De Veracruz a Acapulco
07/10/2011
Por: Francisco Rodríguez
No. No hay coincidencias en política. La militarización de Veracruz, seguida ahora por el establecimiento de un auténtico estado policiaco en Guerrero, son golpes directos de Felipe Calderón a la precampaña del priísta Enrique Peña Nieto quien ve así acotados a dos de sus alfiles en el tablero de la sucesión presidencial.
El veracruzano Javier Duarte fue el primero de los gobernadores del tricolor que, tras el video-auto-destape de Peña en el principal noticiero de Televisa --¿dónde más, si no?-- se sumó a la hasta hoy todavía frenada “bufalada” que, aún medrosa, ha salido a secundar las ambiciones presidenciales del ex mandatario estatal mexiquense. Y Duarte ya está pagando su “osadía”.
Ángel Heladio Aguirre, por su parte, debe su segundo arribo a la gubernatura guerrerense al propio Peña –aunque Marcelo Ebrard todavía se crea el hacedor de tal prodigio--, quien echó toda su carne al asador en aras de derrotar a Manlio Fabio Beltrones quien apoyaba al alcalde de Acapulco Manuel Añorve para que fuese el sucesor de Zeferino Torreblanca. Para las próximas elecciones federales, Aguirre operaría a favor de Peña en pago a los no pocos favores recibidos.
Pero tras la invasión federal de Veracruz y ahora de Guerrero, los dos alfiles del peñanietismo han quedado prácticamente neutralizados, sino es que hasta ya de plano inclinados a favorecer a quien Calderón diga que hay que favorecer.
Nada escapa a lo electoral o electorero, pues.
Calderón no da paso sin huarache. Desde ya, todas sus acciones, discursos y maniobras en lo oscurito están destinadas a minar a sus opositores del tricolor –subestima a los del sol azteca-- y el pretexto ideal es su guerra en contra de la delincuencia.
Desde que esta serie de meras escaramuzas fuese declarada, sin que en ello participara el Congreso, Calderón y sus vocingleros se han dedicado a denostar a los gobiernos estatales y a las policías municipales, a los que acusan mínimo de indolencia, sino es que hasta de complicidad con los mañosos.
Mera paja en el ojo ajeno, pues la realidad es que la viga en el de las instancias federales de dizque seguridad hubiese mantenido en pie a las torres gemelas de Nueva York tras los ataques de aquel septiembre 11.
Policías federales corruptos que se caracterizan como secuestradores –caso freso, el del comerciante juarense-- o hasta narcotraficantes, cual han sido señalados por empleados de AeroMéxico con quienes se coludieron para llevar drogas hasta Europa. Marinos y soldados que, órdenes son órdenes, violan a placer los derechos humanos. Y también secuestran. Y también trafican con drogas…
Pero es la complicidad en las alturas la que verdaderamente “¡está cañón!” Nada se hace en contra de determinados personajes o grupos delincuenciales. Por el contrario, se les protege y hasta se les crean condiciones para que desarrollen su trabajo a la perfección. Nada, tampoco, en contra del lavado de dinero, pues sabido es que en caso de atacarlo se caería, enterito, el teatro del “empresariado” –banqueros, financieros, industriales, comerciantes-- nacional. Y aún el de la fallida Administración que, entonces, no tendría impuestos qué cobrar.
Militarizar a Veracruz o convertir a Guerrero en un estado policiaco forman parte de la lucha electorera de Calderón en contra de los priístas –el blanco es el aventajado Peña Nieto--, donde el brindar seguridad a la sociedad o combatir a los delincuentes son meros pretextos.
Tal es lo que sucede ahora mismo y continuará aconteciendo los días y las semanas por venir. Calderón proseguirá con la invasión federal de los estados de la Federación. Ocupación naval, policiaco o militar. Se irán turnando.
Pero todo con un fin… electorero.
Índice Flamígero: A diferencia de Javier Duarte quien se ocupa 24/7 de los asuntos públicos veracruzanos, el guerrerense Ángel Heladio Aguirre se pierde la mayor parte del día, cualquiera de los días de la semana. Hay quienes dicen que siempre está “ubicable” en un casino acapulqueño. Otros, que siempre llega tarde a todos sus compromisos porque duerme hasta avanzada la mañana debido a los excesos de la noche anterior. La mayoría de los guerrerenses le festejarían la vida bohemia, de no ser por las enormes ancestrales carencias y claro, el creciente clima de inseguridad…
www.indicepolitico.com / pacorodriguez@journalist.com
Fuente: Indice Político
Difusión: AMLOTV
07/10/2011
Por: Francisco Rodríguez
No. No hay coincidencias en política. La militarización de Veracruz, seguida ahora por el establecimiento de un auténtico estado policiaco en Guerrero, son golpes directos de Felipe Calderón a la precampaña del priísta Enrique Peña Nieto quien ve así acotados a dos de sus alfiles en el tablero de la sucesión presidencial.
