viernes, 11 de septiembre de 2009

La tormenta fiscal




El gobierno está en aprietos. Y para las autoridades, no existe otra receta que crear nuevos impuestos y elevar los que ya existen. Subir la gasolina, la luz y el gas. Hay que tapar un hoyo presupuestal que no existiría si no hubieran disparado escandalosamente el gasto corriente en la burocracia. Cinco líderes políticos y económicos dan su visión.

El malestar es general. A nadie satisface el Paquete Fiscal de 2009.

El malestar es general. A nadie satisface el Paquete Fiscal de 2009.

En el fondo, se percibe que poco o nada arregla, y que sí, en cambio, puede venir a descomponer más el de por sí endeble panorama económico y social de México.

Más impuestos, precios más altos, más inflación, menos ingreso familiar, menos ahorro. De nuevo, la carga sobre los consumidores. Una vez más, el gobierno se queda corto en sus recortes.

Y para evitar hacer lo que inevitablemente se debe hacer, que es reducir el gasto corriente, eleva impuestos y crea nuevos. La pobreza en México hoy está elevada a destino fiscal.

¿Que no es la vocación del gobierno la redistribución de la riqueza mediante la aplicación justa y equilibrada de los impuestos que ya cobra?

Pero no es así. Al menos en los últimos nueve años -el sexenio de Fox y la primera mitad del de Calderón-, el gasto corriente se elevó 59 por ciento en precios constantes, descontando inflación.

Como muestra de ese dispendio, baste saber que en esos años del cambio, lejos de reducir la burocracia que tanto criticaba el PAN como oposición, se elevó sustancialmente.

En ese lapso, se crearon 70 subsecretarías y unas mil direcciones adjuntas en la burocracia nacional. Con los elevados salarios, prestaciones, vehículos, ayudantías, celulares y viáticos que eso conlleva.

Y cuando se anuncia la tan esperada desaparición de las secretarías de Turismo, Reforma Agraria y Función Pública -una decisión digna de aplauso-, el beneficio sólo se refleja en el discurso.

El presupuesto sometido a aprobación para 2010 asigna a las tres dependencias partidas similares a las de 2009.

Si tan sólo de 2006 a 2009 el gobierno federal hubiera congelado todas las plazas nuevas, nos habríamos ahorrado unos 450 mil millones de pesos. Ése fue el incremento del gasto corriente. Ése es, por coincidencia, el monto del hoyo fiscal que se intenta cubrir.

Por eso no hay dinero que alcance. Por eso siempre hay que inventar un impuesto. El del año pasado fue el IETU, el de este año es el de la pobreza.

Los mexicanos tendremos que pagar más cara la gasolina, la energía eléctrica, el gas, los refrescos, las cervezas, los cigarros. Y esto traerá la cascada de alzas que en espiral inflacionaria trastocarán la frágil estabilidad.

Si de por sí ya teníamos uno de los costos de telecomunicaciones más elevados del mundo, la receta aplica ahora un impuesto de 4 por ciento al servicio de Internet.

Es cierto que en medio de la tormenta existe un lado positivo. Que con el equilibrio forzado de las finanzas públicas, las calificadoras le sostendrán a México la calificación de su deuda y mantendrán el grado de inversión.

Es una consideración necesaria, pero jamás suficiente. Las calificadoras podrán sostenerle a México su calificación, pero la pregunta es si México podrá sostenerse para las calificadoras.

Y es que de aprobarse la propuesta del Ejecutivo tal como se presentó, la economía resentirá un fuerte efecto recesivo e inflacionario. Se salvará, si es posible, el corto plazo, pero se sacrificará e incluso se hipotecará el largo.

En el fondo, tenemos que admitir que las finanzas nacionales hoy están quebrantadas y sobreviviendo a salto de mata.

Pero más que un problema financiero o fiscal, estamos ante la ausencia de un auténtico proyecto nacional. Analicemos.

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¿CUÁL ES EL PROBLEMA?

Hacienda ya reconoció un hueco fiscal programado de más de 300 mil millones de pesos. ¿Cómo lo va a cubrir?

60 mil millones de pesos de deuda pública (0.5 por ciento del PIB). 80 mil millones de pesos de reducción del gasto público. 176 mil millones de pesos de nuevos impuestos o incremento de precios a gasolinas, energía eléctrica y otros bienes y servicios.

Se estima que el aumento del déficit fiscal será de 0.5 puntos porcentuales, al pasar de 1.8 a 2.3 por ciento del PIB, lo que equivale a la contratación de la deuda programada.

Dentro de la reducción del gasto público, y a pesar de la eliminación de las secretarías de Turismo, Reforma Agraria y Función Pública, apenas se contempla una baja de 11 mil 300 millones de pesos.

