sábado, 17 de octubre de 2009

Gómez Mont y Felipe Calderón se ensañan con trabajadores de LFC




México SA
Gómez Mont y Felipe Calderón se ensañan con trabajadores de LFC
Regímenes especiales a grandes empresas birlan miles de millones al erario
Carlos Fernández-Vega

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Delitos financieros. Mark Kurland, uno de los socios de Grupo Galleos, es llevado a las oficinas de la FBI en Nueva York. El socio del grupo Raj Rajaratna fue detenido –junto con otros cuatro– y acusado de fraude y conspiración con uso de información privilegiada que generó ganancias ilegales por más de 20 millones de dólares, informaron fiscales y la FBIFoto Ap
U
n despistado que escuchaba la perorata del abogado corporativo disfrazado de secretario de Gobernación dijo a su compañero de banca, otro despistado: ¡cuánta razón tiene Fernando Gómez Mont!, cuando reconoce públicamente que el gobierno debió actuar mucho antes, porque se trata de una estructura ineficiente, y por ello onerosa, sostenida con los recursos de todos, amén de que son “pocos los beneficiarios… Nuestra labor como gobierno es revertir con responsabilidad los frenos al desarrollo y la desigualdad para ofrecer prosperidad compartida para todos los mexicanos”.

Honor a quien honor merece, decía el despistado a su amigo, pues es un acto de nobleza la del abogado, cuando ante los representantes de la CIRT reconoce todo lo anterior, porque sin duda los regímenes tributarios especiales, amén de ser onerosos y sostenerse con los recursos de todos los mexicanos, sólo los disfrutan pocos beneficiarios… Y así siguió desmenuzando el discurso de Gómez Mont, cuando alguien más atento dijo al despistado: no seas bruto, que el de disfraz de secretario de Gobernación ni por aproximación se refiere al asalto a la nación que año tras año comete el grupúsculo de grandes consorcios que no pagan impuestos, ni mucho menos al reconocimiento por parte del Sistema de Administración Tributaria (SAT), de que 400 grandes grupos empresariales (con ingresos por 5 billones de pesos, 40 por ciento del PIB mexicano) apenas pagaron 1.7 por ciento de impuestos (algo así como 85 mil millones de pesos, contra 1.5 billones que debieron pagar), cuando le correspondía no menos de 28 por ciento.

Así es, el abogado corporativo marca Segob siguió cabalgando en el caballito de batalla recién descubierto por el inquilino de Los Pinos y desinteresados fans que le aplauden en público y le pasan la factura en privado, es decir, una vez más defenestró a los malosos trabajadores electricistas y al SME que los agrupa, causantes de todos los males habidos y por haber, mientras exaltaba la octava nueva maravilla del mundo, o lo que es lo mismo la extinción de Luz y Fuerza del Centro, la otrora empresa paraestatal que en 2009 costaría a la nación (versión oficial) 40 mil millones de pesos en subsidios, cantidad casi 40 veces inferior al monto de impuestos que dejan de pagar los grandes grupos empresariales, de acuerdo con las cifras y el reconocimiento del SAT.

Esas son las pírricas victorias de Felipe El Rabioso: en cuestión de minutos, arrasó con 45 mil empleos permanentes, dejó a más de 200 mil mexicanos sin ingreso, destrozó una empresa paraestatal que tenía solución, sin mayor consideración pateó el avispero social, etcétera, etcétera, y todo para salvar a la patria por haber recuperado –según dice– 40 mil millones en subsidios, de los que al menos 50 por ciento destinará a liquidar extra legalmente a los trabajadores defenestrados.

A la mano tiene no sólo la oportunidad de ganar una batalla de real y gran alcance, sino de recuperar para la nación y sus finanzas públicas, destrozadas por el catarrito del calderonato, un monto 40 veces superior al que supuestamente se desviaba a LFC, es decir, más de un billón y medio de pesos en impuestos no pagados (dos tantos el hoyo financiero 2009-2010 del que tanto se queja, cuando menos en el discurso) por los grandes grupos empresariales que operan en el país, algo que tanto el despistado y todos los mexicanos identifican con lo dicho por Gómez Mont: estructura ineficiente y por ello onerosa, sostenida con los recursos de todos, amén de que son “pocos los beneficiarios… Nuestra labor como gobierno es revertir con responsabilidad los frenos al desarrollo y la desigualdad para ofrecer prosperidad compartida para todos los mexicanos”.

El problema es que al inquilino de Los Pinos, al abogado corporativo y a los poderosos grupos empresariales a los que sirven les vale una pura y dos con sal si los regímenes tributarios especiales le han costado a la nación, le cuestan, desarrollo, igualdad y prosperidad a los mexicanos. Lo importante, según ellos, es el show de Luz y Fuerza del Centro y sus 40 mil millones de pesos, sangría de recursos públicos que, dicho sea de paso, se identifica más con las cuentas especiales (léase que no pagaban el fluido eléctrico, con autorización de la junta de gobierno de la ex paraestatal) que gozaban esos mismos consorcios que evaden impuestos (y que sin duda seguirán gozando con la CFE como nuevo administrador) que con el nuevo caballito de batalla del Calderón.

Mientras el michoacano se retuerce tratando de convencer que 40 mil millones de pesos hundieron al país y provocaron el shock (Carstens dixit) de las finanzas públicas, el sistema de Administración Tributaria reconoce (en documento entregado a la Cámara de Diputados) que un puñado de empresas (el de siempre) evade legalmente alrededor de un billón 500 mil millones de pesos en impuesto sobre la renta, un monto –ese sí– para hundir al más plantado. Y son muy pocos los dueños de ese puñado de empresas que evaden impuestos por el equivalente a algo así como 15 por ciento del PIB. Pero el verdadero asalto a la nación (repiten los jilgueros de Los Pinos) no es el reconocido por el SAT, sino (¡atrás Satán maldito!) el contrato colectivo de trabajo de 45 mil electricistas.

En este contexto, los mexicanos han sido enterados que, por unanimidad, el peno de la Cámara de Diputados aprobó un punto de acuerdo de urgente y obvia resolución por el cual se solicita a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público provea de información real a esta cámara sobre las cien grandes empresas que no pagan impuestos en el país. La información será enviada a la comisión especial encargada de revisar los gastos fiscales de la administración federal, que actualmente rebasan los 500 mil millones de pesos al año (La Jornada, Roberto Garduño y Enrique Méndez).

A lo anterior se suma el reporte del SAT a los inquilinos de San Lázaro, en el que destaca la siguiente numeralia: como resultado del régimen de consolidación fiscal, empresas como las del sector de cosméticos pagaron impuestos por 220 millones de pesos, cuando tuvieron ingresos acumulables por 7 mil 600 millones; en 2008 las cadenas de autoservicio (Wall Mart, Comercial Mexicana, Soriana, por ejemplo) reportaron ingresos cercanos a 68 mil millones y apenas pagaron 6 mil en impuestos; y el mismo sendero utilizan cementeras, tiendas departamentales, cadenas automotrices, cerveceras, televisoras, empresas de electrodomésticos, de telecomunicaciones, refresqueras, constructoras, operadoras financieras, grupos hoteleros, empresas mineras, cigarreras, empresas de transporte, casas editoriales y compañías distribuidoras de maquinarias y equipos, entre otras.

Las rebanadas del pastel

Entonces, más seriedad a la hora de los discursos, o más atención por parte de los despistados.

cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx

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