Si algo confirman los cambios en el gabinete del presidente Felipe Calderón, es que Carlos Salinas de Gortari se fortaleció como el poder tras el trono, como el hombre más poderoso de México.
Y que el actual gobierno prefirió ceder espacios políticos estratégicos para aliarse con la real politik mexicana con un solo fin: blindar la sucesión presidencial de 2012.
Una vez más, el desencanto electoral por los magros resultados de los gobiernos panistas eleva las posibilidades de que un gobierno de izquierda se instale en Los Pinos.
Ya sucedió en 2003, cuando la desilusión frente al cambio prometido por Vicente Fox devolvió al PRI su supremacía en el Congreso. Pero también impulsó al PRD y a Andrés Manuel López Obrador a adueñarse de las calles.
Hoy, en 2009, con un México más incrédulo, más desilusionado de sus políticos y con muy pobres resultados para enfrentar la crisis financiera global, la historia se repite.
Pero a diferencia de 2003, la izquierda está muy dividida. Y no es, hasta ahora, un solo personaje el que acapara los reflectores.
Al Andrés Manuel López Obrador de hoy le hacen contrapeso mediático Marcelo Ebrard y Los Chuchos... incluso el surrealista Juanito, el de Iztapalapa.
Pero al igual que en 2003, las disputas internas en el fortalecido PRI amenazan con minar su cohesión.
Otra división como la de Madrazo-Elba-Manlio-Montiel, pero ahora entre Paredes-Peña Nieto-Manlio-Gamboa, podría volver a dar respiración a los perredistas.
Bajo esa realidad hay que evaluar las tres nuevas designaciones en la PGR, Pemex y Agricultura.
Los tres son personajes cercanos, alentados y propuestos por Diego Fernández de Cevallos y Francisco Gil Díaz, dos hombres cercanos a la idiosincrasia e intereses de Carlos Salinas de Gortari.
Pase lo que pase en la PGR, ya sea que confirmen a Arturo Chávez Chávez o decidan dejar a Juan Miguel Alcántara, al final del día será un socio-amigo de despacho o un compadre de "El Jefe" Diego el que tenga a su cargo la justicia en México.
En el caso de Arturo Chávez Chávez, los cuestionamientos parecen más serios. Sólo por citar un caso. La resolución 044/1998 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) censuró su ejercicio como procurador de Chihuahua por su incapacidad para enfrentar el caso de las muertas de Juárez.
Ni qué decir de Pemex, a donde vuelve Juan José Suárez Coppel. Es el hijo pródigo de Francisco Gil Díaz, el secretario de Hacienda del foxismo que pactó con Carlos Salinas, Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo la reforma fiscal foxista en la residencia del ex presidente priista.
La designación del que fuera director de Finanzas de Pemex en el sexenio de Vicente Fox provocó molestias incluso entre los mismos priistas. Francisco Labastida Ochoa dijo que el nuevo funcionario buscará privatizar la paraestatal. "Se escogió a una mala persona".
Y es que a pesar de su experiencia en Pemex, Suárez Coppel ya había sido rechazado por el Senado cuando fue propuesto como consejero independiente.
La objeción: un historial de denuncias por convenios, negocios y licitaciones en el gobierno foxista en las que no sólo se habría visto presuntamente involucrado el mismo Suárez Coppel, sino también su hermano, de nombre Jaime, e incluso los hijos de Marta Sahagún.
No es diferente el panorama en Agricultura. Con Alberto Cárdenas o con Francisco Mayorga, los dineros del campo se manejan desde la Financiera Rural que dirige Enrique de la Madrid Cordero, hijo del ex presidente Miguel de la Madrid.
Y las decisiones cruciales se toman del brazo y por la calle de Heladio Ramírez y del linaje familiar heredado de Augusto Gómez Villanueva.
