Astillero
Quedarse en el PRD
Colaboracionismo confeso
GaFelipe y la selección
Julio Hernández López
CONDECORACIONES. El presidente Felipe Calderón ayer en el Campo Marte, antes de imponer la condecoración Por la Patria al secretario de la Defensa Nacional, general Guillermo Galván Galván, por sus 50 años de servicio, y la de Preservación Excepcional al secretario de Marina, almirante Francisco Saynez MendozaFoto Francisco Olvera
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esús Ortega aceptó de muy buena gana el calificativo de colaborador que al PRD le encajó en días pasados el secretario felipista de Gobernación, Fernando Gómez Mont. El partido que por acuerdo de sus órganos de gobierno habría de resistirse a reconocer autoridad al ocupante de Los Pinos y a colaborar con él, ahora postula, según la tranquila confesión del jefe de los Chuchos, que no escatimará ningún esfuerzo para colaborar con todas las autoridades, incluido el gobierno federal. La aceptación del colaboracionismo –que antes provocaba falsa urticaria en el orteguismo– tiene como noble telón de fondo la guerra felipista contra el narcotráfico, cuyos golpes electorales recientes el máximo dirigente de la Nueva Izquierda S.C. (Sociedad Cooperativa) considera válidos y dignos de apoyo, ajenos a objeciones, limpios de cualquier inconveniente.
Al mismo tiempo que el impugnado dirigente formal de lo que queda del perredismo desnuda su siempre sabida condición de colaboracionista con el calderonato, se aviva una campaña que pretende acusar de traición a Andrés Manuel López Obrador por no apoyar a los candidatos del partido del sol azteca más que en dos plazas fuertes para el ex candidato presidencial, como son el Distrito Federal y Tabasco, y en cambio hacer proselitismo a favor de aspirantes registrados por los partidos Convergencia y del Trabajo. El tibio fogón chucho es atizado artificialmente para que se intente crear una oleada de protestas de un perredismo indignado por la postura sabida del dirigente del único movimiento social de verdadera oposición a la barbarie calderonista y eje del frente progresista que en los hechos ha dejado de ser tripartidista para ser sostenido sólo por Convergencia y el PT. Otro objetivo de los colaboracionistas mediáticos es promover que el tabasqueño quede fuera del partido identificable con el negro y el amarillo, ya porque un súbitamente ofendido Chucho Colaborador promoviera la expulsión de AMLO (proceso que difícilmente emprenderá el débil y pinoleramente mal pagado JO) o porque el tabasqueño por sí mismo pintara su raya del ahora PCD (Partido de la Colaboración Democrática).
A esas maniobras López Obrador contestó ayer con un par de palabras: me quedo. Esa permanencia voluntaria no representa un aval a la postura política de los encargados del entramado institucional perredista ni ignora el acelerado y aceitado corrimiento de la derecha novoizquierdista hacia el regazo del felipismo, pero es una apuesta táctica que pretende encarecer a los Chuchos el costo de la expulsión acariciada, evidenciar al máximo el entreguismo y la claudicación de los multimencionados Chuyes y tratar de rencauzar más delante, hacia otro canal organizativo, a bases sociales perredistas inconformes con la gerencia orteguista. Esas batallas laberínticas provocan, desde luego, confusión y hastío entre quienes están convencidos de que el PRD, como está, no representa ninguna opción digna de ser compartida, y que López Obrador debe dejar ya esos forcejeos de taberna partidista y anunciar la constitución de una opción electoral que si bien no podrá participar en 2012, conforme a las reglamentaciones con dedicatoria al lopezobradorismo que impulsaron los reformadores de Beltrones y apoyaron los opositores de Ortega, sí podrá encontrar formas imaginativas de participación en la próxima contienda presidencial y luego, ya en 2013, constituirse en nueva fuerza partidista. López Obrador, como dijo ayer, se queda, pero sólo lo que tácticamente le parezca necesario, a sabiendas de que este PRD ya ni siquiera es capaz de ocultar su colaboracionismo.
Astillas
El presidente del Consejo de Seguridad Pública, Felipe Calderón, reporta malos saldos de sus acercamientos con figuras o equipos deportivos. La salación más reciente llegó a Pachuca, pero antes hubo damnificados como aquel futbolista, ahora en el olvido, apodado El Kikín, o náufragos de la burocracia como el actual candidato panista a diputado, Carlos Hermosillo. Con múltiples antecedentes en contra, el antedicho licenciado F.C. persiste en tocar con su varita de suerte inversa a quienes gozan de su discutible preferencia. Y ayer, con la ayuda de su afanoso aliado, el entrenador Javier Aguirre, ha visitado a la selección mexicana que se alista para un partido contra El Salvador cuyo resultado definirá si los intereses comerciales que lucran con el equipo nacional participarán del banquete del próximo torneo mundial. Esa visita ha puesto a temblar a quienes adjudican a Calderón la condición de gafe, que es el adjetivo usado para referirse a una persona que es aguafiestas o da mala sombra (según el tumbaburros de la RAE): el verde enchamarrado GaFelipe que, si de verdad hubiera querido ayudar al negocio tricolor debería haber visitado a los salvadoreños en su reciente gira por allá... El secretario de Seguridad Pública de Nuevo León, Aldo Fasci Zuazua, dijo que, con sus operativos recientes contra el narcotráfico, a los dirigentes nacionales del panismo les importa más ganar una elección que la vida de la gente... Tardó décadas pero se dio la corrección histórica: la intrascendente OEA hubo de quitar las sanciones a Cuba que vergonzosamente había impuesto por orden de la jefatura imperial estadunidense. Hoy lo importante no es si La Habana rechaza la silla sin sentido que ahora le piden ocupar, sino el triunfo de una idea y el fracaso de un poder material, armado, hegemónico (no el de Obama, sí el de sus antecesores), que históricamente ha debido recular, por el cambio de línea en la Casa Blanca, desde luego, pero sobre todo por la conformación izquierdista de los principales mandos nacionales en Latinoamérica (con las excepciones notables de México y Colombia)... Y, mientras González Roaro se encamina a la Lotería Nacional, para beneplácito bancario de Elba Esther e impunidad concertada de Miguel Ángel Jiménez, el publirrelacionista fallido de Los Pinos, ¡hasta mañana, con la Cómer ya en riesgo de no seguir operando!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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