viernes, 11 de septiembre de 2009

El reality de García Luna




No, no es un nuevo programa en la barra de televisión, aunque mucho se le parece. Es el sorprendente rescate de 104 pasajeros en las manos de un secuestrador boliviano armado con una Biblia y…dos latas de Jumex.

Aunque el show tuvo cobertura nacional e internacional, careció de cierto realismo. Pero con todo y las fallas, no cabe duda que Genaro García Luna es un hombre con suerte.

Siempre que la cabeza del secretario de Seguridad pende de un hilo o cuando se encuentra en apuros por su dudosa actuación, sucede un hecho insólito que le es propicio para armar un nuevo guión. Un script en el que invariablemente resulta ser el héroe o el mártir de la historia.

De acuerdo a la información recabada por Reporte Índigo, el gobierno de Estados Unidos había condicionado la entrega de los recursos del Plan Mérida a ajustes en la Secretaría de Seguridad Pública Federal y en la Procuraduría General de la República.

Es cierto que algunas agencias de Estados Unidos en México, como la DEA, dicen en corto que ponen las manos al fuego por el titular de la SSP.

Pero también es cierto que en los más altos niveles del gobierno de Barack Obama, el hombre fuerte de Felipe Calderón provoca más inquietud que confianza. Y sobre ellos penden investigaciones y acopio de información.

En ese contexto se inscribe el presunto secuestro del vuelo 576 de Aeroméxico proveniente de Cancún. Una retención singular en la que las víctimas ni cuenta se dieron, y en la que siete pasajeros, como el diputado local del PT Hernán Villatoro, fueron usados involuntariamente como "extras".

Se les hizo pasar como presuntos cómplices del secuestro, sabiendo de antemano que no lo eran. Además, bajándolos con la cara agachada y las manos esposadas, pasando en fila india ante las cámaras de las dos empresas de televisión abierta de México que transmitían el reality en vivo.

Pese al publicitado peligro de una bomba, García Luna permitió que las dos televisoras se apostaran con sus cámaras y reporteros a unos cuantos metros de la aeronave.

Y emocionados narraron el despliegue de los agentes de la Policía Federal, quienes valientemente tomaron control del avión cuando éste ya estaba prácticamente vacío y el predicador con las latas de Jumex había abandonado pacíficamente el avión a petición amable del piloto.

Las voces excitadas narraban el rescate de pasajeros que bajaban tranquilos, con paso lento y las manos en los bolsillos, sin ningún terror. Por más ímpetu que le pusieran a la crónica, parecía más un simulacro.

Facundo Rosas Rosas, comisionado de la Policía Federal, acompañaba a sus muchachos en la peligrosa misión vestido con un traje oscuro, corbata negra y sin chaleco antibalas. Valiente.

Una de las últimas tomas del show televisivo fue la entrada de los siete "extras" a un camión blindado para ser trasladados al hangar de la Policía Federal.

Sí, parece de caricatura. Pero en el cúmulo de absurdos cometidos por García Luna, nada es insólito. A ese hombre todo le es posible teniendo una cámara de televisión a su servicio.

Éste es el reality de García Luna.

El secuestro

A las 11:40 horas despegó de Cancún el Boeing 737 de Aeroméxico con destino a la Ciudad de México. En un asiento de la parte posterior iba sentado el predicador José Mar Pereira, quien pasaba absolutamente desapercibido.

Sobrevolando Veracruz, hubo turbulencia. El piloto pidió a los pasajeros permanecer en sus asientos y abrocharse el cinturón de seguridad. José Mar Pereira se puso de pie y abrió elportaequipaje. Ahí, presumen los otros pasajeros, comenzó el show. No dentro de la nave, sino a través de los medios de comunicación.

Poco después de la una de la tarde del miércoles 9 de septiembre, comenzó a circular el rumor del plagio de un avión perpetrado por bolivianos. La filtración no sería peculiar si no fuera porque la aeronave aún estaba volando.

La fuente de filtración era cien por ciento segura, si no, periódicos como El Universal y Reforma no se hubieran aventurado a convertir el rumor en nota y subirla a su página de Internet.

El único que tenía posibilidad de filtrar con tal certeza el rumor era el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, quien fue el primer notificado del asunto y responsable del operativo por orden presidencial.