El veracruzano Javier Duarte fue el primero de los gobernadores del tricolor que, tras el video-auto-destape de Peña en el principal noticiero de Televisa --¿dónde más, si no?-- se sumó a la hasta hoy todavía frenada “bufalada” que, aún medrosa, ha salido a secundar las ambiciones presidenciales del ex mandatario estatal mexiquense. Y Duarte ya está pagando su “osadía”.
Ángel Heladio Aguirre, por su parte, debe su segundo arribo a la gubernatura guerrerense al propio Peña –aunque Marcelo Ebrard todavía se crea el hacedor de tal prodigio--, quien echó toda su carne al asador en aras de derrotar a Manlio Fabio Beltrones quien apoyaba al alcalde de Acapulco Manuel Añorve para que fuese el sucesor de Zeferino Torreblanca. Para las próximas elecciones federales, Aguirre operaría a favor de Peña en pago a los no pocos favores recibidos.
Pero tras la invasión federal de Veracruz y ahora de Guerrero, los dos alfiles del peñanietismo han quedado prácticamente neutralizados, sino es que hasta ya de plano inclinados a favorecer a quien Calderón diga que hay que favorecer.
Nada escapa a lo electoral o electorero, pues.
Calderón no da paso sin huarache. Desde ya, todas sus acciones, discursos y maniobras en lo oscurito están destinadas a minar a sus opositores del tricolor –subestima a los del sol azteca-- y el pretexto ideal es su guerra en contra de la delincuencia.
Desde que esta serie de meras escaramuzas fuese declarada, sin que en ello participara el Congreso, Calderón y sus vocingleros se han dedicado a denostar a los gobiernos estatales y a las policías municipales, a los que acusan mínimo de indolencia, sino es que hasta de complicidad con los mañosos.
Mera paja en el ojo ajeno, pues la realidad es que la viga en el de las instancias federales de dizque seguridad hubiese mantenido en pie a las torres gemelas de Nueva York tras los ataques de aquel septiembre 11.
Policías federales corruptos que se caracterizan como secuestradores –caso freso, el del comerciante juarense-- o hasta narcotraficantes, cual han sido señalados por empleados de AeroMéxico con quienes se coludieron para llevar drogas hasta Europa. Marinos y soldados que, órdenes son órdenes, violan a placer los derechos humanos. Y también secuestran. Y también trafican con drogas…
Pero es la complicidad en las alturas la que verdaderamente “¡está cañón!” Nada se hace en contra de determinados personajes o grupos delincuenciales. Por el contrario, se les protege y hasta se les crean condiciones para que desarrollen su trabajo a la perfección. Nada, tampoco, en contra del lavado de dinero, pues sabido es que en caso de atacarlo se caería, enterito, el teatro del “empresariado” –banqueros, financieros, industriales, comerciantes-- nacional. Y aún el de la fallida Administración que, entonces, no tendría impuestos qué cobrar.
Militarizar a Veracruz o convertir a Guerrero en un estado policiaco forman parte de la lucha electorera de Calderón en contra de los priístas –el blanco es el aventajado Peña Nieto--, donde el brindar seguridad a la sociedad o combatir a los delincuentes son meros pretextos.
Tal es lo que sucede ahora mismo y continuará aconteciendo los días y las semanas por venir. Calderón proseguirá con la invasión federal de los estados de la Federación. Ocupación naval, policiaco o militar. Se irán turnando.
Pero todo con un fin… electorero.
Índice Flamígero: A diferencia de Javier Duarte quien se ocupa 24/7 de los asuntos públicos veracruzanos, el guerrerense Ángel Heladio Aguirre se pierde la mayor parte del día, cualquiera de los días de la semana. Hay quienes dicen que siempre está “ubicable” en un casino acapulqueño. Otros, que siempre llega tarde a todos sus compromisos porque duerme hasta avanzada la mañana debido a los excesos de la noche anterior. La mayoría de los guerrerenses le festejarían la vida bohemia, de no ser por las enormes ancestrales carencias y claro, el creciente clima de inseguridad…
www.indicepolitico.com / pacorodriguez@journalist.com
Fuente: Indice Político
Difusión: AMLOTV
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