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Metralla electrónica
Venganza contra Proceso
El México de FC, según Wikileaks
Julio Hernández López
RESPONDE EL SENADO A CALDERÓN. Los senadores Manlio Fabio Beltrones, José González Morfín, Pablo Gómez y Carlos Navarrete durante la sesión ordinaria en el recinto de Xicoténcatl. Los coordinadores parlamentarios coincidieron en que el reclamo de Felipe Calderón no es pertinente, no corresponde a una relación de equilibrio entre los poderes, el Ejecutivo tiene que ser paciente y tolerante frente a los tiempos del CongresoFoto Guillermo Sologuren
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elevisa se afana en soltar metralla electrónica contra quienes denuncian u obstruyen sus negocios. Ya en septiembre pasado había disparado con hipócrita abundancia moralista contra el diario Reforma, en reprimenda por la cobertura dada allí a la ganga con que esa televisora y Nextel habían sido beneficiados en la asignación de frecuencias del espectro radioeléctrico. Luego, hace semanas, difundió conversaciones entre presuntos directivos de la industria farmacéutica y del Seguro Social respecto a una licitación de medicinas, supuesto acto de corrupción que no sólo resultó falso, sino que coincidió con el interés de la televisora en participar en ese mismo negocio mediante firmas asociadas y, en particular, en presionar a Miguel Ángel Toscano, el titular de la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris), algunas de cuyas decisiones han afectado a la firma Landsteiner, relacionada con un vicepresidente de Televisa, empresa ésta que además tiene intereses en el rubro mediante su participación en Genomma Lab.
Y ahora endereza peligrosas baterías contra Proceso y el reportero Ricardo Ravelo, especializado en asuntos de narcotráfico, al difundir partes de una declaración judicial de Sergio Villarreal, apodado El Grande, en la que éste asegura haber sido atacado por sistema hasta que pagó 50 mil dólares al periodista extorsionador. La base documental tomada en cuenta por la televisora es la misma que la revista usó, con portada dedicada al caso, para sustentar la especie muy difundida de que El Grande habría estado en la misma fiesta a la que Felipe Calderón asistió en 2006 en Torreón, Coahuila, para ser padrino de bautizo de Elsa, hija del senador panista Guillermo Anaya Llamas. Según el narcotraficante, quien había sido concuño del senador Anaya, éste lo presentó durante el festejo con el ya compadre Calderón.
Convertido en testigo protegido, El Grande habría hecho nuevas declaraciones ministeriales tres días después de la aparición de ese asunto en la portada de Proceso, en las que se diría dañado por las publicaciones del semanario y en especial por los ataques de Ravelo, a quien finalmente habría enviado 50 mil dólares para acallarlo (en la primera difusión de estas nuevas palabras del narcotraficante, Televisa dijo que se habían pronunciado el 4 de noviembre, aunque luego precisó que la fecha correcta era el 24).
Usando el argumento de que a Proceso se le estaría dando una sopa de su propio chocolate, al enderezar en su contra fuentes y criterios informativos similares a los que suele recurrir, Televisa ajusta cuentas con un medio de comunicación que frecuentemente le critica. Uno de sus reporteros, Jenaro Villamil, por ejemplo, ha puesto en circulación el libro titulado El sexenio de Televisa, Conjuras del poder mediático, en el que entre otras cosas se insiste en el tema de los brokers, es decir, las empresas pantalla, que “sin formar parte de sus subsidiarias, realizan los millonarios contratos de ‘asesoría en comunicación’ y venta de espacios publicitarios para los políticos mexicanos”, como Enrique Peña Nieto.
Pero, además, el ataque de Televisa al semanario seguramente da satisfacción a los encorajinados humores de Los Pinos por la difusión de parte del libro de Anabel Hernández, Los señores de la droga, en que se afirma que el difunto Juan Camilo Mouriño buscó a nombre del gobierno felipista la negociación con los jefes del narcotráfico mexicano para frenar la violencia ascendente.
La temporada de enojos calderonistas continuaba ayer, sin embargo, a partir de la anunciada difusión de algunos cables del gobierno estadunidense, captados por Wikileaks y luego repartidos a cinco publicaciones del mundo, en los que se abordaban tópicos mexicanos. De acuerdo con la radiografía hecha por la diplomacia gringa, el ocupante de Los Pinos es un angustiado suplicante de ayuda extranjera que es incapaz de meter orden entre sus fuerzas armadas y policiales y al que el control del país se le ha ido de las manos.
Los datos conocidos anoche muestran a una Marina triunfante, coincidente y manejada por la inteligencia estadunidense que le ha proporcionado pistas para captura y exterminio de narcotraficantes que el lento y poco audaz Ejército no desea cumplir. En todo caso, el secretario de la Defensa Nacional habría buscado la declaratoria de estado de excepción en ciertas partes del país, mientras el entonces secretario de Gobernación, Gómez-Mont, se oponía a la propuesta. Y Calderón deslizando sin pruebas que la campaña de AMLO podría haber sido financiada por Hugo Chávez. Y la convicción de los gringos de que en 2012 ganará el PRI. ¡Ah, San Wikileaks, quedamos en espera de los cables que hablen de los momentos críticos de las elecciones de 2006!
Astillas
Vicente Fox ha añadido a su colección de cinismo político lo que constituye una grave descalificación más del presunto triunfo electoral de Felipe Calderón en 2006. En Antena Radio, primera emisión, el conductor Mario Campos le preguntó: ¿Cargó los dados contra López Obrador? y el deslenguado ex ejecutivo de la Coca Cola contestó: Pues claro que sí, en lo que pude, claro que sí, y es democrático; por eso lo digo yo y lo dije: fue un segundo triunfo para mí. La ínfima diferencia de votos con la que de manera tramposa se adjudicó a Calderón un presunto triunfo, habría provenido de manera aún más cuantiosa de esas maniobras de alto nivel que en los hechos constituyeron una delictiva conspiración desde el poder para impedir el triunfo de una opción electoral progresista. Si a las cosas ha de llamárseles por su nombre, Vicente Fox Quesada es un delincuente electoral confeso, y Felipe Calderón Hinojosa el beneficiario consciente de esos crímenes cívicos... Y, mientras el jefe real del panismo abre las puertas a la posibilidad de que haya un candidato ciudadano en 2012, con guiño clarísimo a Juan Ramón de la Fuente, ¡feliz fin de semana!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx • http://twitter.com/julioastillero
Fuente: La jornada
Difusión AMLOTV
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