El vuelo 576 tocó tierra aproximadamente a la 1:45 de la tarde sin novedad. Los pasajeros iban tranquilos, algunos sólo llegaron a notar que el piloto no había advertido que ya no podían usar teléfonos celulares. Las azafatas tampoco pasaron a verificar que las ventanillas estuvieran abiertas y las mesas plegadas.

Pasadas las dos de la tarde, Reporte Índigo recibió información indirecta de un pasajero. Dijo que el avión no estaba secuestrado, que sólo estaban molestos porque tenían mucho tiempo esperando en una posición remota.

Minutos después, los medios de comunicación dieron a conocer que los pasajeros habían sido liberados.

Pese a que se presume que el operativo fue limpio y perfectamente organizado, algunos pasajeros afirman que entre la Policía Federal y el Ejército hubo jaloneos. Primero ponían a los pasajeros en un lado y luego en otro sin saber bien a bien qué hacer.

Calderón salió de la cabina presidencial del TP01 y aprovechó para dar un espaldarazo a su secretario de Seguridad Pública felicitándolo por su acto "heroico". También justificó la eficacia de sugobierno, que en estos días no pasa por su mejor momento.

"¡Qué susto! ¿Verdad? Estuvo duro, ¿no?", afirmó el jefe del Ejecutivo a los reporteros que lo acompañaban en el avión presidencial rumbo a Campeche, inflando aún más la noticia.

En entrevista con Reporte Índigo desde Cancún, Quintana Roo, el diputado Villatoro es claro y contundente acerca de lo que pasó el miércoles 9 de septiembre en el vuelo 576.

"Fue un show, un montaje, una farsa". "Ese señor Genaro García Luna debiera de renunciar".

El pasajero del asiento 27 F afirma que incluso duda de que el acto de José Mar Pereira haya sido real.

El recuento de los reality de Genaro

El rescate del vuelo 576, más que admiración, causó burla y desconfianza en la sociedad.

"Bueno la verdad es que eso del secuestro si se vio muy falso , como que los pasajeros salieron sin problemas además que raro que los secuestradores no se opusieron a nada más raro aunque siendo México uno de los países mas inseguros no haya habido ni un disparo jajaja!!!! a quien le quieren ver la cara?" (sic), escribió una lectora del blog del periódico El Universal.

"Este secuestro es una farsa y tiene a muchos idiotizados. Afortunadamente también muchos mexicanos también ya abrieron los ojos. BASTA DE MENTIRAS!" (sic), señaló un lector del blog del periódico Reforma.

"¡Fue casi un simulacro, realmente bluff!". Esta frase no la dijo un ciudadano escéptico, sino Gustavo Madero, coordinador de la fracción parlamentaria del PAN en el Senado de la República.

Y es que de show en show, el secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna va perdiendo credibilidad en la audiencia.

El 22 de septiembre de 2005, el director técnico del equipo de futbol Cruz Azul, Rubén Omar Romano, fue liberado por la Agencia Federal de Investigación (AFI), que entonces dirigía García Luna,ante un despliegue de luces, cámaras y acción. Habían pasado 64 días del secuestro.

El espectacular rescate sirvió de señuelo para desviar la atención de un terrible hecho ocurrido esa mañana: el desplome del helicóptero en el que viajaba el secretario de Seguridad Pública Ramón Martín Huerta, quien perdió la vida.

La versión oficial era que el piloto del helicóptero había fallado en la navegación. La versión extraoficial es que se trató de un atentado.

El show de Romano cumplió su propósito. Sinceramente emocionado, agradeció a la AFI su rescate.

A principios de diciembre de 2005, un escándalo sacudió la silla de García Luna como titular de la AFI.

El diario estadounidense The Dallas Morning News comenzó a circular un video que revelaba que agentes de la AFI al servicio del Cártel de Sinaloa habían matado por encargo a integrantes de Los Zetas.

Los AFIS aparecían en un video en el que interrogaban brutalmente a cuatro presuntos Zetas. Después de que confesaron el modus operandi del cártel, uno de ellos fue ejecutado.

