Voltairenet 14 de Septiembre 2009
Miguel Badillo
Con argumentos como “la población me aclama” y “con la ayuda de Dios gobernaré Iztapalapa”, este singular personaje de la política, autollamado Juanito, no ha tenido empacho en echarse para atrás y negarse a cumplir el compromiso público que hizo para renunciar a la titularidad de la delegación. Su ambición, igual que les hace perder la cabeza a la mayoría de los políticos, lo ha llevado a desconocer hasta a su presidente legítimo Andrés Manuel López Obrador y sostener que para el 2012 buscará la candidatura a la Presidencia de la República, ¿por qué no?.
Al escucharlo hablar es inevitable recordar a otro personaje de la política mexicana que con frescura y cinismo inigualable abría la boca para hacernos reír por las constantes equivocaciones y mentiras en que incurría. Como si fueran almas gemelas, Fox y Juanito se parecen en su ambición de poder, en su deseo por ser presidentes, en sus intenciones de manejar recursos públicos, en sus ideas claras para gobernar, en su forma de hablar y hasta en traicionar los compromisos que hicieron.
Pero para no ser tan duro con Juanito porque aún no gobierna Iztapalapa, y con justo derecho otorgarle el beneficio de la duda, este hombre de Iztapalapa que aseguran ha dedicado parte de su vida a sacar de las calles a drogadictos y alcohólicos, asumirá el cargo de delegado con el beneplácito del PAN y del PRI, partidos que ven al nuevo político como un fiel aliado en contra de López Obrador, a quien no sólo le tienen miedo en la Presidencia de la República, sino que lo ven como un fuerte contendiente para las elecciones del 2012.
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