viernes, 18 de junio de 2010

¿Restauración?


ALEJANDRO ENCINAS NÁJERA

Se avecina la hora de las urnas. Muchos analistas vaticinan el inicio de la restauración del priismo, la vuelta autoritaria. No obstante, antes de hablar de retornos, habría que preguntarse si en realidad el PRI alguna vez se fue.

Diez años después de las históricas elecciones de 2000, el PRI es un testarudo y octogenario viejo que goza de vigor y fortaleza. La pérdida (formal) de la Presidencia de México indujo a un nuevo arreglo: el poder se trasladó a los estados. La realidad es que la maquinaria priista nunca se fue: en 2008 gobernaba en mil 103 municipios, en los cuales viven más de 46.5 millones de mexicanos. En 2009, el PRI arrasó en las elecciones para diputados y ganó cinco de seis gubernaturas en disputa, casi borrando del mapa al PRD y al PAN. En las próximas elecciones, incluso voces disidentes como la de Andrés Manuel López Obrador, anticipan carro completo ante el rotundo fiasco de las alianzas entre izquierdas y derechas.

Se trata de comprender cómo es que el partido que inventó y perfeccionó el autoritarismo mexicano, que avaló el TLCAN, la deuda externa y el Fobaproa, que ha reprimido sistemáticamente las protestas sociales y que instaló la corrupción e impunidad, ha vuelto a ser la opción predilecta en las urnas. La respuesta tiene múltiples aristas: la inicial polarización desgastante entre el PAN y el PRD, el voto clientelar, el respaldo de los poderes fácticos y la confabulación de intereses oligárquicos.

Pero hoy quiero enfocarme a un sólo factor: su cinismo. Disfrazado de flexibilidad y pragmatismo, les permite un día amanecer con humor socialdemócrata y a la mañana siguiente con ánimo neoliberal. Lo que el cliente pida. Así navegaron desde el inicio del fallido sexenio calderonista: en los hechos cogobernando, aplanando con su mayoría parlamentaria y tomando las decisiones cruciales para el país, mientras que en el discurso han venido fingiendo ser oposición y endosando los costos políticos exclusivamente al PAN. Sí, en efecto, los priistas nunca se fueron, ya va siendo hora de que los ciudadanos les hagan pagar el costo político.

Fuente: La Jornada de Oriente
Difusión: soberanía popular

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