EDUARDO GONZÁLEZ VELÁZQUEZ
En plena campaña pre-preelectoral la incontinencia verbal de todos los aspirantes y suspirantes a “la grande” no parece tener fin. Cada día los “distinguidos” mexicanos se esmeran en generar una declaración que pulverice la de su más cercano “competidor” lanzada pocas horas antes. En esa carrera contra el tiempo, que no respeta los “tiempos electorales”, la realidad no logra encontrar su lugar en las “visiones” que los “distinguidos” políticos refieren sobre el México de sus fantasías.
Esta semana tocó abrirla al secretario de Hacienda y Crédito Público, Ernesto Cordero Arroyo, quien en un lance pletórico de optimismo y surrealismo afirmó en San Luis Potosí que “México dejó de ser un país pobre, porque es un país de renta media, pero tiene un problema de pobreza muy serio”. Así como se lee.
No obstante que en México 65 por ciento de la población económicamente activa (PEA) gana apenas entre uno y tres salarios mínimos, que 50 millones de connacionales subsisten en la pobreza patrimonial, que 20 millones tienen un ingreso de dos dólares diarios, y que un trabajador que obtiene el salario mínimo debe laborar 21.7 días para poder adquirir una canasta básica de 42 productos, sin considerar transporte, habitación, vestido, educación, diversión y pago de servicios. Además de hacer caso omiso a los datos lanzados por el INEGI, donde se afirma que en los dos primeros años del “gobierno” calderonista el número de pobres creció, y que la población en pobreza patrimonial tuvo un incremento de 5.9 millones de mexicanos entre 2006 y 2008, con lo que se llegó a 50.6 millones; y en pobreza alimentaria se reportó un incremento de 5.1 millones, es decir, 19.5 millones no pueden adquirir la canasta alimentaria básica (La Jornada, 2 de junio de 2011); para el “distinguido” panista Cordero Arroyo, México es un país en el que no sólo predomina la clase media, sino que este sector de la población se ha fortalecido a lo largo de las administraciones blanquiazules de Vicente Fox y Felipe Calderón. La aseveración del encargado de la Hacienda federal se sustentó en cifras dadas a conocer por el Banco Mundial (BM), donde se afirma que para 2009 México tenía un ingreso nacional bruto per cápita anualizado de ocho mil 960 dólares, por lo cual el organismo internacional catalogaba a México como un país de ingreso medio-alto.
Visto solamente bajo esta óptica, las cifras del BM no son erróneas, pero evidentemente que no reflejan la realidad de millones de familias mexicanas, porque tenemos una ofensiva concentración de la riqueza en manos de unas cuantas familias potentadas, a saber: 291 mil 677 personas tiene colocados más de dos billones 821 mil millones de pesos en casas de bolsa y bancos comerciales del país. La riqueza de los 39 hombres de negocios o familias asciende a 135 mil millones de dólares. El monto de esa riqueza equivale a 12.3 por ciento del PIB del país. El grupo de los diez hombres y familias que encabeza esa lista concentra 81 por ciento de la riqueza nacional. Este grupo obtuvo cuatro mil 517 millones de dólares en dividendos durante el 2007 y la mitad del 2008. Así, en promedio cada uno de los diez participantes de esos dividendos habría obtenido un ingreso de 836 mil 481 dólares diarios durante ese periodo (La Jornada, julio 2 de 2008). Solamente Carlos Slim el año pasado obtuvo un ingreso diario cercano a 55 millones de dólares; mientras que un mexicano de a pie, si atendemos a las cifras del BM, obtuvo 24 dólares por día. Es decir, si al ingreso per cápita de este país le restáramos la riqueza de un puñado de mexicanos estaríamos hablando de un ingreso promedio cercano al que se tiene en países africanos (México, S.A., La Jornada 2 de junio de 2011).
Como vemos el término de clase media, que más pareciera “media clase”, utilizando el concepto de renta media no tiene nada que ver con el nivel de pobreza de la población. En todo caso México es un país rico, con un gobierno ineficiente, corrupto y caro. Somos un país donde generamos riqueza que no se reparte equitativamente, somos un país rico tremendamente desigual.
Tristemente observamos la manera en la cual existe un desconocimiento de la realidad nacional por parte de los “gobernantes” lo que refleja la enorme distancia que separa al “equipo” de Felipe Calderón de la situación que viven los millones de mexicanos pobres. Pero además, resulta ofensivo que bajo esta lógica Ernesto Cordero Arroyo pretenda ser candidato a la presidencia de la república por parte del PAN y reciba el apoyo del inquilino de Los Pinos, ya que desde su desempeño como secretario de Hacienda no ha hecho otra cosa que mostrar su famélica sensibilidad y capacidad intelectual para desempeñar las labores que se les han encomendado.
Así las cosas, se impone que la sociedad en su conjunto exijamos un mínimo de capacidad a las mujeres y hombres que tengan la intención de jugar no sólo por la presidencia de la república, sino por cualquier puesto de elección popular, de lo contrario los enormes problemas que recorren el país no sólo no se resolverán sino que se agudizarán.
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Fuente: La Jornada de Jalisco
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