Mi empatía con Patricia
12/09/2011
Por: Claudia Rodríguez
Patricia Hernández es una más de nosotros que corremos día a día contra el tiempo. Desde que amanece, Patricia como muchos más, se involucraba en sus tareas con el verdugo que cronometra cada minuto y que exige el cumplimiento de horarios.
Patricia como miles de mujeres, el martes de la semana pasada cerca del mediodía, abordó su vehículo particular para recoger del colegio a sus pequeños de tres y cinco años y no pensó que el destino le tenía preparada una puerta amarga y fúnebre.
El automóvil que conducía Patricia tuvo un grave percance con un camión oficial en donde viajaban ocho elementos de la Secretaría de la Marina Armada de México, y que formaba parte de un convoy de cuatro camiones que partió de Poza Rica, Veracruz con destino final en la Ciudad de México.
Sobre la vía México Pachuca –a la altura de Indios Verdes--, los vehículos; el de Patricia y el de la Marina colisionaron dejando como saldo fatídico en el lugar, cinco muertos. Cuatro marinos y un civil. Patricia salió herida y con el gran peso legal de ser la presunta responsable por lo que llaman “impericia de manejo”.
La secuencia para Patricia se ha venido complicando una vez que una cámara de video captó los últimos momentos de la colisión, y la volcadura de los dos vehículos en el sentido de contraflujo. Y más aún, cuando el fin de semana falleció otro marino que quedó mal herido en el lugar del percance y uno más permanece en estado grave.
Patricia, aún postrada en una cama de hospital por heridas en la cervical relata cómo vivió ella los segundos previos al impacto y también, que siente miedo porque a pesar de que no tuvo ninguna intencionalidad sobre lo sucedido, piensa que ellos son la Marina y ella una simple civil.
Tengo una gran empatía con Patricia sobre sus dichos de que previo al impacto, el vehículo oficial con el que colisionó la presionó --aumentando la velocidad e incluso haciendo un cambio de luces-- y que al tratar de cambiar de carril, lo último que sintió fue un fuerte impacto en la parte posterior izquierda de su vehículo.
¿Cuántos de nosotros no hemos sido testigos o vivido en carne propia alguna presión de los vehículos oficiales para quitarnos de su camino?
En mi caso, recuerdo cómo el tráfico vehicular se hizo lento por varios kilómetros sobre el Periférico norte cuando un convoy del Ejército impedía el uso total del carril de alta, logrando con esto, que ningún auto pudiera rebasarlos por la derecha. En otra ocasión, un convoy también de elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), me negó el acceso al cambio de carril por lo que mi ruta fue drásticamente modificada.
Pero nunca olvidaré un 16 de septiembre, justo en el paso a desnivel del Periférico rumbo al sur bajo la Avenida Reforma, en que viajaba con mi familia entera y un camión de la Marina se me cerró en dos ocasiones, obligándome a cambiar de carril sintiendo a la vez, que no tenía opción alguna, sólo de chocar con el carro de la izquierda y después con el muro. Tomé las placas del camión con la impotencia y el enojo en la garganta con la idea de denunciar el evento. Luego desistí porque igual que Patricia, sentí miedo.
Acta Divina… El primer comunicado de la Semar, tras el accidente en la carretera México Pachuca del martes anterior, en el que fallecieron cuatro de sus elementos, refería que “…se tiene conocimiento que un automóvil compacto embistió al vehículo naval, provocando que éste saliera de la cinta asfáltica y cayera en el carril contrario, con los lamentables resultados. Será la autoridad correspondiente la que integre las averiguaciones de ley”.
actapublica@gmail.com
Fuente: Indice Político
Difusión: AMLOTV
12/09/2011
Por: Claudia Rodríguez
Patricia Hernández es una más de nosotros que corremos día a día contra el tiempo. Desde que amanece, Patricia como muchos más, se involucraba en sus tareas con el verdugo que cronometra cada minuto y que exige el cumplimiento de horarios.
Patricia como miles de mujeres, el martes de la semana pasada cerca del mediodía, abordó su vehículo particular para recoger del colegio a sus pequeños de tres y cinco años y no pensó que el destino le tenía preparada una puerta amarga y fúnebre.
El automóvil que conducía Patricia tuvo un grave percance con un camión oficial en donde viajaban ocho elementos de la Secretaría de la Marina Armada de México, y que formaba parte de un convoy de cuatro camiones que partió de Poza Rica, Veracruz con destino final en la Ciudad de México.
Sobre la vía México Pachuca –a la altura de Indios Verdes--, los vehículos; el de Patricia y el de la Marina colisionaron dejando como saldo fatídico en el lugar, cinco muertos. Cuatro marinos y un civil. Patricia salió herida y con el gran peso legal de ser la presunta responsable por lo que llaman “impericia de manejo”.
La secuencia para Patricia se ha venido complicando una vez que una cámara de video captó los últimos momentos de la colisión, y la volcadura de los dos vehículos en el sentido de contraflujo. Y más aún, cuando el fin de semana falleció otro marino que quedó mal herido en el lugar del percance y uno más permanece en estado grave.
Patricia, aún postrada en una cama de hospital por heridas en la cervical relata cómo vivió ella los segundos previos al impacto y también, que siente miedo porque a pesar de que no tuvo ninguna intencionalidad sobre lo sucedido, piensa que ellos son la Marina y ella una simple civil.
Tengo una gran empatía con Patricia sobre sus dichos de que previo al impacto, el vehículo oficial con el que colisionó la presionó --aumentando la velocidad e incluso haciendo un cambio de luces-- y que al tratar de cambiar de carril, lo último que sintió fue un fuerte impacto en la parte posterior izquierda de su vehículo.
¿Cuántos de nosotros no hemos sido testigos o vivido en carne propia alguna presión de los vehículos oficiales para quitarnos de su camino?
En mi caso, recuerdo cómo el tráfico vehicular se hizo lento por varios kilómetros sobre el Periférico norte cuando un convoy del Ejército impedía el uso total del carril de alta, logrando con esto, que ningún auto pudiera rebasarlos por la derecha. En otra ocasión, un convoy también de elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), me negó el acceso al cambio de carril por lo que mi ruta fue drásticamente modificada.
Pero nunca olvidaré un 16 de septiembre, justo en el paso a desnivel del Periférico rumbo al sur bajo la Avenida Reforma, en que viajaba con mi familia entera y un camión de la Marina se me cerró en dos ocasiones, obligándome a cambiar de carril sintiendo a la vez, que no tenía opción alguna, sólo de chocar con el carro de la izquierda y después con el muro. Tomé las placas del camión con la impotencia y el enojo en la garganta con la idea de denunciar el evento. Luego desistí porque igual que Patricia, sentí miedo.
Acta Divina… El primer comunicado de la Semar, tras el accidente en la carretera México Pachuca del martes anterior, en el que fallecieron cuatro de sus elementos, refería que “…se tiene conocimiento que un automóvil compacto embistió al vehículo naval, provocando que éste saliera de la cinta asfáltica y cayera en el carril contrario, con los lamentables resultados. Será la autoridad correspondiente la que integre las averiguaciones de ley”.
actapublica@gmail.com
Fuente: Indice Político
Difusión: AMLOTV
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