La reducción faltante -68 mil 700 millones de pesos- vendrá de los recortes de gasto corriente e inversiones.

¿DE DÓNDE VENDRÁ EL DINERO?

El aumento esperado de los ingresos públicos provendrá del incremento de los impuestos directos e indirectos, incluyendo la creación del llamado Impuesto Contra la Pobreza y el alza de precios y tarifas públicas.

El Impuesto Sobre la Renta subirá 2 puntos porcentuales. El IETU aumentará 1.5 puntos porcentuales. El Impuesto a los Depósitos en Efectivo aumentará 1 punto porcentual. Se crea el Impuesto Contra la Pobreza, que grava con 2 por ciento todos los productos.

En precios y tarifas, se propone un alza escalonada con ajustes semanales:

Eliminar el subsidio a la gasolina, lo que equivaldría a un aumento de 16 por ciento en su precio. Reducción de 10 por ciento en el subsidio a la electricidad. Aumento del precio del gas.

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¿CUÁLES SERÁN LOS EFECTOS?

Para los economistas, el paquete fiscal, tal como está presentado, tendrá serios efectos inflacionarios y recesivos en la economía mexicana.

El incremento de los impuestos y de los precios y tarifas públicos irá elevando poco a poco la inflación. Para 2010, se estima que el impacto inflacionario podrá alcanzar 3 ó 4 puntos, para ubicarla entre 7 y 8 por ciento.

En lo que toca al crecimiento, si el alza de impuestos significa menos ingresos disponibles, el consumo se reducirá, y eso bajará el ritmo de crecimiento.

Los analistas estiman que la economía no podrá crecer en 2010. Y de hacerlo, sería a una tasa muy baja, cercana a cero.

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Gabriel Reyes Orona / Abogado y ex procurador fiscal de la federación

Tiene gobierno ‘caja chica’

Por Anabel Hernández
Mientras la caja chica del gobierno se hace más grande, la gente común y corriente pagará más impuestos para "contribución a la pobreza".

Así lo señaló Gabriel Reyes Orona, ex procurador fiscal de la federación, en un análisis hecho a Reporte Índigo sobre el paquete fiscal presentado por el presidente Felipe Calderón al Congreso el 8 de septiembre pasado.

"¿Quién va a pagar este nuevo impuesto? Las amas de casa", afirmó.

"Son las amas de casa que no van con un abogado fiscalista al supermercado, son las amas de casa que no tienen otra salida más que pasar por las cajas".

Reyes Orona, experto en las finanzas públicas, afirmó que en vez de aumentar los impuestos a los contribuyentes se debe fiscalizar a las mil 500 empresas más grandes del país que a lo largo de los años han encontrado la manera de evitar contribuir como les corresponde.

Señala que la llamada "caja chica" con la que cuenta el gobierno proviene de cobros que no están regulados ni contemplados en los presupuestos de ingresos. Por ejemplo, la Secretaría del Trabajo cobra por dar prórrogas a licitaciones públicas.

Ese dinero, afirma, se gasta de la misma manera discrecional en que se recibe, se gasta en viajes en helicópteros dentro de la ciudad, viáticos, comidas, operaciones inadmisibles en hospitales privados, entre otros.

La única forma de tapar ese hoyo negro, dice, es que el Congreso ponga candados a todas esas acciones discrecionales.

Para Reyes Orona, el paquete fiscal propuesto por el gobierno federal no contempla ningún mecanismo que reactive la economía.

"Es una propuesta miniplacista, trata de salvar uno, cuando más dos años de finanzas públicas", afirma el ex fiscal superior de la federación.

"Sin embargo, el impacto negativo será a largo plazo".

Las empresas van a preferir tener sus matrices y direcciones fiscales en otro país.

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Roberto Gil / Diputado del PAN

'La política fiscal es política social'

Por Adriana Amezcua

Roberto Gil no titubea. Repite como mantras los dichos del presidente sobre las bondades de su propuesta económica.

Apunta que la iniciativa se sustenta en tres pilares: una reducción sin precedentes del gasto público (218 mil millones de pesos), una definición responsable de la deuda pública y una política fiscal que deviene en política social.

Cuando habla de la inversión en material social, orgulloso cita a Calderón: "Toda la fuerza del Estado en el combate a la pobreza"


El subcoordinador de la bancada de Acción Nacional asegura que el tan criticado paquete económico del Ejecutivo federal prevé que la eficiencia recaudatoria sea de 20 mil 400 millones de pesos.

Insiste en que la "contribución por la pobreza" no es en absoluto un IVA maquillado.

No hay otra forma de sortear la crisis económica que enfrenta el Estado mexicano porque, afirma categórico el diputado Gil, "el petróleo ya se acabó".

