EDUARDO GONZÁLEZ VELÁZQUEZ
La migración “ilegal” continúa significándose como un gran negocio capaz de generar una “facturación” de miles de millones de dólares anualmente. A no dudar, en este contexto los menos beneficiados del dinero producido por los migrantes son precisamente los “exiliados económicos”. Los ciudadanos que no tienen el derecho a no migrar. Millones de personas que no encuentran un lugar para vivir en la comunidad donde nacieron; que son criminalizados a lo largo de su trayecto migratorio, y que cuando llegan al Norte son despreciados por la sociedad y el gobierno, pero son utilizados porque son una mano de obra dócil, calificada y barata. La riqueza generada por los migrantes observada a la luz de las condiciones sociales en las que viven sus productores no deja lugar a la especulación: con su trabajo los migrantes generan millones de dólares que casi en su totalidad sólo miran pasar.
¿A cuánto asciende la riqueza obtenida por los migrantes y en qué escenarios se produce? Por supuesto, no todo el dinero que se consigue a costa de la migración “sin papeles” se genera en las actividades económicas legalmente establecidas. La “industria” del secuestro en nuestro país ha vuelto los ojos hacia los migrantes centroamericanos que recorren nuestras tierras llegando a secuestrar a veinte mil personas en un año, con lo que obtienen cerca de 50 millones de dólares por el pago de los rescates para liberar a los plagiados que realizan los parientes que viven en Estados Unidos. El “negocio” crece a pasos agigantados, tanto que en México ya se cuentan más de cien organizaciones dedicadas a la trata y contrabando de migrantes.
Por otro lado, el pago que deben realizar los migrantes mexicanos que contratan los servicios de un pollero para cruzar “al otro lado” genera una derrama de entre seis mil 600 y siete mil millones de dólares al año. Situación que convierte al tráfico de personas como una actividad tan redituable como el narcotráfico. A partir de los atentados del 11-S las cuotas por cruzar la “línea” se han incrementado llegando hasta los ocho mil dólares por cruce dependiendo de las condiciones en que se realice el periplo. Los servicios de un coyote ya no se consiguen por menos de mil dólares. Sobra decir que los recursos generados en este contexto no sólo quedan en manos de los polleros o coyotes, sino que fluyen hasta altas esferas de los gobiernos tanto mexicano como estadunidense. Sería muy ingenuo pensar que ese jugoso negocio no exige un reparto “democrático” de las ganancias.
Los millones de migrantes latinoamericanos que trabajan en Estados Unidos y aportan importantes recursos económicos para aceitar la maquinaria económica de ese país, en realidad son ciudadanos de segunda clase. Pagan impuestos pero no reciben beneficios. En 2005 la Seguridad Social del vecino del norte reportó 375 mil millones de dólares en concepto de ingresos que no fueron reclamados por los migrantes “sin papeles” por temor a ser detenidos y deportados.
Los mexicanos “sin papeles” o “con papeles” avecindados en Estados Unidos generan anualmente una riqueza que ronda los 200 mil millones de dólares; envían a nuestro país entre 22 y 25 mil millones de dólares en remesas que juegan una suerte de maquillaje para la pobreza de cientos de comunidades. Las compañías encargadas del envío de esos recursos generan cuatro mil millones de dólares de ganancia al año. Ora por el dinero que pagan por su liberación al ser secuestrados, ora por el sueldo que generan con su trabajo en la economía estadunidense, ora por las remesas que mandan a sus comunidades, ora por lo que pagan para cruzar “sin papeles” a Estados Unidos, ora por los programas gubernamentales en los que participan como el 3X1, los migrantes son una millonaria fuente de recursos que termina en manos distintas a las que la producen.
No sólo eso. La persecución y criminalización a consecuencia de su estatus migratorio no termina. Ahí tenemos de nueva cuenta al alguacil del condado de Maricopa, Arizona, Joe Arpaio, quien lanzará una operación aérea contra los migrantes que no tengan “papeles” durante las próximas cuatro semanas. En la ejecución de la Operación cielo del desierto usará treinta aviones que sobrevolarán áreas en la frontera con México para detectar y reportar migrantes y polleros. Para dicho operativo será utilizado el recién formado “pelotón de operaciones contra la migración ilegal”, constituido por unos 60 voluntarios armados. De igual manera se utilizarán perros adiestrados para seguir las huellas y el rastro dejado por traficantes de drogas y personas. Así, el operativo encuentra su justificación en la “necesidad de “sellar esencialmente la frontera del condado de Maricopa a la creciente invasión de traficantes de droga e indocumentados; ya que en los últimos doce meses los agentes de la oficina del sheriff han interceptado cerca de 36 mil libras de cocaína, metanfetaminas y marihuana con un valor aproximado de 25 millones de dólares”.
En el contexto de la migración “ilegal” seguiremos asistiendo a dos violentos escenarios: 1) el dinero generado por las manos de los “exiliados económicos” continuará sin llegar en su justa dimensión a quienes lo producen; y 2) la política de criminalización, persecución y deportación se mantendrá como espada de Damocles sobre los miles de migrantes que asisten diariamente al ejercicio del doble discurso del gobierno y de la sociedad quienes niegan los derechos a los migrantes pero se benefician de la riqueza que generan.
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Fuente: La Jornada de Jalisco
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