Dará financiamiento barato a grandes corporativos y se especulará con el ahorro, señala
Invertir dinero de Afore en obras es sólo una ocurrencia del Presidente: experta
Si se triplican fondos, las ganancias serán para administradoras, dice la especialista de la UNAM
El fracaso del sistema de pensiones se evidenció más con la crisis, señala la investigadoraFoto La Jornada
Susana González G.
La pretensión del gobierno federal de utilizar las pensiones de los trabajadores en inversiones para proyectos de infraestructura sólo implicará otorgar financiamiento barato y sin ningún riesgo a grandes corporativos del país, a costa del ahorro de trabajadores, que no tendrán garantía de que su dinero no correrá riesgos, advirtió Berenice Ramírez López, especialista del Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) de la UNAM.
Tal es la importancia del ahorro en pensiones, precisó, que ya representa el 8 por ciento del producto interno bruto (PIB), pero mientras las administradoras de fondos para el retiro (Afore) y las sociedades de inversión especializadas en fondos para el retiro (Siefore) han obtenido una rentabilidad acumulada de 7.5 por ciento, la correspondiente a los trabajadores sólo ha sido del 1.5 por ciento, debido a que las constantes pérdidas o minusvalías que se registran en los fondos sólo se reflejan en sus cuentas, y no afectan las ganancias de dichos organismos.
Así ha ocurrido desde hace 12 años cuando se creó el actual sistema de pensiones, cuyo fracaso se evidencia aún más a la luz de la actual crisis económica, por lo que la investigadora señaló que no hay elementos para pensar que las cosas cambiarán.
La iniciativa del presidente Felipe Calderón, consideró, sería adecuada pero no en un contexto donde prevalece la falta de credibilidad y transparencia de las instituciones públicas y cuando la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) está bajo investigación por el manejo de información privilegiada. En tales condiciones consideró que se trata de una ocurrencia del Presidente y una medida desesperada en su afán de allegarse recursos de donde sea ante el desplome de los ingresos fiscales.
Subrayó además que el Plan Nacional de Infraestructura (PNI) que el mandatario federal lanzó desde enero de 2008 no ha avanzado y hay subejercicio del presupuesto en varias dependencias públicas, por lo que planteó que antes de echar mano de las pensiones de los trabajadores, la administración de Calderón debe rendir cuentas al respecto.
Ramírez López invalidó el ofrecimiento del Presidente en torno a que los trabajadores triplicarán sus ahorros, pues dijo que carece de cualquier fundamento en la realidad, la cual ha demostrado que con el sistema vigente sólo se registran pérdidas o minusvalías en sus ahorros, principalmente de 2007 a la fecha, mientras que las Afore y Siefore siguen ganando.
Así que, dijo, si las ganancias se triplican serán para las administradoras y sociedades de inversión, pero también para el centenar de grandes empresas que cotizan en la BMV, porque es el mecanismo que permite la legislación actual para invertir las pensiones y ello implicará que los recursos no llegarán a las pequeñas y medianas empresas del país para impulsar la economía y el mercado interno.
A diferencia de otros países, donde las pensiones se invierten en infraestructura, en México no existen garantías mínimas para que el trabajador obtenga rendimientos de por lo menos entre el 3 y 4 por ciento.
Desde el principio, dijo, se hubiera creado un fondo de pensiones de administración pública que destinara los ahorros a la inversión productiva, como ocurre en otros países, pero plantear tal iniciativa ahora demuestra que la reforma de pensiones ha tenido resultados negativos.
Insistió en que la legislación actual no establece una corresponsabilidad de las Afore o Siefore ni las empresas que utilizan dichos recursos y cualquier pérdida recae sólo en los ahorradores, por lo que sus pensiones estarán en riesgo si es que se aprueba la propuesta presidencial.
El Ejecutivo debe precisar, señaló, a qué obras se destinarían los recursos, pues existe una amplia experiencia de proyectos fallidos, donde se gastaron recursos públicos y se rescataron a empresas particulares, como fue el caso de las carreteras.
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