Si acaso, el retorno de quien fuera el secretario de Agricultura del sexenio foxista no viene sino a ratificar que el presidente Calderón está buscando respetar los espacios políticos del foxismo y El Yunque.
Aunque se habla de que todavía están por anunciarse nuevos cambios en secretarías como Economía y eventualmente Hacienda, el esperado "golpe de timón" terminó convertido en una vuelta al pasado.
El mismo pasado con el que en 2006 el entonces candidato Felipe Calderón debió aliarse para sacar adelante su triunfo frente a la amenaza creciente que significaba López Obrador.
El mismo pasado que hoy, en 2009, promete al presidente Calderón la estabilidad necesaria no sólo para terminar sin sobresaltos su sexenio, sino para garantizar una sucesión que no debilite o trastoque el statu quo.
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Consejero rechazado,
... director designado
Cuando en enero de este año el presidente Felipe Calderón sometió al Senado el nombre de Juan José Suárez Coopel como posible consejero independiente, la propuesta fue rechazada. Incluso por la bancada panista.
Parecían muchas las historias detrás de quien a lo largo del sexenio foxista y desde la Dirección de Finanzas se había convertido en uno de los hombres más poderosos de Pemex.
Tanto, que en no menos de una ocasión -cuando se propuso el relevo de Raúl Muñoz Leos e incluso el de Luis Ramírez Corzo-, el nombre de Suárez Coppel siempre aparecía en el primer lugar de la lista.
Considerado como hijo adoptivo de Francisco Gil Díaz, es un hombre brillante, con impecables cartas académicas.
Contador público del ITAM, hizo su maestría en Administración en Harvard y su doctorado en Economía Monetaria y Comercio Internacional en la Universidad de Chicago. La misma alma máter de su mentor Gil Díaz.
Maestro del ITAM, de la Universidad de Barcelona y de la Universidad de Brown, es también presidente de patronato de las becas Fulbright-García Robles.
Su historial en el sector privado es largo y casi legendario. Fue director de Derivados de Banamex, tesorero de Grupo Televisa, fundador y director general de Cinemex, vicepresidente de Finanzas de Grupo Modelo.
También es impulsor de la nueva industria cinematográfica de México, alcanzando la Presidencia de la Cámara de la Industria Cinematográfica.
De origen sinaloense, se inició en el servicio público como coordinador de asesores de Francisco Gil Díaz, cuando éste fue designado secretario de Hacienda en el arranque del sexenio de Vicente Fox.
Pero apenas duró tres meses en la estratégica posición. Preocupado por la sanidad financiera de la caja grande de Hacienda, Gil Díaz mandó a Suárez Coppel a la Dirección de Finanzas de Pemex. Ahí estuvo todo el "sexenio del cambio".
Para algunos, Suárez Coppel se convirtió en una amenaza para los intereses que por décadas convirtieron a Pemex en una guarida de intereses particulares. Desde su posición de controlador de la chequera y del pago de los contratos, conoció "las entrañas del monstruo".
Para sus seguidores, fueron los choques con esos intereses los que le crearon toda una mitología de negocios, componendas y contubernios en negociaciones y licitaciones, lo mismo con nacionales que con extranjeros, con priistas que con panistas, con el sindicato que con la familia presidencial.
Sus detractores, sin embargo, tienen otra versión. La del personaje que bajo la sombra de Francisco Gil Díaz se dedicó a cuidar los intocables intereses de las cúpulas sindicales y de las de cuello blanco. Las que manejan la extracción y la refinación nacional, las de Pemex Internacional. Y las documentan.
OCEANOGRAFÍA Y BLUE MARINE. Uno de los cuestionamientos más severos a la gestión de Suárez Coppel como director de Finanzas fue su relación con empresas como Oceanografía, Arrendadora Ocean Mexicana y Blue Marine.
Ligados a ellas están los nombres de Antonio Juan Marcos Issa y los negocios de los Bribiesca, los hijos de Marta Sahagún.
