Martín Florencio Rivera, un maestro de 45 años, "fue asesinado de 25 puñaladas" en su casa de la capital después de haber estado en el velatorio de un compañero, Roger Vallejo, quien murió ayer a raíz de unos enfrentamientos con la policía, aseguró Juan Barahona, coordinador del Frente de Resistencia Contra el Golpe.
(EFE/VTV)
Otro seguidor del presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya, fue asesinado este domingo en extrañas circunstancias, en un crimen que los opositores al golpe de Estado del 28 de junio atribuyen a la policía, aunque ésta informó de que ha detenido a un adolescente como sospechoso.
Juan Barahona, coordinador del Frente de Resistencia Contra el Golpe aseguró que el homicidio de Rivera fue similar al de otro seguidor de Zelaya el pasado 25 de julio en el departamento de El Paraíso, cerca de la frontera con Nicaragua, donde simpatizantes del presidente Zelaya habían acudido ante el intento de éste de regresar al país por ese punto.
"Esto es producto de la represión del golpe de Estado, esto fue la policía, porque la policía mató a Pedro Magdiel (Muñoz), en El Paraíso, ellos mismos asesinaron hoy al compañero maestro Martín", denunció.
Sin embargo, el portavoz de la Policía Nacional, Orlín Cerrato, aseguró que "se detuvo a un joven de 16 años" por este crimen.
Cerrato explicó que Rivera murió enfrente de su casa entre la 01.00 y las 02.00 hora local (entre 07.00 y 08.00 GMT), cuando "en lo que iba bajando de su vehículo lo abordó el joven y lo agredió con arma blanca".
El sospechoso, Jefry Johan Hernández, fue arrestado "inmediatamente después" en una terminal de autobuses cercana al lugar del crimen, indicó el portavoz policial, quien agregó que todavía no se maneja ninguna hipótesis sobre el móvil del homicidio.
Rivera era velado hoy junto a Vallejo, el maestro muerto por el disparo de bala que recibió en la cabeza el jueves durante la ilegal represión policial para disolver una acción de protesta contra el golpe de Estado.
Otros dos seguidores de Zelaya, sólo uno de ellos identificado como Isy Obed Murillo, murieron el 5 de julio en incidentes con militares y policías en el aeropuerto de Tegucigalpa, cuya pista fue inhabilitada por el régimen golpista para impedir que aterrizara el avión que traía al mandatario.
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