lunes, 11 de mayo de 2009

China: los mexicanos que se quedaron





China: los mexicanos que se quedaron

ALBERTO BRUNAT

BEIJÍN, 8 de mayo (apro).- El teléfono suena en el lobby del Hotel Guomen, junto al aeropuerto internacional de Pekín, y una voz responde que no se puede pasar la llamada a los mexicanos allí alojados. "Las líneas están fuera de servicio, inténtelo de nuevo en unos minutos", responde en mandarín a Proceso una de las recepcionistas.

El Guomen es un hotel bien célebre entre los mexicanos de Pekín, después de que China adoptara medidas draconianas para evitar la entrada del virus A/H1N1. En este establecimiento vetusto, como pudo comprobar esta revista, se alojaron diez mexicanos que fueron aislados por las autoridades chinas, pese a que ninguno presentaba síntomas de estar infectado con el virus.

Fue una cuarentena a la fuerza que, como en otras ciudades del gigante asiático (Shanghai, Cantón, Hong Kong), provocó la reacción del gobierno mexicano, que estimaba que Pekín estaba discriminando a los portadores de un pasaporte mexicano, aunque no tuvieran síntomas de la influenza o provinieran de México.

Esta situación paradójica la conoce bien G.C., un mexicano residente en Pekín, junto con su esposa y sus tres hijos, desde hace dos años. La fuente, que prefirió no ser identificada, fue puesta en cuarentena después de regresar a China de un viaje de negocios a Nueva Jersey, en Estados Unidos.

"Sigo sin entender mi caso. Hace más de dos meses que no voy a México y apenas pasé dos días en Estados Unidos. Cuando regresé de Nueva Jersey me mandaron al hotel para aislarme", dijo a Proceso G.C., quien criticó las condiciones del hotel habilitado por el gobierno chino.

 "Deberían haber buscado algo mejor. No es un lugar para estar siete días. Todo está muy viejo", agregó la fuente, quien declinó volver en el vuelo de Aeroméxico fletado el martes 5 de mayo por el gobierno mexicano, y denunció el poco tacto de las autoridades a la hora de tratar a los pasajeros que pueden ser portadores del virus.

"Al llegar a Pekín, los funcionarios vieron mis papeles y dijeron a todo el mundo en el avión que se apartara de mí. La gente empezó a mirarme muy raro. Es una situación muy desagradable", dijo, y agregó que ni siquiera le tomaron la temperatura o le realizaron un examen médico antes de ponerlo en cuarentena.

"Tuve que pedir a la embajada que me trajera ropa, porque ni siquiera pude pasar por casa. Me trajeron directamente al hotel y no he podido ver a mi mujer ni a mis hijos".

El caso de M.V. y su esposa es también un ejemplo de la extrema precaución, en algunos casos incongruente, de las medidas aplicadas por China a la hora de contener la epidemia de influenza.

Este matrimonio llegó a Pekín procedente de Tokio, adonde llegaron desde México. El país nipón no los aisló porque no presentaban síntomas de estar infectados. La pareja, que efectuaba un viaje de turismo por Asia, salió de México el 1 de mayo y llegó el 2 a Tokio, desde donde tomaron otro vuelo el día 5 a Pekín.

"Al llegar a Tokio nos tomaron la temperatura y al comprobar que no teníamos síntomas nos dejaron ir. Pudimos circular libremente, pero al llegar el avión a Pekín nos hicieron bajar. Tres personas vestidas con trajes integrales nos pidieron los papeles y nos dijeron que tendríamos que estar unos días en cuarentena, pese a que no teníamos síntomas".

Pekín les aseguró que saldrían pronto del aislamiento, aunque a pesar de ello decidieron que en cuanto recobren la libertad de movimiento, pondrán fin cuanto antes al viaje por el continente asiático.

"Teníamos previsto viajar por China a partir del día 11 de mayo, pero conociendo la situación, lo único que queremos es salir de la cuarentena y regresar a México. No queremos tener más problemas".

La mayoría de los mexicanos puestos en cuarentena en China han salido ya del hospital o fueron repatriados en el vuelo de Aeroméxico. Sin embargo, fuentes diplomáticas consultadas por Proceso aseguraron que no se bajará la guardia porque se espera la llegada de más mexicanos a China en los próximos días, en vuelos procedentes de Estados Unidos.

México era, hasta la fecha, el único país de América Latina en tener conexión aérea directa con China, en un vuelo que efectuaba dos veces por semana el trayecto Shanghai-México Capital-Shanghai. Sin embargo, Pekín suspendió el 2 de mayo el enlace, en el marco de las medidas adoptadas contra la gripe porcina. El gigante asiático prohibió también toda importación de cerdo mexicano o derivados.

La cuarentena aplicada por China estuvo motivada después de que el 1 de mayo se registrara el primer caso de influenza en Asia en un mexicano de 25 años que llegó a Shanghai en el vuelo AM098 del jueves 30 de abril y posteriormente viajó a Hong Kong. Poco se conoce de la situación del joven –cuya identidad no fue revelada–, quien fue ingresado en el Hospital Princesa Margarita de Hong Kong y se asegura que su situación es estable.

Contactado por Proceso en repetidas ocasiones, el Consulado General de México en Hong Kong rechazó dar cualquier información al respecto. Fuentes que conocen de cerca el asunto indicaron a esta revista que el secretismo tejido en torno de este caso tiene el objetivo de proteger al mexicano, aunque otras fuentes indicaron que se está bloqueando su acceso a la prensa ante la posibilidad de que efectúe declaraciones controvertidas.

Con sus medidas extremas, China ha querido corregir la gestión que dio al Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS), que en 2003 causó la muerte de 349 personas en el país y cuestionó la capacidad del gobierno chino para gestionar crisis de este tipo de forma transparente.

"China es un país en desarrollo con una gran población en cuanto a número y densidad, y hemos conocido el SARS", dijo el 7 de mayo la portavoz de la cancillería Ma Zhaoxu, citada por la agencia de noticias Xinhua.

"Tomamos estas medidas para prevenir consecuencias catastróficas, no sólo para evitar que la epidemia se propague por China, sino también por Asia, con el objetivo de que el mundo controle la epidemia lo antes posible", agregó. 

El gigante asiático fue uno de los primeros países en prestar ayuda a México, con un cargamento valorado en cinco millones de dólares (cuatro en enseres y uno en efectivo), que llegó al país latinoamericano el 1 de mayo.

Pero ni siquiera este gesto sirvió para atenuar las críticas del Gobierno mexicano, cuya canciller, Patricia Espinosa, calificó el 2 de mayo de "discriminatorias e injustas" las medidas adoptadas por China contra los mexicanos. Y es que la gripe porcina ha supuesto el primer desencuentro diplomático entre México y China en años.


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