para que se informara y vamos a tener la reunión.

–A su juicio, las reticencias para la operación de Repsol ¿cuáles son, cuál es el fondo?

–Más que hablar a nombre de los consejeros, revisemos cuáles han sido las críticas. Primero, cómo se informó, quién lo sabía, etcétera. Segundo, por qué estamos invirtiendo estos recursos en Repsol si nos hacen falta en México. Respuesta: lo que fija cuánto invertimos en México es el techo presupuestal (que aprueba la Cámara de Diputados). Nosotros tenemos suficientes recursos en caja. Hoy tenemos en Pemex paraestatal casi 10 mil millones de dólares en caja. En las filiales de Pemex en el extranjero tenemos más de 2 mil millones de dólares en caja. No es que no tengamos recursos en caja. Hay un espacio que podemos mantener también de endeudamiento para invertir.

“El punto –abunda– es que ningún peso de lo que se invirtió en Repsol pudimos haberlo invertido en México. La prioridad para invertir es México. Se ha dicho que las filiales en el extranjero están en lo oscurito. Las audita el órgano interno de control, la Secretaría de la Función Pública y la Auditoría Superior de la Federación (el órgano de fiscalización de la Cámara de Diputados). Todos los años, la ASF audita nuestras filiales en el extranjero”.

Agrega: La operación en Repsol sirve para dar valor a Pemex. No es dinero tirado a la basura, no es inversión para ver qué nos da. Estamos invirtiendo en un activo líquido, que nos paga un dividendo que alcanza más que a cubrir el costo de la deuda.

Además de la ganancia financiera, el director general de Pemex considera que existe un beneficio adicional que no puede medirse en metálico. Hay un gran potencial de colaboración, menciona. Se trata, dice, de ganar en ideas, tecnología, capacidad de ejecución y de gestión. Tantas veces se han quejado de que deberíamos cambiar la Constitución para que pudieran venir otras empresas a invertir con nosotros para hacernos de tecnología. Bueno, cambiemos el lado de la moneda. Si lo que queremos es coinvertir con otras empresas para hacernos de tecnología, capacidad de ejecución, etcétera, pues hagámoslo donde sí podemos, que es fuera de México.

–¿La operación se puede caer?

–La operación financiera no nos la puede tirar Repsol.

–¿Quién sí puede?

–Bueno, si Sacyr no mantiene su posición en acciones no hay nada que votar juntos, pero no pasa nada; no perdemos nuestras acciones.

–¿La autoridad supervisora del mercado de valores de España tiene alguna investigación pendiente sobre los tiempos en que se realizó la operación?

–En el pasado consejo de Repsol se aprobó que la empresa solicitaría que se hiciera un análisis de todo tipo de operación que pareciera irregular. Nosotros votamos a favor de eso. Por nosotros que se investigue y se reinvestigue.

–¿Por qué se realizó la compra de acciones a través de una filial en el extranjero? Mencionó que las filiales de Pemex en el exterior tienen 2 mil millones de dólares en caja. ¿Esos recursos se pueden usar discrecionalmente bajo la opinión del director de la empresa?

–El tipo de autorización de esos recursos se tiene que definir en el consejo. Adquirimos el ducto que viene de Brownsville a Cadereyta. Esa inversión en el extranjero es operacional y requerimos llevarla al consejo, se debe definir en el consejo. Hemos dicho varias veces que Pemex podría obtener una participación en una refinería fuera de México, y si las condiciones son razonables podríamos reducir la importación de gasolinas. Otra posibilidad es comprar una participación en algún yacimiento de aguas profundas en Estados Unidos, en África o en Brasil, y claro que lo podemos hacer con la misma lógica. Esas adquisiciones requerirían mejor información y, muy importante, necesitarían gran agilidad en la toma de decisiones, que el consejo se moviera rápido.

–Esta operación ¿afecta los programas de expansión? ¿No sería conveniente aplicar los recursos en desarrollo, en refinación y atender sus planes de expansión ?

–Requerimos mayor inversión en México. Si la única alternativa es vender Repsol, mañana la vendemos. Repsol es útil para Pemex, es una inversión rentable porque hay muchas oportunidades de colaboración, nos permite ver desde adentro la operación de una empresa global. De invertir en Repsol a hacerlo en Chicontepec, toda la vida preferiríamos Chicontepec. Pero no tiene que ser uno o lo otro.

Ante la pregunta de si se buscará alianzas estratégicas, respondió: No podemos hablar de una operación antes de que se haga. Si Repsol se hubiera enterado de lo que íbamos a hacer, hubiera hecho lo imposible por tirar la operación y probablemente la hubiera tirado. Ahora ya no puede hacerlo

Comentó, al final, que para incursionar en aguas profundas fuera de México se podría coinvertir con Repsol y con muchas empresas que tienen experiencia y exploran en aguas profundas.


Fuente: La jornada
Difusión AMLOTV

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