La relección legislativa podría dar lugar a prácticas viciadas
La institución presidencial, dice, anda dando tumbos desde que el PAN llegó
El Edomex siempre ha sido la joya de la corona, reconoce el mandatario
Arturo Cano
Periódico La Jornada
Lunes 28 de junio de 2010, p. 2
Opuesto a la relección legislativa –aunque se dice dispuesto a aceptarla si a cambio se dieran mayores márgenes al presidente de la República–, el gobernador Enrique Peña Nieto Peña sostiene que la posibilidad de permanencia de diputados y senadores terminaría con una regla que dio estabilidad al sistema político durante mucho tiempo: baraja nueva cada seis años, e incluso abriría la puerta a la relección en otras esferas (la Presidencia, se entiende).
La aceptaría, insiste, si la reforma política buscara no sólo fortalecer al Legislativo, sino también dotar a la institución presidencial de armas legales parecidas a las reglas no escritas que permitieron a los presidentes del PRI hacer muchas cosas bien y con acierto.
Para ello es preciso, claro, fortalecer la institución presidencial, que anda dando tumbos desde que el PAN llegó a Los Pinos. Desde entonces, dice Peña Nieto, los pleitos entre el Legislativo y el Ejecutivo se han traducido en parches y enmiendas que tienen postrado al país.
Aquí, porciones de la entrevista con el político mexiquense.
–Porfirio Díaz supo, al igual que Juárez y Lerdo, que era imposible el equilibrio de poderes que la Constitución preveía. ¿Qué le dice ahora esta frase que usó en su tesis de licenciatura?
–¿Dónde dije eso? Seguramente está citado ahí. Bueno, quizá ya desde entonces puedo afirmar que creo en el sistema presidencialista, porque estoy convencido de que es parte de la cultura política del pueblo mexicano. Lo que puede hacer camino hacia la construcción de un Estado eficaz es el fortalecimiento de las instituciones democráticas y guardar los equilibrios entre poderes, enmarcados dentro de un régimen presidencial. A partir de la alternancia en la Presidencia de la República, sin duda nos quedamos sin reglas muy claras, muchas que venían de normas no escritas, reglas de facto…
–Poderes metaconstitucionales…
–Las reglas no escritas le dieron al régimen político una gran estabilidad durante más de 70 años, y permitieron que muchas cosas se hicieran bien y con acierto. También, lamentablemente, dieron lugar a que se cometieran abusos, excesos. A partir de esa experiencia (se requiere) normar o generar el andamiaje legal e institucional que permita guardar los equilibrios entre poderes, pero, insisto, en el marco de un régimen presidencial.
Eso pensaba ya el joven Peña Nieto, quien a los 25 años se tituló en la Universidad Panamericana, con la tesis El presidencialismo mexicano y Alvaro Obregón. Citaba el hoy gobernador a Venustiano Carranza, en su discurso ante el Constituyente de 1917, sobre la necesidad de una presidencia fuerte que superase el estorbo de facultades que el Legislativo arrastraba desde la Carta Magna de 1857. Por supuesto que el gobernador dice que el Legislativo de hoy no es tal estorbo, pero parece compartir la idea de Carranza: hay que darle armas legales al presidente para que no recurra a facultades extraconstitucionales, o legalizar las reglas no escritas, como se quiera ver.
Así llega el gobernador mexiquense al ejemplo de Benito Juárez: Usted recordará que Benito Juárez ejerció el poder con una gran autoridad, y mucho de lo que le tocó actuar a él fue bajo el régimen de facultades extraordinarias.
–Bien, pero estábamos en guerra con una potencia extranjera.
–Había guerra, pero fue mucho de sus facultades….
–¿Estamos en una situación así por la guerra contra el narcotráfico?
–No. Estamos en la oportunidad de definir bajo qué reglas queremos convivir. Sin duda hubo un parteaguas en la llegada de otro partido político a la Presidencia, y desde entonces no hemos podido construir las nuevas reglas. Se ha querido explorar, pero no hemos construido todavía mucho; hay una reforma política en curso, que no ha prosperado aún, y donde se tocan temas varios, algunos modelos que se pretende ensayar en México, que se acercan, yo creo…
–Al parlamentarismo.
–Sí. Soy de los que creen que hay que fortalecer la institución presidencial y la actuación de los otros poderes para que sí sirvan como un auténtico equilibrio y puedan, sobre todo, evitar que el Ejecutivo incurra en algún momento en abusos y excesos.
