Ni la Productividad, ni el Sindicalismo
Después de la Marcha, la verdadera lucha comienza
Por la Escuela de Cultura Popular de la OPC-CLETA
De gira por la república Calderón agradeció y felicitó a los dueños de las cadenas de radio y televisión (Televisa y TV Azteca) del país el seguimiento "objetivo, puntual y oportuno" a su decisión de liquidar Luz y Fuerza del Centro (LyFC).
Entre los felicitados están Héctor Aguilar Camín que en su columna del diario Milenio pone a los sindicatos como aquellos que “acumulan conquistas laborales mientras empeoran la calidad de su trabajo y el lugar donde trabajan”. Para este periodista los trabajadores mejorarán su productividad sólo cuando pasan a manos de empresas privadas como las de Slim: “El sindicato de telefonistas fue capaz de hacer su conversión histórica del sindicalismo improductivo de la empresa telefónica de otros tiempos, a la productividad y la modernidad incuestionables de la empresa telefónica de hoy.”
En una posición aún más extrema Carlos Mota del mismo periódico Milenio justifica el golpe al SME bajo la lógica del patrón que despide cuando no gana suficiente: “El gobierno está jugando el juego del capitalismo, y lo está haciendo bien. En cualquier organización empresarial, si las cosas no funcionan, los accionistas tienen el derecho de bajar la cortina. ( Going out of business; Everything must go) . Se acabó.”
Estas opiniones muestran que la información de los grandes medios asume una posición nada neutral ni objetiva: ponerse de lado de los patrones. Los sindicatos, los trabajadores son el problema, nunca los jefes, nunca los directivos, nunca los administradores. Si el negocio no funciona, despide a los obreros, a los sirvientes, a la plebe. Los patrones no pueden despedirse a sí mismos, porque ellos son los dueños, son los que deciden, son los que imponen sus medidas violentamente.
La estrategia mediática se hace evidente: poner a la población del lado de los patrones, esto es, de lado del gobierno, del lado de los empresarios; y contra los trabajadores, los sindicatos y los movimientos sociales. Poco importan que por ejemplo, los magistrados de la suprema corte tengan privilegios multimillonarios en sus prestaciones que incluyen previsión social, prima quinquenal, compensación por presidencia, compensación por decanato, ayuda de aportación para el seguro de separación individualizado, apoyo al ahorro, prima vacacional; ayuda para el fomento de la cultura de la legalidad y eficiencia administrativa, aguinaldo, día de la madre y ayuda para comprar anteojos, que suman un ingreso individual de casi 3 millones de pesos anuales, cifra similar a la que recibe el presidente, los secretarios, los diputados, y senadores.
Importa aún menos que se queden sin empleo 60 mil trabajadores con sus respectivas familias, ya que “se lo merecen”, dicen estos “objetivos” y “oportunos” periodistas.
Los medios invitan a ver en cada “derecho laboral” un “privilegio” del sindicato, dejando de lado los verdaderos excesos y opulencias de los que gozan los patrones y gobernantes. Claramente la ofensiva mediática busca manipular el hartazgo popular de los malos servicios públicos, contra los trabajadores y nunca contra los altos funcionarios, los gobernantes o los empresarios.
Por otro lado, el Gobierno de Calderón tiene cuidado de que la liquidación de Luz y Fuerza y el ataque al SME, aparezcan como medidas causados por un problema de “productividad” y “eficiencia” y no por una estrategia política neoliberal contra sus adversarios.
Sin embargo, si el problema fueran las quejas e inconformidades con el servicio, el Gobierno tendría que haber empezado con la liquidación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), quien es según PROFECO, la empresa con mayores quejas, a la que le sigue Telcel, Telmex; Nextel y Neoskin, es decir empresas privadas y sin sindicatos.
Le cuesta trabajo al gobierno calderonista mantener la idea de que no es un ataque a un sindicato adversario. Ante la pregunta de si aplicarán la medida contra el sindicato de maestros de Elba Esther Gordillo o el de petroleros de Romero Deschamps, el secretario de Gobernación Gómez Mont justificó que no tocarán a estos sindicatos porque “ están haciendo un esfuerzo ”, manifestados según él, en “ una primera generación de reformas para modernizar Pemex y hacerla más eficiente y en el caso magisterial, el Acuerdo por la Calidad Educativa”.
Así pues, el problema no es sólo el sindicalismo, los “privilegios laborales”, ni tampoco la “productividad”, sino golpear al sindicato de oposición más importante y fuerte que tiene enfrente el régimen panista, priísta e incluso perredista y abrir políticamente el terreno a la privatización económica, en este caso de la producción y distribución de energía. Y es que hay que recordar que el SME ha sido fundador del Dialogo Nacional, y siempre mantuvo su apoyo a movimientos de lucha sociales, campesinos, estudiantiles, obreros, indígenas, etc.
Quizás sea por esta actitud crítica, que con excepción del PT y Convergencia, el resto de los partidos representados en la Cámara de Diputados, incluido una parte traidora del PRD, bloquearon el pasado 14 de octubre, la presentación de la controversia constitucional contra el decreto presidencial que extinguió a Luz y Fuerza del Centro, negando el cauce legal y promoviendo un encono social mayor.
Por supuesto Calderón y sus funcionarios han declarado que no hay intenciones de privatizar la producción y distribución de la “electricidad”. Sin embargo nunca han sido precisos con respecto a la privatización de los más de mil kilómetros de “fibra óptica” que representan un jugoso negocio de 6 mil millones de dólares y sobre los que ya hay intereses privados.
Aunque los patrones y gobernantes en turno le están apostando al repudio mediático contra los trabajadores y a la división y el desgaste dentro del sindicato, su última carta será siempre la vía de la represión policial y militar generalizada o focalizada.
Es por esto que la marcha de este jueves será histórica, no por sus magnitudes, sino por lo que desencadene en el seno popular, con asambleas populares, brigadas de información, boicots, autodefensas populares, etc., que no sólo generen la derogación del decreto, sino la misma renuncia de Calderón. Si en tiempos de paz la unidad de la lucha y el movimiento social parecía una buena intención, hoy se vuelve la única salida ante una inminente etapa de fascismo (represión de toda oposición) y la única vía para construir un verdadero cambio político y económico.
A partir de ahora, la dinámica política y económica del país, dependerá de la victoria o derrota del pueblo y del SME, ante el Neoliberalismo y la Violencia que representa Calderón.
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