Bajo estas empresas están licitados o asignados de manera directa miles de millones de pesos en contratos para transportación de crudo, plataformas en alta mar y estudios de exploración.
Los presuntos ilícitos están contenidos en el expediente JGD56X781 de la Secretaría de la Función Pública (SFP) e involucran los nombres de Antonio Juan Marcos Issa, Juan Reynoso Durand y Alfredo Reynoso Durand. En la indagatoria se ubica a Suárez Coppel y a su hermano Jaime como líderes y ejes de la organización.
De hecho, se aportan correos electrónicos que revelan las relaciones entre unos y otros, incluyendo números de cuentas bancarias para hacer transferencias y depósitos en el extranjero.
GLOBAL DRILLING. Advierten que Suárez Coppel trabajó con su primo Alfredo Coppel la reestructura de Global Drilling, empresa que estaba quebrada en 2003 y tenía múltiples incumplimientos con la paraestatal.
Como presidente de Global Drilling Fluids de México, Alfredo Coppel convence a su pariente para que le ayude a limpiar el pasado de la empresa. Y entre 2003 y 2006, la multinacional crece aceleradamente. Fueron los años de Suárez Coopel como director corporativo de Finanzas.
REPSOL. Al nuevo director de Pemex se le endosa la responsabilidad de poner en riesgo 5 por ciento de la tenencia de Pemex en Repsol.
Dicen que presuntamente se simuló un financiamiento con posibilidad de dar en pago las acciones, lo cual no era sino una forma de evadir la licitación pública.
La Auditoría Superior de la Federación (ASF) observó lo irracional de la operación y tuvo que ser desechada por su primo, Esteban Levín, hijo del priista Oscar Levín Coppel, quien se quedó en su lugar.
MEXLUB. Simuló en distintas ocasiones emprender acciones en contra de Mexlub, empresa que costó a Pemex cientos de millones de dólares.
No obstante que Suárez Coppel era el consejero designado por Pemex, nunca presentó demandas completas. O faltaban anexos o la documentación era insuficiente.
Mexlub terminó sofocada en acusaciones de haber sido uno de los principales ejes del financiamiento de la campaña del panista Francisco Ramírez Acuña en Jalisco.
FICOLAVI y FOLAPE. No, no se trata de los nombres de dos personajes de las caricaturas. Son los fideicomisos laborales, de vivienda y de pensiones del sindicato petrolero. Y aquí también se le endosa a Suárez Coppel un trozo de la historia.
La acusación es por el presunto encubrimiento de faltantes en la inversión de los fideicomisos, que perdieron millones en recursos que fueron irresponsablemente asignados a la compra de papel de fondos carreteros y otras malas inversiones que le pegaron al sistema de pensiones de Pemex en su línea de flotación.
SINDICATO Y PEMEXGATE. Otro de los episodios en los que Suárez Coppel fue eje fue en el acuerdo pactado con el sindicato petrolero para devolver el dinero del Pemexgate.
El ahora director de Pemex habría aceptado un pagaré con cargo a las cuotas sindicales. La compensación vino con el armado de un convenio administrativo reportando gastos en campos deportivos y hospitales que nunca se comprobaron.
En las negociaciones con el sindicato, Suárez Coopel pactó las cifras y los mecanismos, engañando presuntamente a su entonces director y jefe Raúl Muñoz Leos, sometiéndolo a un debate sobre la firma estampada en el controvertido convenio.
OUTSOURCING. Junto con Luis Ramírez Corzo, el hoy director de Pemex habría armado un esquema para simular pagos y enviar dinero al extranjero.
Ello a través de una firma de abogados de Nueva York - Cleary Gottlieb Steen & Hamilton-, a la cual se le otorgaban contratos multimillonarios en dólares y poco se revisaba cuáles eran los servicios que prestaba.
