Viernes Contemporáneo
¿Calderón alcohólico? Que todo México se entere
Hace varios años, cuando Calderón era sólo uno de los tantos panistas que por ahí trabajaba con Fox, pero que no se perfilaba aún para ser precandidato a la presidencia por su partido, acudió el 12 de diciembre, junto con su familia, a la Basílica de Guadalupe. Esa mañana los del programa Hoy de Televisa estaban grabando su sección “Que todo México se entere”. Martha Guzmán, quien ahora da el pronóstico del clima en el noticiero que conduce Loret de Mola, era la encargada de preguntar a los peregrinos que asunto querían ellos que fuese del común para todos los mexicanos. Pasaban las señoras para que todo México se enterara que extrañaban a sus hijos que andaban de indocumentados en los Estados Unidos; pasaba la chica joven que quería que todo México supiera cuanto amaba a su novio; pasaba el joven para que todo México se enterara que se había ido de pinta; pasaba el vendedor ambulante para que todo México se enterará de su amor a la virgencita.
En una de esas que pasa Felipe Calderón, su esposa y sus hijos atrás de él. Martha Guzmán ni lo reconoció, le preguntó su nombre y le dijo: “Señor Felipe, ¿qué es lo que usted quiere que todo México se entere”? Calderón, simple como siempre ha sido, esbozó su sonrisa imbécil y dijo que deseaba que todas las familias mexicanas fueran muy unidas, particularmente en ese día. Martha Guzmán tal vez esperaba otro tipo de confesión, lo despidió y llamó a otra persona. El video de esa ocasión debe de estar en la videoteca de Televisa.
Calderón ya era funcionario público, por eso me extrañó que Martha Guzmán, quien no es ninguna genialidad, no hubiera reconocido a un funcionario del gabinete de Calderón. Yo sí sabía quién era él. Lo vi una vez joven en el programa Contrapunto de Jacobo Zabludovski. Fue parte del panel que compartió con otro joven priísta del que no quedó recuerdo. Ambos formaban parte de las juventudes de su partido y defendían las ideologías de la organización que los cobijaba.
Más adelante a Calderón lo recuerdo de diputado y de miembro del Comité Nacional del PAN. Por esos días el discípulo de Carlos Castillo Peraza lamentaba en las cantinas, con sus amigos, el hecho de no poder avanzar hacia la presidencia de su partido. Lloraba ebrio señalando que no lo dejaban llegar porque estaba muy chavo. Pero llegó, y llegó porque a Castillo Peraza se le ocurrió que podía contender en contra de Cárdenas para el ser titular del gobierno del DF. Al ser candidato Castillo Peraza, Calderón pasó a ser presidente de su partido. Pero Castillo Peraza perdió y cuando se encontró en el limbo político de la derrota buscó a su discípulo que no se dejó encontrar. “Andaba muy ocupado”, escribió Castillo Peraza, en reuniones etílicas con sus amigos. Esas cartas las publicó la revista Proceso y uno que otro mexicano se enteró de que Calderón, quien preside este país, pudiera tener problemas con el alcohol.
No se enteró todo México. El día que Calderón apareció con cabestrillo por una lesión en el brazo y con el rostro raqueado, se dijo que el señor se había caído de la bicicleta. Los más suspicaces dijeron que en realidad se había resbalado con “una cascarita de Bacardí”.
Del difunto Juan Camilo Mouriño está documentado su alcoholismo y las fiestas que terminaba en los restaurantes de Polanco donde quería meter a huevo a los mariachis para que le cantaran las de José Alfredo. Buena pareja hacían en altamar en esas reuniones exclusivas que llevaban a cabo los del círculo cercano del presidente.
Pero de eso sólo uno que otro se enteraba. Incluso la manta que desplegó el diputado Fernández Noroña en la Cámara pudo haber pasado desapercibida. Los noticieros oficialistas ya estaban anunciando que esa era sólo otra de las “payasadas” del rijoso diputado.
Pero, ¿en qué estado se ha de haber encontrado Calderón (¿crudo?) que, en el berrinche por descubrir un asunto que hasta ese momento no era del dominio popular, pidió la cabeza de Carmen Aristegui?
Pero cómo se les ocurre. Por supuesto el asunto se salió de su cauce y en las redes sociales, sobre todo en Twitter y en Facebook empezaron a hablar del tema. “Carmen Aristegui es despedida de su noticiero en MVS Radio por sacar a colación el asunto del alcoholismo de Calderón”. Al principio muchos la hicieron responsable por tratar un asunto del “rijoso diputado” Fernández Noroña. Pero empezó a circular el video del momento donde ella habla sobre el tema y en realidad ella trata con responsabilidad el asunto y señala que la presidencia haría bien en aclarar el asunto. Pero a la presidencia no le gustó que se tratara el asunto. Lo debió tratar como sus medios oficialistas, como Loret de Mola, López Dóriga, Ferriz de Con, Javier Alatorre, quienes sólo hablaron de las bravuconadas del diputado y pidieron que ese circo que se montaba en la Cámara terminara.
La noticia cundió por el prestigio que tiene la periodista. Era de esperarse. Se desbordó y en su momento el tema fue de lo más comentado en las redes sociales. Entonces todo México se enteró.
Ahora el secretario particular de Calderón, Gil Zuarth declara que todo es mentira, que el señor se levanta a las 06:00 de la mañana, hace ejercicio una hora y se pone a trabajar a las 08:30 horas y hasta las 22:00 horas. Pero dicha declaración resultó insuficiente.
No querían que pasara pero pasó. Fue como si Calderón, ese día que se paró junto a Martha Guzmán en el programa Hoy, hubiera declarado a los cuatro vientos su problema de alcoholismo. Fue como si se hubiera parado en el pódium de los Alcohólicos Anónimos y hubiera confesado a todos los mexicanos: “Soy Felipe Calderón y soy alcohólico”.
Armando Ortiz aortiz52@hotmail.com
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