La dignidad electricista
Los primeros minutos fueron como la conmoción que se vive a la muerte de un ser querido, frente a la infamia de quien prometió ser el presidente del empleo y de un plumazo había dejado sin trabajo a 44 mil trabajadores de Luz y Fuerza del Centro. Horas después nos enteramos que nuestro dolor y sufrimiento había sido “por el bien de México”; pues ganar entre 160 y 235 pesos diarios y gozar de prestaciones por arriba de los mínimos de la Ley Federal del trabajo, y una jubilación digna eran privilegios causantes de la quiebra financiera de LFC. Una horrorosa mentira.
Carmen con siete meses de embarazo y ocho años de Secretaria en LyFC fue echada a la calle, pero la primera dama le recomendó “se creativa y utiliza tu liquidación para poner un changarrito”. Raúl, con una familia de siete miembros y más de 20 años de antigüedad e incapacitado por un riesgo de trabajo, perdió su trabajo “por el bien de la Nación”. La lista de agravios e infamias de Calderón en contra del SME y sus trabajadores es enorme.
Como Carmen y Raúl, miles de electricistas perdimos algo o mucho de nuestros sueños cuando nos despidieron injustificadamente, para preservar “los derechos de la Nación”. Por días nos sumimos en la tristeza y en la depresión. Muchos se liquidaron presionados económicamente. Pero los que resistimos superamos la conmoción y salimos fortalecidos, dispuestos a resistir y luchar hasta el final. Hoy estamos convencidos que vamos a ganar porque tenemos la razón. Calderón y su patético bufón pensaron que con su ilegal, inconstitucional e inmoral decreto nos iba a derrotar por hambre y necesidad. Nos robaron nuestro empleo –que vamos a recuperar–, golpearon nuestros sueños, pero nunca pudieron arrebatarnos eso que alumbra nuestras conciencias y corazones: la dignidad electricista. Los días de Calderón están contados y concluyen a más tardar el 30 de noviembre de 2012. El SME vive gracias a miles de hombres y mujeres que escogieron el camino de la digna rebeldía.
Fuente: El Periódico
Difusión AMLOTV
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