VENTA DE ACTIVOS. Suárez Coppel tuvo diferencias que concluyeron con la renuncia de Santiago Saldívar -hijo de Joaquina Saldívar, prima de Santiago Creel- porque empezó a vender activos de Pemex.
La venta fue controvertida porque a esos activos se les dio el carácter artificial de "improductivos".
A dicho personaje se le conocía como el "Ten Percent". Fue denunciado por un contratista y encubierto por Ramírez Corzo por ser pariente de Creel y viejo conocido de Suárez desde su etapa escolar.
GÓMEZ DEL CAMPO. En 2004, Suárez Coppel contrató en Pemex a Carlos Felipe Castañeda Gómez del Campo.
Fue el director de Sistemas que aparecería en el arranque del sexenio calderonista como el responsable tecnológico del Seguro Social. El mismo que otorgó los cuestionados contratos de programación millonarios a la firma hindú Tata Consultancy Services.
El mismo Gómez del Campo que contrató a Manuel Reynaud, quien fue cesado hace unos meses por el escándalo de los boletos que recibió como obsequio para ir al Gran Prix de Mónaco.
AEROMÉXICO. Ya bajo contrato con Grupo Modelo, Suárez Coppel habría armado, con el padrinazgo de Francisco Gil Díaz, la operación para la compra de Aeroméxico.
En su momento, la acción fue cuestionada porque terminó liderada por Banamex, donde Gil Díaz y el mismo Suárez Coppel habían trabajado.
En el grupo había consejeros de Banamex, a quienes les estaba prohibida la participación en la adquisición conforme a la Ley del IPAB.
Después de estos expedientes abiertos y del también abierto rechazo de los senadores a aceptar a Suárez Coppel como consejero independiente, no falta el cuestionamiento. ¿Qué llevó al presidente a designarlo como el nuevo director de Pemex?
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UN EX ASESOR DE DIEGO
CON MUERTAS A CUESTAS
Cuando Francisco Barrio era gobernador de Chihuahua, un joven abogado de 32 años, egresado del Tecnológico de Monterrey Campus Chihuahua, fue designado subprocurador de Justicia. Su nombre, Arturo Chávez Chávez.
Sólo duró dos años en el cargo. En diciembre de 1994, el entonces procurador general de la República, Antonio Lozano Gracia, lo designó delegado de la PGR en Chihuahua.
Y 15 meses después, en marzo de 1996, Arturo Chávez Chávez fue nombrado procurador de Justicia del estado, cargo en el que permaneció hasta que concluyó el sexenio de Barrio.
Su paso como titular estatal de la justicia no fue terso. Durante sus dos años de gestión se elevaron sustancialmente los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez.
Se le acusó de minimizar los feminicidios e incluso de referirse de manera despectiva a algunas de las mujeres victimadas.
La recomendación 044/1998 de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) señaló a Chávez Chávez como "negligente" y "omiso" en las investigaciones de una de las heridas sociales más graves que aún persisten en México.
En el arranque del gobierno de Vicente Fox, y con Diego Fernández de Cevallos como coordinador del grupo parlamentario del PAN, el hoy propuesto procurador se convirtió en su coordinador de asesores. Ocupó el cargo dos meses.
En noviembre de 2000, cuando su ex jefe Francisco Barrio fue designado secretario de la Contraloría, Chávez Chávez fue enviado a la Secretaría de Gobernación. Sería el titular del órgano interno de control de la dependencia que manejaba Santiago Creel.
Sin altibajos, permaneció ahí hasta noviembre de 2004. Su "prietito en el arroz" fue la acusación de encubrimiento de actos de corrupción en la Coordinación General de Protección Civil, a cargo de María del Carmen Segura Rangel.
Pero cosas de la vida. Santiago Creel, el secretario a quien Chávez Chávez debía vigilar, lo terminó reclutando. Y lo designó subsecretario de Asuntos Jurídicos y Derechos Humanos. Ahí se mantuvo de noviembre de 2004 a enero de 2006.
