EDITORIAL
Un sonado triunfo del periodismo.
El que una Autoridad, como lo es la Junta de Conciliación y Arbitraje, en este caso de Jalapa, la Capital de Estado de Veracruz, haya emitido un laudo condenatorio a la Universidad Veracruzana por violar la Libertad de Expresión de uno de sus periodistas de radio, ordenándole su reinstalación, es un hecho insólito; derivado, por supuesto, de una acción a todas luces inaceptable.
El que en una Universidad, cualquiera que esta sea, se coarte la Libertad de Pensamiento, es absolutamente inadmisible. Toda vez que por si solo el hecho descalifica al centro de estudios como lo que es propiamente una Universidad, donde debe prevalecer la universalidad del pensamiento.
Y si a eso le agregamos que la violación a la Libertad de Expresión que ejerció la citada Universidad Veracruzana, fue a instancias del Clero católico. A como están hoy las cosas, el asunto no puede soslayarse de ninguna manera.
Sin poder soslayar que se puede tomar como burla o simple hipocresía que el propio Rector Arias Lovillo, haya otorgado últimamente tantos reconocimientos a periodistas por ejercer precisamente lo que el censura, la Libertad de Expresión.
Por lo que no es de extrañarse que el compañero periodista cuya Libertad de Expresión fue violada, le haya pedido al Rector Raúl Arias Lovillo, que renuncie. Toda vez que no puede considerarse aceptable que el Rector de una Universidad proceda de esa manera; y si es publica, menos
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