La generación pragmática
Enrique Peña no sólo nació en Atlacomulco, punto geográfico que remite a una de las alas históricas más activas del PRI. Sus lazos parentales con los ex gobernadores Isidro Fabela, Alfredo del Mazo Vélez, Salvador Sánchez Colín, Alfredo del Mazo González y Arturo Montiel Rojas desinflan la originalidad de los críticos que lo ven como la nueva envoltura del más viejo PRI. Él, en cambio, y a pesar de que no lo dice explícitamente, se asume parte de una generación que viene emergiendo y ocupa ya puestos claves. Algo me parece que les distingue, es el pragmatismo con el que actúan. ¿Qué le ha dado al PRI hoy mayor confianza y mayores aciertos? Que distintos espacios de la actuación pública, primero, han estado ocupados por gente joven y que ha actuado con gran sentido de pragmatismo, menos atada a paradigmas.
–¿Qué quiere decir con eso? ¿Qué igual podrían estar en el PRI, el PAN o el PRD?
–No a ese grado –quiere atajar Peña, aunque no parece disgustarle la idea de que sus pares del otro lado de la acera fueran políticos con quienes las cosas se pudieran resolver de manera más fácil y rápida.
Traza el gobernador los rasgos del pragmatismo que elogia: cree posible un acuerdo sobre las metas que debe alcanzar el país. Acordadas éstas con las otras fuerzas políticas, el siguiente paso sería que al presidente se le diera margen para definir las políticas que permitieran alcanzar las metas.
La relección legislativa se puede negociar
–Dejemos las diferencias entre el suyo y otros partidos. En el PRI hay desacuerdos de fondo en la mitad de los temas de la reforma política.
–Me defino antirreleccionista, pero si la relección abre la puerta para que se logre un consenso sobre temas que me parecen de mayor relevancia, pues exploremos entonces esa medida y probemos su eficacia. Tiene desventajas.
–¿Cuáles? ¿Que el presidente no pueda renovar su lista de legisladores, por ejemplo?
–No. Estaríamos privando o limitando la renovación de actores políticos. Si en países más desarrollados el nivel de relección entre los legisladores es de 90 por ciento, no ocurriría algo distinto aquí. Y si usted quiere hacerlo con los alcaldes sería exactamente igual. Me atrevería a adelantar que casi 100 por ciento de los presidentes municipales que intentaran su relección la estarían logrando.
–¿Por qué? ¿Porque llevarían la ventaja del presupuesto?
–¡Claro! Concretamente. Les da una ventaja el estar en una posición y tener el nivel de conocimiento que ya tienen.
–Sólo un candidato rico los podría enfrentar.
–Pues sí. No tenemos un desarrollo de nuestra economía que posibilite que la base social tenga la oportunidad de insertarse en esas actividades. Para muchos la política es además una actividad económica. La política sigue siendo en este país lo que fue en el siglo XIX: dedicarse a la milicia o la religión. Sigue siendo una manera que oxigena la movilidad y la capilaridad social. Y lo que pondría en la mesa es: cómo va a evaluar lo que es una actuación colegiada, cuál será el mecanismo para acreditar si el representante realmente ha cumplido o no.
–Si vota por el incremento al IVA o no, por ejemplo.
–No creo que tengamos hoy la condición socioeconómica, mientras no tengamos esa base construida…
–¿Por inmadurez de los electores, por falta de cultura política?
–No, no de los electores. De crecimiento económico y de mayor equilibrio social, de mayor igualdad social, que permitiera realmente una mejor evaluación de quiénes son sus representantes. (La relección legislativa) podría dar lugar a prácticas realmente lamentables, viciadas. No soy un oponente radical, tampoco me cierro. No soy un obsesionado de la no relección. Si abre la posibilidad de que se construya un consenso, la exploramos, si eso abre la oportunidad de transitar a una reforma que realmente fortalezca la actuación del Ejecutivo y que también le dé al Legislativo su espacio. Aunque estoy seguro que eso irá abriendo la puerta a que la relección se dé en otras esferas. Pero si algo dio estabilidad política a este país en los años en los que el PRI gobernó fue precisamente que había una renovación constante de su clase política. Cada seis años, baraja nueva.
La guerra sucia
–Dice que la guerra sucia va a continuar. ¿Lo sabe o la espera?
–Es una especulación a partir de lo que hoy se observa. En el mundo entero ya hasta hay despachos de expertos que buscan acreditarse como los mejores para hacer guerra sucia.
–Dirían algunos que usted está anticipando.
