Narco, una esperanza de empleo
JOSé GIL OLMOS
México D.F. El dato es estremecedor y preocupante por si mismo: el narco en México da empleo directo al menos a 450 mil personas que se dedican al cultivo y comercialización de marihuana y opio. Y en un momento de crisis económica, esta industria del crimen organizado representa ya una opción para los miles o quizá millones que quedarán desempleados en estos años.
De acuerdo con datos del Departamento de Estado estadunidense, el negocio de las drogas en el país genera directamente empleo para 150 mil personas y otros 300 mil participan en el cultivo de marihuana y opio que se da en varios estados del país. Esta fuente de empleo, según el gobierno de Washington, origina algo así como 25 mil millones de dólares anuales, que representa más de la mitad de lo que obtiene la industria turística nacional la cual generó el año pasado ingresos por 11 mil 113 millones de dólares.
Las estimaciones del gobierno estadounidense, sin embargo, son bajas si tomamos en cuenta las familias completas que tienen sus famosas tienditas donde participan los abuelos, hijos y nietos, así como sobrinos tíos, etc., en la venta de estupefacientes. O también la parvada de "halcones" que en las ciudades o en la sierra vigilan a quienes transitan. O a los taxistas, vendedores de piratería y policías que forman parte de la amplia red de colaboradores de los distintos cárteles de la droga que están diseminados por todo el territorio nacional.
Tan solo en Tijuana estimaciones extraoficiales señalan que puede haber entre 15 mil o 20 mil narcotienditas y un ejército de 3 mil personas que trabajan en la venta de droga en las calles.
Según la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, al menos 60 comunidades de estados como Guerrero, Michoacán y Oaxaca, están dedicadas a la producción de enervantes. Aproximadamente 50 mil indígenas ya se encuentran trabajando para los carteles del narcotráfico.
En tanto que en el comercio informal, es decir, en la piratería de la música y las películas el cartel de La Familia es quien controla la venta en 113 municipios de Michoacán, generando 27 millones de pesos mensuales, haciendo a un lado a los viejos grupos de Tepito.
Lamentablemente el negocio del narcotráfico ha encontrado suelo fértil entre la mano de obra desempleada y pobre del país. Ante la imposibilidad de tener un trabajo en el campo o la ciudad, frente a las dificultades cada vez más grandes por emigrar a los Estados Unidos, muchos campesinos e indígenas, así como algunos colonos de zonas urbanas marginales, ven en la plantación y comercialización de estupefacientes una salida inmediata a sus necesidades económicas.
La falta de generación de empleos es un problema grave desde hace 30 años. Según la economista Rosa Albina Garavito, en este periodo de tiempo no se han generado los 30 millones de empleos que se necesitaban para responder a las necesidades de una sociedad creciente como la mexicana.
De acuerdo con análisis económicos y demográficos, el país tiene la necesidad cada año de contar con un millón 400 mil nuevos empleos, pero desde que estaba el PRI como gobierno y aún con la llegada del PAN a presidencia, esta cifra jamás se ha alcanzado y únicamente se han alcanzado a crear entre 400 y 500 empleos nuevos, dejando un déficit anual de 900 millones de empleos no creados.
Actualmente, la industria mexicana, que aporta casi 40% del Producto Interno Bruto (PIB), sufre la caída más fuerte en los últimos 12 años. La tasa de desempleo en México subió 5.0% en enero, su mayor nivel desde 1997 según cifras oficiales.
A estos datos hay que sumar las estimaciones de pérdida de empleos este año. Un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) estimó que la pérdida podría llegar hasta unas 500 mil plazas.
Frente a este panorama, Carlos Slim, el hombre más rico de México dijo que creará 34 mil empleos este año, lo cual será un pálido alivio a las necesidades de los mexicanos.
Pero lo que pierde de empleo la industria nacional al parecer lo gana la industria del narcotráfico que no sólo genera empleo directo mediante el cultivo y la comercialización, sino también indirectamente en la derrama económica reflejada en el comercio informal.
Es precisamente en la crisis, que el narcotráfico encuentra una oportunidad para extender sus ramificaciones y hacerse más poderoso e indispensable para la economía mexicana.
Y para este efecto no hay forma de luchar pues de alguna manera el nacimiento, florecimiento y extensión del comercio negro del crimen organizado, es un reflejo de las mismas reglas del neoliberalismo que alcanza los niveles más altos de los gobiernos y empresarios, hasta los más bajos de los pobres y desempleados que lamentablemente ven en el narcotráfico una posible entrada de ingresos que de otra manera no tendrán.
Comentarios: Correo electrónico gil@proceso.com.mx
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