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David Penchyna / Diputado del PRI

Hacienda propone una barbaridad

Por Adriana Amezcua

El Ejecutivo federal y la Secretaría de Hacienda escogieron el camino incorrecto.

Así opina el diputado David Penchyna respecto al paquete económico 2010 que dice busca imponer un IVA simulado.

Y no sólo eso. Asegura que esta propuesta no tiene sustento económico ni jurídico.

Penchyna sostiene que al no tener la capacidad de resarcir las finanzas públicas de un boquete fiscal de cerca de 300 mil millones de pesos, "Hacienda sigue entretenida en cómo rescatar las migajas de un pastel que no se da cuenta ya se acabó".

Su propuesta, asegura, "es una barbaridad".

En su opinión hay que combatir la elusión y la evasión fiscal. Rescatar los 460 mil millones de pesos que hay por conceptos de gastos fiscales. Hacer del financiamiento público una verdadera herramienta de desarrollo.

El legislador priista piensa que se debe "dejar de pensar en cómo mantener a la burocracia" y concentrarse en el potencial de este país: el mercado interno y su desarrollo regional.

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Ricardo González Sada / Presidente de Coparmex

Que se acaben los privilegios

Por Félix Arredondo

Hasta que al ciudadano se le asegure que en realidad se ha terminado con el gasto superfluo, se puede hablar de aumentar los impuestos, señala en forma enérgica el presidente de la Coparmex, Ricardo González Sada.

"No estamos en contra de las supresiones de las secretarías de Estado y las reducciones de gasto. Lo que nos parece es que la reducción es insuficiente", afirma el líder empresarial.

"No estamos criticando el apoyo a los pobres. Lo avalamos. El problema no es ése. El problema es el gasto abusivo en privilegios y concesiones que se ha acumulado a lo largo de los años y que hay que arreglar de una vez".

El líder de la Confederación Patronal de la República Mexicana advierte que las iniciativas que el presidente Felipe Calderón envió esta semana a la Cámara de Diputados no se ajustan a lo que había ofrecido.

A la Coparmex le preocupa que el aumento de impuestos y la creación de otros nuevos frenen el crecimiento económico que tanto requiere México.

"No es posible que mientras el resto de los países están disminuyendo las cargas impositivas al consumo, nosotros disminuyamos la demanda", dice.

Agrega que urge regresar a un verdadero estado de derecho.

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Rogelio Ramírez de la O / Presidente de E-Canal

El gasto corriente es como una hiedra

Por Félix Arredondo

México está en un verdadero problema.

Rogelio Ramírez de la O dice que la concepción económica del gobierno se reduce a "ingresos menos gastos es igual a superávit o déficit". Y ahora el ingreso se cayó, pero el gasto sigue donde estaba.

"Para el gobierno no hay más salida que buscar más ingreso, como lo marca el decálogo económico", asegura.

El doctor en economía señala que el gasto corriente subió 450 mil millones de pesos de 2006 a 2009.

"El gasto corriente es como una hiedra. Si se deja crecer, después nos come", afirma. "Cuando llegó este gobierno, dejó que el gasto corriente -que ya era muy alto con Vicente Fox- siguiera creciendo".

Ramírez de la O considera que no se tomaron las medidas adecuadas para revertir la situación. El gasto se fue por arriba del crecimiento económico.

"El gobierno es muy costoso, y también hay mucha corrupción", puntualiza.

Desde su perspectiva, el panorama es sombrío.

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Luis Manuel Pérez de Acha / Presidente de PDEA Abogados

La obsesión por el impuesto al consumo

"Ésta no es una reforma fiscal. No hay una idea de a dónde se quiere llevar al país", sostiene Luis Manuel Pérez de Acha, uno de los fiscalistas más reconocidos del país.

Afirma que a nivel mundial se busca un equilibrio entre los impuestos al consumo (IVA) y el Impuesto sobre la Renta. Pero en México parece haber una obsesión trasnochada por privilegiar los impuestos al consumo. Y es una constante desde hace 20 años.

Es paradójico que mientras se está padeciendo una caída en la recaudación por el decremento de la producción, se planteen impuestos adicionales al consumo que terminarán por reducir la demanda agregada, señala.

Y es que la Contribución para el Combate a la Pobreza en realidad es un IVA disfrazado que complicará el ya de por sí complejo sistema fiscal mexicano.

Pérez de Acha dice que el gobierno siempre utiliza tres estribillos cuando quiere aumentar los impuestos:

1. Que ayudarán a simplificar el sistema fiscal.

2. Que se ampliará la base tributaria.

3. Que se abatirá la evasión fiscal.

Sin embargo, estos objetivos nunca se logran.





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