–Solamente especulo. Aunque habrá otras elecciones, el estado de México siempre ha sido la joya de la corona; por el peso y el impacto que tiene en el contexto nacional, siempre ha sido la madre de las batallas. Y lo que hoy observamos en las elecciones de 12 estados no es sino un ensayo y un buen laboratorio de lo mucho que estarán practicando en las elecciones de 2011.
Las elecciones de este año, un laboratorio rumbo a 2012, señala Enrique Peña NietoFoto Cristina Rodríguez
–¿Usted es frágil en una guerra sucia?
–He sido lo más abierto, transparente, lo más claro. El estilo de mi gobierno ha sido hablar de frente a la ciudadanía, con toda claridad, sin despertar falsas expectativas. Lo que hoy la gente aprecia y valora es que se le hable con verdad, el que uno sea auténtico y como tal se muestre.
–Pero es ahora, cuando se acerca 2012, que usted revela algunos pasajes de su vida privada.
–No es un tema. Me ha sorprendido, y ni tanto, el nivel de impunidad que se ha dado en la exhibición de este tipo de grabaciones, porque lo hacen con dolo, y además de manera tan abierta y cínica como si no estuviera esto sancionado por la ley. Uno es el contenido de las mismas (grabaciones), que para eso hay instancias para denunciar, y otro la exhibición.
–Dos presuntas ilegalidades.
–Sí, y lo peor de todo es que el partido en el gobierno las exhibe con tal lujo y de manera tan ufana, que sorprende que no haya autoridad que haga algo, no sé si sea porque se trata del partido en el gobierno. Luego tratan de desdecirse, y su servidor ha sido señalado.
–El mejor espía, según César Nava.
–No es otra cosa más que querer confundir, quitarse todos estos señalamientos. Afortunadamente creo que la sociedad es más crítica, está más involucrada en los procesos electorales, y creo que estas cosas no habrán de engañarla ni confundirla.
En una entrevista publicada recientemente, Peña Nieto habló de dos hijos que tuvo fuera de su matrimonio con Mónica Pretellini. Lo que está dicho, está dicho, remata, al jurar que ha decidido mantener sobre su vida privada un total y absoluto hermetismo, pese a que uno de los ingredientes que lo han colocado en el centro de la vida pública es la persistente exhibición de su vida privada en las pantallas y las revistas del corazón.
Las leyes en tiempos del PAN: parches que tienen postrado al país
El tema de Peña Nieto es la Presidencia fuerte, con varios nombres. Uno de ellos es construcción de mayorías legislativas, la fórmula para acabar con uno de los pecadillos de la transición: que desde la salida del PRI de Los Pinos se buscó cómo impedirle al Ejecutivo tener margen de actuación.
–¿Eliminar entonces el límite a la sobrerrepresentación y volver a la cláusula de gobernabilidad?
–La eliminación de la limitación a la sobrerrepresentación que existe, del ocho por ciento. Llegar a la cláusula de gobernabilidad pudiera ser cuestionable, creo que quizá no sea tanto, entramos ya a otro debate. Tenemos un régimen político tripartidista, es difícil que un partido tenga niveles superiores (de votación). Si son muy cercanos a 40 por ciento, le da (a un partido) suficiente legitimación para eventualmente tener una sobrerrepresentación mayor al ocho por ciento que actualmente la Constitución limita.
–Cuando habla de estabilidad se refiere a un país donde los presidentes llegaban con 80 por ciento de los votos, no con 35.
–Sí, porque no existía ni bi ni tripartidismo.
–¿Es posible ese presidencialismo fuerte de nuevo?
–Yo creo que sí, guardando los equilibrios…
–¿Presidencialismo puro?
–A ver, el presidencialismo que conceda la Constitución y que tenga los equilibrios con los otros poderes, pero sí dando margen al presidente para actuar y definir el rumbo. La verdad es que a partir de la transición nos hemos dedicado a una constante disputa, particularmente el Ejecutivo y el Legislativo, y lo único que se ha logrado son parches, enmiendas no suficientes, que me parece han mantenido al país postrado y con insuficiencia para crecer. De ahí que hay que buscar fórmulas en el pragmatismo puro.
–Sus críticos dirían, sin embargo, que los puntos a los que se opone son justo lo que apuntan al equilibrio de poderes.
–No estoy en contra de que se fortalezca el Legislativo, pero planteo que no sólo sea ese poder, sino que también se fortalezca el Ejecutivo. Auténticamente se ha fracturado el ejercicio del poder, y se han creado órganos autónomos que carecen de un mandato legítimo del pueblo, que derivan del Congreso. Partamos del pragmatismo que exigen las circunstancias. Lo que hemos logrado es que la última década ha sido la del peor desempeño de nuestra economía, incluso menor al que tuvo la famosa década perdida, esa década de crisis recurrentes que abrió mayor brecha de desigualdad.
