Por Marcela Turati
Felipe Calderón no ha podido ser el "Presidente del Empleo". Menos ahora, cuando el índice de desocupación se dirige sin freno a 5% de la población económicamente activa. Si bien la pobreza extrema ya se había disparado desde el primer gobierno del PAN, en el de Calderón la pesadilla del desempleo se recrudece en todo el país.
Miles de mexicanos son despedidos o quedan sin trabajo por el cierre de empresas. Luego deambulan de uno a otro lado en busca de vacantes que no existen. Y quienes aún conservan su empleo aceptan míseros salarios, tratos indignos y abusivos por parte de sus patrones, sabedores éstos de que la necesidad apremia.
Más allá de los índices y las estadísticas, más allá de la inutilidad de las medidas anticíclicas que anunció el gobierno federal hace unas semanas, en este reporte especial Proceso ofrece, descarnado, el rostro del saldo de una administración encabezada por aquel a quien bien puede llamarse el presidente del desempleo.
Con incentivos del gobierno federal, las trasnacionales automotrices asentadas en México, entre ellas Volkswagen, están aplicando "paros técnicos" en los que reducen los salarios a cambio de no hacer despidos masivos de trabajadores. Pero éstos no tienen un apoyo comparable del gobierno ni garantías de las empresas. Unos son cesados de todas formas, y los que se quedan tienen que soportar toda clase de abusos.
viernes, 13 de febrero de 2009
Calderón: Presidente del Desempleo
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