Bajo el mandato de Carlos Abascal en la Secretaría de Gobernación, el hoy propuesto procurador se convirtió en mediador en los conflictos de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y de los mineros de Lázaro Cárdenas, Michoacán.
Al conocerse la propuesta presidencial para promoverlo como procurador general de la República, las protestas no se hicieron esperar en las organizaciones no gubernamentales y de derechos humanos.
La presidenta de Nuestras Hijas de Regreso a Casa, Marisela Ortiz, calificó de incongruente la propuesta del presidente Calderón al considerar que Chávez Chávez no procuró la justicia en Chihuahua. Durante su gestión, la violencia se generalizó en el estado.
Y por su parte, Lucha Castro, coordinadora del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres, A.C., recordó la represión de que fueron objeto indígenas tepehuanes y rarámuris cuando protestaban afuera de la Procuraduría de Justicia de Chihuahua.
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RELEVO EN AGRICULTURA:
DEL PADRINO AL AHIJADO
Cuando Felipe Calderón fue electo presidente, Francisco Mayorga Castañeda figuraba como secretario de Agricultura del gobierno foxista.
Por ahí se dijo que era uno de los candidatos a ser ratificados. Pero nada sucedió. Ni se le confirmó, ni se le reubicó como a otros prominentes foxistas.
Su lugar fue ocupado por Alberto Cárdenas Jiménez, el ex gobernador de Jalisco aliado a las causas del panismo más conservador.
Más aún, el sucesor de Francisco Mayorga Castañeda fue su padrino político. Alberto Cárdenas fue quien convenció al empresario agropecuario jalisciense de que se uniera al servicio público. Y lo convirtió en su secretario de Desarrollo Agropecuario.
Hoy el padrino deja el lugar al ahijado, quien a su vez lo había entregado tres años atrás al padrino.
Ya en el año 2000, el presidente Vicente Fox había designado a Francisco Mayorga Castañeda como jefe de Aserca, la aseguradora del campo y el organismo más importante de la Secretaría de Agricultura. Pero duró poco tiempo en ese cargo.
Un exaltado y colérico Javier Usabiaga Arroyo, entonces secretario de Agricultura, fue motivo suficiente para colmar el carácter siempre mesurado del director de Aserca. Y Francisco Mayorga renunció.
Pero cuando Usabiaga renunció a la Secretaría de Agricultura para buscar, sin éxito, la candidatura de su partido al gobierno de Guanajuato, el presidente Fox mandó llamar a Francisco Mayorga.
De hecho, el hoy secretario de Agricultura no era el candidato de Javier Usabiaga para sucederlo. Él prefería a Francisco López Tostado.
Pero Vicente Fox escuchó en su momento al ala conservadora del PAN que le recomendó a Francisco Mayorga. Y lo confirmó.
Con la entrada del jalisciense a la Secretaría de Agricultura, la presencia de un mítico personaje del panismo se hizo cotidiana en la dependencia: Diego Fernández de Cevallos.
La química entre el secretario y "El Jefe" Diego era tal, que entre ellos se deshacían los entuertos. Y con ellos terciaba Eduardo Romero, el secretario de la Función Pública.
A diferencia de Javier Usabiaga, quien de cuando en vez le pintaba la raya a Diego Fernández de Cevallos, Francisco Mayorga nunca puso resistencia a las gestiones del litigante.
De ahí que muchos ubiquen a "El Jefe" Diego como un factor clave en la reincorporación del jalisciense al gabinete calderonista.
Los que están cerca advierten que no es que Alberto Cárdenas hubiera querido renunciar, y mucho menos que el ecuánime Francisco Mayorga hubiese hecho alguna maniobra para desbancar a quien como gobernador le dio su patadita para entrar al servicio público.
Simplemente, Felipe Calderón necesitaba hacer los ajustes y "El Jefe" Diego hizo valer su voluntad y su influencia. Azúcar.
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