De las nuevas siete plagas del calderonismo-panismo, la corrupción e impunidad (las otras son: ineficacia, desempleo, más empobrecimiento, carestía y abuso del poder por el mal gobierno antirrepublicano, que aterra a la democracia directa con la manu militari) son el santo y seña de la administración religiosa desde la ilegitimidad presidencial. En esa pinza colabora la pandilla de la señora Gordillo, dueña del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Lotería Nacional, el Panal, Secretaría de Educación Pública (SEP) y el resto del poder que ha acumulado desde el salinismo
Moviendo su perverso ajedrez de cuotas millonarias, Gordillo (cada vez más deteriorada físicamente a pesar de sus hojalateadas, enderezadas y pintadas) ya designó por tercera vez director de la Lotería Nacional.
Ésta, maneja millones de pesos, una gran tajada sin control ni fiscalización y otorga publicidad al estilo de Max Cortázar: sólo a sus incondicionales.
El más reciente fue Miguel Ángel Jiménez Godínez (su yerno y quien manda en la SEP, donde Vázquez Mota y Lujambio son títeres de ambos). Era diputado federal del partido Nueva Alianza y solicitó licencia para ocupar, como interpósita persona, la dirección general de esa caja chica (desaparecida la partida secreta, y la otra caja chica es Pronósticos Deportivos, controlado por Germán Martínez, con su mozo de cordel Adolfo Blanco Tatto).
Jiménez Godínez, con esa bolsa millonaria se fue para Campeche y en una oficina de los Mouriño (donde estuvo presente Carlos Mouriño Terrazo) se reunió con encargados de la publicidad del Diario de Yucatán para proponerles suscribir contratos millonarios, con una condición: que el diario apoyara la campaña del Partido Acción Nacional (PAN) en Campeche.
Los representantes del diario rechazaron la corrupción e informaron del hecho, lo cual permitió el cuestionamiento del funcionario calderonista-panalista, hasta tenerlo en capilla para su destitución y, en su caso, deslindarle responsabilidades penales y administrativas.
Jiménez Godínez amenazó con demandar a quienes “me difamaron”.
Objetivamente nada exculpa al protegido de Gordillo.
Pagar con dinero público propaganda electoral lo hace presunto infractor. Lo hizo en Campeche, para promover al candidato de los Mouriño-PAN, pero según su dicho de que se ha reunido con otros medios de comunicación (El Universal, 15 de abril de 2009), supone que ha financiado propaganda favorable al partido calderonista.
El Diario de Yucatán publicitó la conducta del director de la Lotería Nacional, en un acto de transparencia para exhibir la corrupción, una más, desde las entrañas panistas. Es una verdad a voz en cuello que dentro del calderonismo se practica “el manejo indebido de fondos y recursos federales” para la construcción de mansiones de varios funcionarios panistas (como consta en la información sobre García Luna, ventilada por una reportera, y la que pronto se hará pública de otro funcionario calderonista).
El abuso para apoyar a candidatos del PAN, con el visto bueno de sus dirigentes, es para quedar “bien” con Calderón y su amistad con los Mouriño o sólo para continuar con la corrupción alentada desde las madrigueras gordillistas en complicidad con los panistas.
Hay que rastrear la epidemia de esa corrupción en Puebla, Querétaro y Aguascalientes, en donde Jiménez negoció contratos de publicidad, como en Campeche. En la corrupción desde el poder, los panistas están dispuestos a financiar sus campañas electorales con dinero público.
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