miércoles, 20 de enero de 2010

De las invitaciones de don Felipe.


EDITORIAL


De las invitaciones de don Felipe.

Las invitaciones para combatir a la delincuencia organizada y a sacar adelante al País que constantemente hace el señor Calderón, dan pocas esperanzas de cambio; si acaso, a muy largo plazo, según dicen los especialistas.

Amén de que hacen ver que don Felipe no puede solo con el paquete (lo de amén es para estar acorde con los tiempos oscurantistas que se avecinan a pasos agigantados.

Ayer se entrevistaron en Los Pinos los obispos de la CEM con Calderón, que nada más no entiende que somos una Nación laica, le guste o no le guste.

Pero los grandes cambios no necesariamente tienen que irse construyendo poco a poco; los grandes cambios pueden hacerse de la noche a la mañana, solo hace falta voluntad para hacerlos.

Nuestro México cambió con la simple decisión de don Felipe de haberle declarado la guerra al narcotráfico, guerra que, por cierto, es anticonstitucional pues el Senado no la aprobó.

Si el michoacano que vive en Los Pinos verdaderamente quiere cambiar las condiciones en que vivimos todos los mexicanos (“Para vivir mejor”) que despenalice las drogas, lo que ya es un clamor popular.

Y automáticamente pasará a la Historia con mucho mejor calificación que la que seguramente tendrá si no lo hace y continúa esta absurda batalla que está más que perdida.

Si quiere transformar a nuestro México, que lo haga. No está en las manos de los ciudadanos el cambio. No somos una sociedad lo suficientemente consciente para llevarlo a cabo.

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