lunes, 31 de agosto de 2009

El Monstruo



El Monstruo


Pastrana
En la historia de Mary Shelley, el doctor Víctor Frankenstein busca hacer algo bueno –prolongar la vida– y termina creando un monstruo. Con pedazos de criminales muertos deconstruye un hombre deformado, al que la gente temerosa persigue y apedrea.

La sociedad hace al monstruo. Saca su peor parte y le muestra un espejo brutal de lo que es. A Frankenstein, el monstruo lo destruye. Mata a su familia, lo persigue hasta el último rincón del mundo. Y termina destruyéndose a sí mismo.

Las comparaciones de este clásico con el Juanito de Iztapalapa son recurrentes y quizá acertadas. Pero hay algo que no estamos registrando: el monstruo es de todos.

Es muy fácil decir que a Andrés Manuel López Obrador le creció el enano. Con eso todos nos exculpamos todos de la responsabilidad. Sí, le creció. Y sí, independientemente de sus motivos, creó una cosa horrible, que ahora lo persigue a donde sea.

Pero el problema no sólo es de López Obrador. Es también de los iztapalapenses que votaron por él esperando que renunciara y de los políticos que quieren sacar provecho de la situación para desquitarse de AMLO (como si sólo él resultara dañado). Sobre todo, es un tema para reflexionar de los medios de comunicación, que en busca de la “nota” le abrimos los micrófonos y reproducimos sin cuestionar cada una de sus insensateces. No nos preguntamos qué estamos aportando a la construcción democrática del país.

Los periodistas somos un gremio paradójico. Reclamamos de los políticos actitudes éticas, responsables, y nunca nos miramos en el espejo para reclamarnos un poquito de lo que con tanto desdén demandamos.

Ayer, por ejemplo, ocho jóvenes fueron masacrados en China, Nuevo León, horas después de que un número igual fueron acribillados en Navolato, Sinaloa. Apenas estábamos registrando los últimos informes deplorables del barril sin fondo de la economía mexicana. La lista de asuntos que requieren nuestra atención es larga, pero los periodistas estamos ocupados con el último chiste de Juanito, que tiene largos espacios en la tele y portadas de periódicos.

¿Y eso, qué? , diría mi amigo El Santo. López Obrador le habrá dado vida al monstruo, pero los medios le damos de comer.

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