La noticia comenzó a correr como pólvora. Incluso se ejecutaron órdenes de aprehensión contra los agentes presuntamente implicados en la ejecución de Los Zetas y la protección al Cártel deSinaloa. La novia de uno de los levantados presentó su denuncia e identificó plenamente a algunos de los AFIS que la habían levantado junto con su novio.

La madrugada del 9 de septiembre, ante las cámaras de las televisoras abiertas, la AFI mostró un operativo de rescate de tres víctimas de secuestro que supuestamente se encontraban en el rancho "Las Chinitas". Los agentes mostraron ante los medios el rostro de una mujer de origen francés, Florence Cassez. Afirmaron que era una de las secuestradoras, y la capturaron en el lugar.

García Luna se cubría de fama. Video mata video.

El teatro se cayó cuando en marzo de 2006 la periodista Denise Maerker entrevistaba en vivo a García Luna. Entró la llamada de Cassez desde el centro de arraigo y denunció que el operativo había sido una farsa, que ella no había sido detenida dentro de la casa, sino 24 horas antes en la carretera Cuernavaca-México. Afirmó que era inocente pese a que la habían querido obligar a declararse culpable.

Los shows más recientes montados por García Luna fueron este año.

El 27 de marzo pasado, Reporte Índigo reveló que el funcionario estaba construyendo una residencia en la Colonia Jardines en la Montaña, en la calle Monte Funiar número 21. Se publicó que el inmueble tenía un valor superior a 20 millones de pesos y que el funcionario público no podía justificar el origen de esos recursos, ya que no correspondían a lo que había reportado en su últimadeclaración patrimonial.

Ésa no es su única casa en el fraccionamiento. También posee una en Montaña de Omoa número 17, que recién había comprado a crédito quedando totalmente endeudado.

Unas horas después de publicada la nota, cuando comenzaba a ser replicada por algunos medios de comunicación, salió la noticia de que dos sicarios que pretendían atentar contra la familia delsecretario de Seguridad Pública habían sido detenidos. La nota había sido filtrada por la propia SSP.

La noticia del supuesto atentado atrajo todos los reflectores. De ser un funcionario que gastaba más de lo que ganaba, García Luna se convirtió en víctima del crimen organizado porque Reporte Índigo había dado a conocer su domicilio.

Al final resultó que los supuestos sicarios eran dos periodistas de TVC que hacían un recorrido por las casas de García Luna siguiendo la nota de Reporte Índigo. Esto lo supo la SSP desde el momento en que fueron detenidos, pero era una historia más jugosa decir que eran sicarios y mantenerlos presos durante horas en la PGR.

Al final, el teatro se le desplomó.

El último show más notorio, porque hay muchos, fue el supuesto desmantelamiento de un atentado que iba a sufrir el presidente Felipe Calderón por parte del Cártel de Sinaloa justo el día en que Barack Obama llegó a México.

Quien iba a perpetrar el atentado era Dimas Díaz Ramos, con el original alias de "El Dimas", quien sin empacho confesó que pertenecía a una célula del Cártel de Sinaloa y que su misión era matar al presidente.

Para dar crédito al sketch, "El Dimas" fue presentado ante los medios de comunicación frente a un arsenal que supuestamente le habían confiscado. Sí, Dimas tenía la cara de alguien capaz dematar al presidente, y la noticia se ganó las ocho columnas de la mayoría de los periódicos del 10 de agosto.

García Luna sabe o intuye que no es visto con buenos ojos por los funcionarios de los más altos niveles del gobierno estadounidense. Y más de una vez le han sugerido al presidente Felipe Calderón que lo remueva del cargo. Había que justificar la chamba.

Vergonzosamente, el comunicado con el que fue anunciado el supuesto atentado contra Calderón fue rasurado. Se mencionaba la detención de Dimas, pero nada se decía sobre sus siniestros planes.

Se sabe que el personal del Estado Mayor Presidencial se molestó por la frivolidad con la que la SSP había manejado el tema del atentado, no sólo por la falta de elementos para poder afirmarlo, sino porque eso vulneraba aún más la imagen presidencial.

García Luna comienza a perder el estilo. Cada vez le falta más realismo. Y por su afán excesivamente protagónico, por su necesidad de justificar su permanencia en el cargo, comienza a dar shows en falso.




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