Informe Presidencial NO, Revocación del Mandato SI
Por Vulgo Culto
Sin empleo y gastados por el regreso a clases, muy probablemente lo que menos le importa a la gente este primero de septiembre, es el contenido de los legajos que integran el tercer Informe de Gobierno (sic) que Calderón presenta al Congreso de la Unión este año; saben que ese montón de papeles está saturado de mentiras que no le ayudarán en nada a resolver su situación de vida. Por eso, da lo mismo si ahora la ley le permite o no al espurio, dejar de presentarse en la tribuna del Palacio Legislativo de San Lázaro a leer su informe presidencial ante ambas cámaras. Quien quizá añore el antiguo formato es la seudo-oposición amarilla, por aquello de las divertidas que se ponía abucheando al mentiroso mayor del país durante casi dos horas, pero el mexicano de a pie que tiene que chambear duro para ganase la vida, está preocupado por su presente y por el futuro de sus hijos de manera más seria.
En ese sentido, el pasado 5 de julio, en las elecciones intermedias convertidas por el PAN en plebiscito presidencial, se les volteo el chirrión por el palito al es-purito y su partido al obtener una respuesta contundente del pueblo de México, quien no votó en blanco tanto como se esperaba, pero sí lo hizo decididamente en contra de las políticas calderonistas.
Si en México desde hace un tiempo para acá, la clase política neoliberal ya viene preparando el terreno para instaurar un régimen parlamentario, al estilo de la mayoría de los países europeos, en los que el presidente es simplemente una figura decorativa (aunque aquí un chaparro, feo y pelón no cumple con ese atributo) que no decide lo importante, sino que el verdadero poder político reside en el parlamento, entonces también hay que recordar que en aquel estilo de gobierno, cuando en una elección, referéndum o plebiscito, los resultados del partido en el poder son tan desastrosos como aquí lo fueron hace dos meses, el presidente se ve obligado a dimitir, o lo que es lo mismo se le revoca el mandato.
Pero no solo se trata de una situación de falta de carisma de un gobernante antipático, feo y alcohólico, sino que los resultados reales de la aplicación de sus políticas (que no son los que aparecen en su informe) son los peores en la historia de este país. Para muestra bastan unos cuantos botones: se tiene en México el nivel más alto de desempleo jamás alcanzado (la cuarta parte de las personas en edad de trabajar se encuentra sin empleo, no percibe salario o percibe un salario miserable, Encuesta Nacional de Educación y Empleo, Machetearte 1461 ), los niveles más altos de violencia nunca antes vistos (más de 11 homicidios intencionales diarios por cada 100 mil habitantes, 54 en un solo día, Forum,19 agosto 2009 ), una deuda pública incrementada al doble en menos de tres años de gobierno (4.3 billones de pesos totales, cada uno de los 107 mexicanos debemos $40,289.ºº, SHCP ), todo ello, en medio de la crisis generalizada más grande de toda la historia del país, por culpa de una política entreguista que le apostó a depender de la economía gringa, y obsequiarle la soberanía y la riqueza de nuestros recursos naturales, materiales y humanos. Pero dormido en sus laureles, el gobierno federal muy lejos de pensar en corregir el rumbo, destina un billón de pesos más para los festejos del bicentenario como si nada grave ocurriera.
Solos no se van a ir, tal y como los insurgentes expulsaron a los españoles en 1810, los juaristas a los franceses en 1867, los zapatistas a los porfiristas en 1910, y los estudiantes lo intentaron en 1968; hoy en la antesala del 2010, habría que repensar y empezar a discutir en los centros de trabajo, en las escuelas, en el vecindario, en las familias; una forma viable de organización popular que sea capaz de poder decir al gobierno espurio federal con todo su corrupto e incompetente gabinete: “lárguense todos o los sacamos”. Esa sería la mejor forma de festejar
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