Las revistas, fuera de la publicidad gubernamental
En octubre el gobierno federal suspenderá el gasto de publicidad en todas las revistas del país. Y así, en esos términos y hasta nuevo aviso, fue la instrucción que recibieron los funcionarios de las dependencias desde la oficina de Comunicación Social de la Presidencia de la República.
Durante varias semanas el director de esta revista buscó información oficial al respecto pero los canales de comunicación, al menos con etcétera, están rotos. Sin embargo, estamos en condiciones de asegurar que la decisión ya se tomó: así nos lo han dicho los responsables del área respectiva de ocho secretarías de Estado pero, sobre todo, eso consta en la falta de anuncios en las publicaciones semanales y mensuales.
Los funcionarios nos pidieron omitir su nombre y nosotros creemos que su solicitud es justificada. Por eso nos hacemos responsables de esta información que es al mismo tiempo una denuncia. Desde la oficina de la Presidencia de la República no les expusieron razones o justificaciones, simplemente les ordenaron no contratar publicidad alguna en las revistas y continuar con la promoción de las tareas del gobierno en los medios electrónicos y, en menor medida, en los periódicos.
Advertimos que la crisis económica del país implica, sin duda, la necesidad de hacer recortes en los recursos que se orientan al rubro de la publicidad, entre otros, pero en este caso no aludimos a una política integral del gobierno para decidir al respecto. Según el presupuesto federal actual destinado a campañas publicitarias, las revistas concentran aproximadamente el mismo porcentaje desde los últimos tres años, o sea, el 2.4% del gasto total que en 2009 asciende a 3 mil 704 millones, 245 mil 185 pesos. De ese tamaño es la importancia que esta administración le ha dado a las revistas. Pero el dato es aún más revelador si lo contrastamos con el 16.67% que de ese monto el gobierno federal destinó para anunciarse en medios impresos y electrónicos internacionales. Sobra decir que las empresas de radio y televisión privadas concentran alrededor del 50% de esos casi 4 mil millones de pesos.
El lector puede revisar más cifras al respecto en nuestro portal. Todas son oficiales. Es decir, fueron obtenidas con base en la ley de transparencia. Ahora destacamos una decisión política tomada en sigilo, porque carece de bases intelectuales y éticas y porque representa el riesgo de la desaparición de proyectos editoriales de diversa índole que hay en el país, entre éstos se encuentra, claro está, etcétera. Pese a ello, estamos lejos de defender cualquier tipo de privilegio que, por lo demás, sería insultante dadas las carencias que hay en el país en aspectos tan sustanciales como la pobreza, que se ha visto notoriamente incrementada durante esta administración presidencial. Nuestra postura ahora es la misma que hemos sostenido desde hace poco más de siete años y es que el país tenga un cuadro normativo que delimite el gasto y regule la asignación de publicidad que ahora se orienta de manera arbitraria. Por supuesto que una ley al respecto también implica obligaciones a los medios en relación con su función social, su audiencia, tiraje y ventas de ejemplares, por ejemplo. Estamos prestos a una reflexión como ésa y a cumplir todos los compromisos, pero no a ser acallados.
Convocamos a todos los medios de comunicación a impulsar que en el Congreso se resuelva una ley al respecto. Pero, mientras tanto, también convocamos a todos los lectores y a los potenciales anunciantes de las otras esferas públicas y privadas, a que respalden la existencia de los medios de comunicación que consideren que tienen algo que ofrecerle al país. Hacemos el compromiso público de que si en un marco normativo esta revista no cabe, sus integrantes sabrán dar un paso al costado, mientras tanto emplearemos todas nuestras energías para evitar que avance esa decisión del gobierno federal, que no tiene otro rumbo más que el terreno desolado del pensamiento, las ideas y la creatividad.
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