–¿Los dos presidentes del PAN han debilitado la institución presidencial?
–Quienes tanto dinamitaron y atentaron contra la figura presidencial, cuando llegaron al poder al final de cuentas quisieron ejercerlo como lo habían hecho los del partido que tanto combatieron. Tanto Vicente Fox como el presidente Felipe Calderón han querido tener un ejercicio de la Presidencia como lo tuvieron los mandatarios del PRI. No advirtieron que el escenario político había cambiado. Porque mucho de lo que le daba holgura al presidente eran las facultades metaconstitucionales, que se fueron creando y fraguando en el curso de 70 años.
–Un punto donde se ve clara su resistencia es su oposición a la ratificación del gabinete.
–Y hay una razón.
–Que no garantiza la eficiencia ni la eficacia de los funcionarios, dice usted.
–El tema de la ratificación es un modelo cercano al parlamentario. Innecesario, porque en el nuestro, si es el presidente quien recibe el mandato del pueblo, su responsabilidad es unipersonal.
–¿Eso garantiza? Usted lleva 26 cambios en su gabinete.
–El responsable del desempeño de un gobierno será siempre el titular del mismo. Lo que deba hacer para mantener el buen desempeño debe dársele ese margen para que lo tenga, de lo contrario lo único que se hace es encarecerle los costos para una eventual negociación para lograr una ratificación. Y puede dar lugar a que no se cambie a un funcionario porque ya fue ratificado, e incurrir en otra posible ratificación, por un cambio, pues eleve los costos políticos y entonces se decida no removerlo.
Más que un presidente de la República que deba pagar esos costos políticos, a Peña Nieto parece seducirle la figura de Obregón, un presidente que, muerto su enemigo Carranza y ganador de los comicios de 1920, se halló dotado de la suficiente fuerza para iniciar algunas de las tareas que la Revolución le había señalado: reforma agraria, crecimiento de la economía, beneficios para los trabajadores, educación de las masas y modernización, como dice el manadatrio mexiquense en su tesis, que no oculta la admiración por Obregón, ese enérgico jefe del Ejecutivo.
Atenco, penas desproporcionadas
–La dirigente de Atenco América del Valle pide asilo, ¿para usted es sólo una información periodística o un motivo de preocupación? –se le pregunta al mandatario mexiquense.
–Es un episodio que ha marcado esta gestión –dice el gobernador Enrique Peña Nieto.
He explicado con toda amplitud qué elementos me llevaron a tomar esta decisión. Además, la opinión que tuvo la Suprema Corte sobre esta actuación estableció muy claro el legítimo derecho que tiene el Estado en uso de la fuerza para restablecer el orden y la paz. Se actuó con estricto apego a la ley, se procesó a las personas por las faltas cometidas en términos de lo que la ley prevé.
–Pero de los policías sólo uno permaneció en la cárcel unos pocos meses.
–Los delitos de que se acusó a unos y otros fueron completamente distintos. En todos los casos en que la actuación policiaca se reconoció que tuvo excesos, sus miembros fueron procesados.
–A los dirigentes les cargaron decenas de años.
–Quizá sí haya una desproporción en la pena, ésa es una opinión muy personal. La penas las impuso el juzgador y son las mínimas que la ley establece, aunque podrían, en mi opinión, si ser desproporcionadas.
–El juzgador no las dictó sobre la nada, sino sobre un expediente que ustedes integraron.
–Y acreditamos que el delito se había cometido. Me parece que la pena es desproporcionada, pero que se apega al principio de ley, a lo que ésta establece. Esto podría dar lugar a que eventualmente el legislador revisara si este tipo penal le merecen sanciones de este orden. Una modificación, al margen de lo que próximamente falle la Suprema Corte, pudiera darle un beneficio de ley a quienes fueron procesados al amparo de esta legislación. Pero ése es un tema que estará por verse.
–¿Hay órdenes de aprehensión contra los dirigentes de Atenco?
–No hay tales. Hay órdenes contra la señora Del Valle, que incurrió en una falta similar.
–¿No hay otras órdenes que no se hayan ejercido?
–No. Ésa ha sido una especulación que se ha venido dando, pero no hay ninguna otra orden de aprehensión.
Fuente: La jornada
Difusión AMLOTV
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