martes, 23 de junio de 2009

Las podridas instituciones





Las podridas instituciones
ÁLVARO DELGADO

MÉXICO, D.F., 22 de junio (apro).- Sólo los profesionales de la simulación, los imbéciles y los ignorantes pueden decir que el procurador General de la República (PGR), Eduardo Medina Mora, actúa con autonomía para cumplir con su deber de procurar justicia, y que es ajeno a conductas tan ilegales como deleznables de filtrar información para perjudicar a un particular o a un servidor público, como ha ocurrido con el gobernador de Michoacán, Leonel Godoy.

Medina Mora tiene un jefe y se llama Felipe Calderón, un individuo que --está más que visto-- es capaz de lo que sea para materializar sus fines y las instrucciones que le imparten quienes lo patrocinan.

Eso no es novedad.

Y eso deberían saberlo, salvo que se hagan tontos deliberadamente, Godoy y los perredistas que, acobardados, apenas si reclaman a Medina Mora las filtraciones que involucran al gobernador en el narcotráfico y amagan con promover en su contra un "juicio político", que sólo concita las carcajadas de Calderón.

Pero, lamentablemente, parece que la simulación es lo que se ha impuesto en el caso del uso propagandístico del gobierno y el Partido Acción Nacional (PAN) con el caso Michoacán, en el que una administración estatal y varias municipales son agraviadas por tropas del Ejército y policiacas, en un ensayo de claros tintes fascistas para aplicarse en el país.

Además de los lloriqueos de Godoy y Jesús Ortega, presidente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), no existe una posición política contundente que corresponda al tamaño del agravio, quizá porque Calderón tiene sujeto al gobernador y por ello la PGR afirma que no tiene ningún elemento contra él, "por el momento", o porque ya están satisfechos por haber recuperado la candidatura a la delegación Iztapalapa, gracias al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

Y ambos asuntos, Michoacán e Iztapalapa, tienen que ver con lo mismo: La utilización facciosa de las instituciones del Estado, que han hecho que ninguna de ellas –ni siquiera la más reciente, el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI)-- opere con la imparcialidad que se reclama en cualquier democracia.

Ni siquiera los más tenaces defensores del status quo, entre ellos los que se han montado en la moda del voto nulo y quienes promueven iniciativas anodinas, como firmar ante notario compromisos con la seguridad --como Alejandro Martí, patrocinador financiero de la campaña de Calderón--, pueden defender a las decrépitas instituciones, integradas en sus órganos directivos por los grupos de poder hegemónicos que no son los partidos políticos, sino los oligarcas de la talla de Carlos Slim, Roberto Hernández, Claudio X. González y Germán Larrea.

Así, mientras Godoy, Ortega y otros miembros de la facción Nueva Izquierda reclaman, medrosos, a Medina Mora, por otra parte afianzan con Calderón el contubernio, a través del fallo del TEPJF en Iztapalapa, que intervino a pesar de que, legalmente, debió haber desechado el recurso que extemporáneamente promovió Silvia Oliva, la candidata perdedora y mujer del senador René Arce, uno de los líderes Chuchos.

¿Qué razón legal tuvo ese órgano jurisdiccional para no desechar el recurso? Ninguna, sino una maniobra de carácter político, como lo reconoce el propio magistrado ponente, Pedro Esteban Penagos, en la entrevista que hoy se publicó en el diario Reforma.

"Se pensó en lo enfrentados que estaban los grupos y fue una de las razones por las que se atrajo el asunto", explicó el juez al aludir a los perredistas que apoyan a Clara Brugada, que ganó la contienda, y los de Oliva. "Imagínese a la Sala Superior haciéndose a un lado de estos problemas", adujo.

Lo demás ya se sabe: Penagos y los otros seis magistrados anularon casillas para darle la vuelta al resultado y que Oliva sea la candidata, igual que el TEPJF lo hizo con Jesús Ortega y con Felipe Calderón, sin cuya intervención no se explica tal maniobra.

Por eso hasta los Chuchos, además de hacerse tontos con el caso Michoacán, hasta le dieron un regalo a Calderón: Francisco Brown, candidato del PRD de Nueva Izquierda al gobierno de Campeche, declinó ayer domingo su candidatura a favor de Mario Ávila, el aspirante del PAN que impuso la familia Mouriño.

Todo queda, además, en familia: Brown es hermano de la esposa de Carlos Mouriño Terrazo, hijo de Carlos Mouriño Atanez , padre también de Juan Camilo, a quien Calderón, en una de sus homilías, lo comparó con el Cid Campeador, que después de muerto seguía ganando batallas.

Apuntes

Demetrio Sodi, experto en el trapecio político, es un sujeto acostumbrado a la impunidad como candidato del PAN. Hace tres años, en su precampaña y campaña por ser jefe de gobierno, ante Marcelo Ebrard, gastó más de 150 millones de pesos en radio y televisión. Ahora, pese a la prohibición que existe de comprar y vender tiempo en radio y televisión, Sodi hizo campaña en la trasmisión televisiva del partido Pumas-Puebla, pero el Instituto Federal Electoral (IFE) no le fincó cargos… los amigos de Sodi son de la talla de Roberto Hernández, el exaccionista de Banamex que no pagó impuestos por la venta de ese banco y amigo común de él y de Vicente Fox desde que eran estudiantes en la Universidad Iberoamericana, igual que otro de sus allegados, José Madariaga Lomelín, otro involucrado en la estafa del Fobaproa…



Comentarios: delgado@proceso.com.mx

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