De la Lámpara de Diógenes:
Justo al dar las cuatro y media de la tarde el contingente formado por miembros del STUNAM, otros sindicatos y uniones de trabajadores, incluída la siempre energética participación del SME, avanzaron desde el Monumento a la Revolución cruzando la avenida Paseo de la Reforma para rápidamente colmar la avenida Juárez con las pancartas, gritos y consignas de siempre. Algunos comercios eran tapiados de prisa, mientras la vanguardia de esta marcha avanzaba rumbo hacia el Eje Central para adentrarse por la calle de Madero hasta el Zócalo de la Ciudad de México.
Transcurrida una hora, cientos de granaderos de la Secretaría de Seguridad Pública del Gobierno del Distrito Federal (SSP-DF) empezaron a ser desplegados sobre las dos aceras del tramo del Eje Central hasta su entronque con la calle de Tacuba y la Avenida Hidalgo.
La marcha de los trabajadores había desaparecido casi por completo entre el edificio del Banco de México y la Torre "Latinoamericana" cuando se comenzaron a escuchar las primeras voces con la consignas que acompañaban de norte a sur por el Eje Central a la marcha que había salido desde la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco y en la que venían el Comité 68, estudiantes de varias escuelas de la UNAM y el IPN y varias personas más.
Al cuarto para las seis de la tarde se desató algún conflicto a un costado del edificio de Correos. Varios objetos eran arrojados hacia lo que era el "foco" del evento, que era reconocible además por la cantidad de cámaras de video y fotofija que señalaban con sus objetivos el lugar. Algunas banderas, de fondo negro o rojo con la letra "A" dentro de un círculo ondeaban en la cercanía del sitio, entre el ocasional humo dejado por un petardo al explotar.
A las 17:48 los granaderos de la SSP-DF se colocaron a través del Eje Central formando una barrera que impedia el avance de esta columna de la marcha. En esos momentos las personas que habían ocasionado el zafarrancho metros atrás llegaban frente al edificio del Banco de México y exigían que se les dejara pasar.
Varios aprovecharon esta interrupción para grafitear la esquina con Avenida 5 de Mayo. Segundos más tarde una columna de granaderos llegó para proteger las paredes de piedra del edificio.
Ya en posición a lo largo y a través del Eje Central, a las 17:51 los granaderos avanzaron empujando a este grupo de la marcha hacia la explanada del Palacio de Bellas Artes. Numerosos objetos eran lanzados por los manifestantes y eran repelidos por los policias con sus escudos de plexiglas. Aunque la mayoría de los proyectiles se trataban de latas de refresco o botellas con agua, también les lanzaban piedras, cuadernos, pancartas y varios petardos.
Durante estas ofensivas al menos tres individuos fueron detenidos por las fuerzas del orden quienes rápidamente se los llevaban, mientras los reporteros y fotógrafos intentaban a toda costa sacar "la nota" y "la foto".
Poco después de las seis de la tarde los granaderos reciben orden de abrir la circulación del contingente sobre el Eje Central. Minutos más tarde son retirados también los granaderos que impedían el paso desde frente del Palacio de Bellas Artes hacia la avenida, replegándose a lo largo de las jardineras de la explanada. Esto es aprovechado por los manifestantes para iniciar una nueva ofensiva contra los granaderos, quienes sorpresivamente salen de la protección de los escudos para repartir toletazos algunos agresores para intentar detenerlos. La marcha comienza a circular pasando a un lado de estas acciones.
En esos momentos, mientras grababa esta gresca, de reojo vi pasar un objeto no mayor a un ladrillo, de color amarillo, que fue arrojado desde donde se encontraban los manifestantes y que fue a estrellarse contra el pavimento del Eje Central, justo enfrente de un grupo de granaderos. El acre olor rápidamente afecto los ojos y garganta de los que ahí nos encontrábamos. Al alejarme, logré ver a varios policias afectados también por polvo amarillento, ya que nadie de los cientos de granaderos que se encontraban en un radio de cincuenta metros del sitio del incidente tenía protección contra gases lacrimógenos.
A pocos pasos encontré una camioneta de Protección Civil cuyos tripulantes se encontraban ya auxiliando a una niña de unos siete años y a varios ciudadanos más que habían sido afectada por el gas. Rápidamente me brindaron ayuda e información: al platicarlo tanto con ellos como con algunos granaderos todos coincidieron que el "gas" probablemente había sido fosfato monoamónico, de color y olor característicos, que puede ser utilizado con esos fines por su gran toxicidad.
De regreso, a las seis y cuarto, los contingentes de varias escuelas desfilaban haciendo gran esfuerzo por establecer vallas humanas para aislarlos de más incidentes violentos y provocadores. Definitivamente fue la tarde de "un día soleado".
Muchas más fotografías en la Lámpara de Diógenes.
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