jueves, 16 de julio de 2009

Te Mochas o Cuello: el PRI a Calderón





Te Mochas o Cuello: el PRI a Calderón

Por Sirahuén Millán

Pasada la elección más desastrosa de la historia del PAN, la más absurda del PRD, y la más lamentablemente esperada del PRI (como consecuencia lógica de las ineptitudes de sus dos principales competidores), las fuerzas políticas en el país se están reacomodando velozmente; tan rápido que el mismo día de la elección apenas el dinosáurico PRI confirmó su triunfo -que le asegura mayoría absoluta en el congreso- Manlio Fabio Beltrones sentenció: “Calderón debe hacer ajustes en su gabinete, ante la falta resultados”; el mensaje del gangster Legislativo al gangster Ejecutivo es muy claro: ‘O colocas a priistas en algunas Secretarías de Estado, o tus reformas para la segunda mitad de tu mandato no pasarán'.

Mucho se desilusionarán más pronto que tarde, los electores que tan ingenuamente pensaron que en nuestro país votar es lo mismo que elegir, y que a través del voto castigador podrían presionar a la clase política mexicana para que se viera obligada a mejorar las condiciones de vida de la población. Calderón se podrá ver obligado a negociar con el PRI una rebanada más grande de ese jugoso pastel que es México, pero no cejará en sus intentos privatizadores para Pemex y Comisión Federal de Electricidad, ni dejará de mandar más reformas judiciales, educativas, laborales y de salud en beneficio de mexicanos, algunos pocos mexicanos, los mexicanos de su familia, y por supuesto que parte de su familia es ahora el PRI. Para la inmensa mayoría de los mexicanos que no somos su familia solo habrá más pobreza y menos oportunidades de una vida digna.

En realidad el PRI siempre ha sido pariente del PAN, lo mismo que su primo el PRD, solo que Calderón y la cúpula panista hicieron cuentas alegres antes de tiempo al suponer que en las elecciones intermedias ganarían la preferencia de los votantes tan solo con spots televisivos que promovían una falsa imagen de un presidente aprendiz de Intocable que hace como que combate a la mafia. Una vez más supusieron que los mexicanos son tontos y no sabrían darse cuenta de que la narco-mafia es también parte de la misma familia que la clase política. Lo anterior los llevó a intentar romper lazos con Carlos Salinas y el priismo semanas antes de la elección, por pensar que ya no los necesitarían, pero el tiro les salió por la culata, así que habría que preguntarse ahora ¿Quién es entonces el más tonto?

Para colmo de sus males, el gallo de Calderón dentro del PRD, Jesús Ortega, también jugó mal sus cartas en Iztapalapa al imponer en contubernio con el IEDF a su candidata Silvia Oliva intentando dejar fuera de la jugada a Clara Brugada, gallo (o gallina en este caso) de López Obrador. Así pues, por intermediación de la tan controversial, pero efectiva, candidatura de ‘Juanito', AMLO impondrá de cualquier manera a su candidata; se puede decir en pocas palabras que les ‘rompió' -retóricamente hablando- todo el hocico a Calderón y a los chuchos en el DF. Lo ingenioso, al menos, no se le puede negar al Peje, quién una vez más hizo de las suyas, y cuya venganza contra la cúpula perredista también empezó a causar estragos desde el mismísimo día de la elección, al dejar como saldo un PRD totalmente disminuido en castigo por haberle medido mal ‘el agua a los camotes' al suponer que la figura de Obrador se iría debilitando hasta desaparecer. Craso error de los Chucho-Calderonistas.

Pero como ‘a rio revuelto, ganancia de pescadores'; lo triste de esta historia, es que con tanto revoltijo vuelve el Chupacabras a sembrar el terror entre los mexicanos. Carlos Salinas está de regreso (aunque en realidad nunca se fue). Esta vez detrás del ‘muñeco' tricolor Peña Nieto, represor de profesión y político de oficio, quien pinta como se veía venir, para la grande en el 2012, no por que el PRI haya hecho mérito alguno, sino porque el PAN demostró ser además de incompetente más corrupto y descarado que el mismo PRI (por si se pensaba que eso era imposible de lograr) y también porque buena parte del PRD demostró ser una seudo-izquierda colaboracionista más mediocre que la social democracia (por si se pensaba que más sería imposible).

Ojala que de esa nueva desilusión que los mexicanos se lleven, el hartazgo los haga al menos sentir la inquietud de explorar nuevas formas de organización, al margen de todos los partidos, que sirvan para construir eso que llaman El Poder Popular.

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