viernes, 11 de septiembre de 2009

Chávez, negligente en feminicidios




Chávez, negligente en feminicidios

Entre los errores del ex procurador de Chihuahua destaca la identificación de una mujer asesinada en Ciudad Juárez, que después apareció viva

Lydiette Carrión



Durante el periodo en que el Arturo Chávez Chávez fue titular de la procuraduría del estado de Chihuahua, las investigaciones sobre los feminicidios en Ciudad Juárez tuvieron omisiones y actos de negligencia.

Por ejemplo: se identificó el cadáver de una mujer que después apareció viva; hubo averiguaciones previas que incluían pruebas y periciales de otros casos; omisión en las investigaciones como no dar seguimiento a personas de interés, o no entrevistar a las personas con las que fueron vistas por última vez las mujeres asesinadas.

La recomendación 044/1998 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, dirigida, entre otros al procurador Chávez, relata una verdadera historia de terror en la que, al dolor de las pérdidas de decenas de mujeres, en su mayoría jóvenes y niñas, se sumó una inexistente y una forma de hacer investigaciones que ralló en una burla a los deudos.

Pero las autoridades jamás subsanaron las omisiones documentadas; por lo que organismos internacionales emitieron otra recomendación para que las autoridades dieran respuesta a la primera.

El de caso de Sylvia Rivera Salas es ejemplar. Se inhumó el cadáver de una mujer, únicamente con la identificación por parte de dos testigo; uno señaló que no reconocía la ropa y el otro indicó que presentaba similitudes, pero jamás se practicaron pruebas: antropometría, odontología y dactiloscópica, así como estudios de ADN.

Posteriormente, la supuesta víctima (a quien aparentemente pertenecía el cadáver sepultado) se presentó ante la representación social para manifestar que no había fallecido y que vivía con su novio, por lo que se ordenó la exhumación del cuerpo.

En virtud de lo anterior, se realizaron diversas investigaciones, desprendiéndose que el cuerpo que en principio había sido enterrado pertenecía al de otra mujer que se encontraba desaparecida y que había sido asesinada por su pareja.

Los familiares de la menor de edad Cinthia Rocío Acosta Alvarado denunciaron su desaparición el 8 de febrero de 1997. No existen registros de que la autoridad iniciara alguna diligencia, hasta que el cuerpo de la niña fue hallado el 11 de marzo. Hasta el momento de la recomendación, la investigación sólo contenía datos de la autopsia.

En otro caso, el 13 de octubre de 1997 compareció una persona que manifestó que su hija de nombre Brenda Esther Alfaro Luna había desaparecido el lunes 29 de septiembre del mismo año, y que la última vez que la vieron “fue con su novio”. Hasta la fecha de la recomendación, no se había citado al novio a declarar.

También se presentaron omisiones severas en las necropsias, como el no consignar si determinada joven fue violada o no antes de morir y así poder establecer un posible modus operandi; dilación excesiva en las indagaciones, como hallar el cuerpo de una jovencita y sólo dos meses después comenzar a pedir análisis periciales. En otros casos, los expedientes no muestran ninguna indagatoria después de un par de meses.

En ese entonces, la procuraduría local anunció con bombo y platillo la detención, primero de El Egipcio, como asesino serial, y después de la banda de los Rebeldes, a la que El Egipcio habría pagado para que continuaran con los crímenes de mujeres. Sin embargo, a pesar de que banda y asesino estaban en la cárcel, los crímenes persistieron.

El dato

La organización Human Rights Watch aseguró que México no ha cumplido con los estándares que justifiquen la entrega de fondos condicionados de la Iniciativa Mérida, pues el sistema de justicia impide procesar los abusos cometidos por el Ejército.

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