Laura Itzel Castillo
4 de Sep de 2013
En el marco del I Informe de gobierno, el pasado 2 de septiembre, Enrique Peña Nieto dio su mensaje desde Los Pinos, en medio de una ola de protestas, un gran despliegue policiaco y cercos de enormes vallas por diversas partes de la ciudad.
En su discurso, el Ejecutivo celebró que se hubiera aprobado la regresiva Ley General del Servicio Profesional Docente. El engaño del que fue víctima el magisterio, al citar a sus líderes a una mesa de diálogo, lejos de San Lázaro, a la misma hora en que se daba el albazo en la Cámara de Diputados, nos revela la forma de legislar en México. Ni siquiera los diputados y las diputadas habían leído el dictamen.
Esa ley reglamentaria fue diseñada sobre premisas falsas y traerá como consecuencia la pérdida de los derechos de los trabajadores. En realidad es una reforma laboral, disfrazada de reforma educativa, y servirá para acosara los maestros. Hay que señalar que la CNTE nunca estuvo contra la evaluación, sino en la forma arbitraria como se pretende implementar.
Incluso la reciente reforma constitucional, en materia educativa, señala que la educación deberá contribuir a fortalecer la diversidad cultural, enunciado que se contradice con lo que se aprobó en la la ley secundaria: que especifica evaluación única y examen único.
El próximo 8 de septiembre a las 10 horas, Andrés Manuel López Obrador ha convocado a un mitin en el Zócalo para frenar este tipo de arbitrariedades, situaciones que también se pretenden repetir con las anunciadas reformas energética y hacendaria: para saquear el petróleo y aumentar el IVA de 16 a 19% y gravarlo en medicinas y alimentos.
Sólo con la participación organizada del pueblo de México se podrá cambiar la situación del país. Es importante la presencia de todos los que deseamos una patria libre, digna y soberana. Recordemos la marcha contra el desafuero de AMLO. Reivindiquemos nuestros derechos ciudadanos.
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